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Paro nacional cafetero en Tolima
“Estamos ante una dictadura militar, el gobernador está anulado”
Nelson Lombana Silva / Sábado 2 de marzo de 2013
 

Ayer, se recrudeció la represión del Esmad y la Policía contra los campesinos ubicados en el barrio Boquerón de la ciudad de Ibagué. En forma inmisericorde lanzaron gas lacrimógeno, bombas de aturdimiento y garrote sin contemplación alguna; no respetaron – una vez más – a los niños, los jóvenes, las mujeres y los ancianos.

Una tractomula fue incinerada al parecer por inteligencia militar disfrazada de campesina, luego vino la provocación de subir y bajar encaravanados decenas de agentes de policía y del Esmad, más tarde la misma policía ubicada en el puente de la variante comenzó a lanzar piedra, casi somos víctimas de una de esas con el escolta y finalmente vino la agresión directa con las mismas armas y con la misma sevicia de los días anteriores.

En esta oportunidad atacaron a los campesinos hasta el barrio Miramar, distante del barrio Boquerón. Dispararon indiscriminadamente. Era terrible ver madres salir de sus casas con niños de tres y cuatro años zurumbáticas, ancianos desesperados por los efectos de esos gases. Parecía un infierno, un sitio de concentración, quizás las cámaras de gases que usó Hitler para matar a los comunistas.

Un amplio sector de campesinos sostiene que en estos momentos no hay autoridad civil en el departamento, solamente hay autoridad militar y represiva. Es tanto la virulencia contra el campesino que algunos medios de comunicación se han atrevido a criticar el proceder del Esmad y la Policía, medios que tradicionalmente hacen parte del esquema alienante del establecimiento. Eso nos puede dar una mediana idea de lo que viene sucediendo en el Tolima y concretamente el barrio Boquerón.

Los campesinos insisten en que antier fueron atacados desde el aire. Sin embargo, el coronel Fernando Murillo lo niega. Por eso un campesino sostuvo sin ambages: “Estamos ante una dictadura militar, el gobernador Luis Carlos Delgado Peñón está anulado”.

No hay un pronunciamiento claro del mandatario hasta la presente. La comisión de campesinos que se creó el primer día para dialogar con el mandatario, fue divida por este y enviada una parte dizque a hablar con el comandante de la policía, coronel Fernando Murillo. Esta postura del doctor Luis Carlos Delgado Peñón ha sido duramente criticada incluso, por organismos defensores de derechos humanos.

Una pregunta de uno de los miembros líderes reales de la protesta incomodó al citado comandante: ¿Cómo es posible que en las barbas de la policía se incinere una tractomula y la policía no detenga a los responsables sino que se dedique inmediatamente a agredir a los campesinos? Ayer, fue incinerada otra tractomula y el comportamiento de los uniformados fue similar al día inmediatamente anterior. Eso explica, dicen los campesinos, que hay agentes encubiertos haciendo esas patrañas anarquistas para justificar la represión.

Hay que tener en cuenta que en otras regiones del país se han tomado vídeos en los cuales aparecen los tiranos del Esmad destruyendo los vehículos. Existe toda una infame parafernalia para rendir la resistencia de los campesinos. El gobierno nacional cínicamente habla de paz pero las acciones son toda de guerra contra el indefenso pueblo.

Eso demuestra que el capitalismo en su inexorable ocaso es cada vez más violento contra el pueblo. No tiene argumento para convencer y el único camino que le queda para sostenerse es la criminal y absurda represión, que bien se conoce como terrorismo de Estado. No media en él el interés colectivo del pueblo, su única dinámica es el cálculo económico.

Indignados, los campesinos ubicados en Boquerón, han pedido a todos sus colegas del Tolima no sacar un solo producto al mercado en los próximos días de paro cafetero. “Nos duele tener que alimentar a la policía y al Esmad para que después y como pago nos golpeen como lo vienen haciendo”, dijo uno de ellos.

Son muchas las personas heridas y contusas hasta ahora. Los perdigones de goma no lo están disparando ni al aire ni a los pies de los campesinos, a muchos les vienen disparando a quemarropa, a la cabeza, a la cara y a cualquier parte del cuerpo. Son interminables los relatos de los labriegos sobre el particular.

No hay respeto tampoco ni por los medios de comunicación ni por los defensores de Derechos Humanos. Por el contrario, son agredidos constantemente y sin piedad alguna. Al decir de los manifestantes, son hienas humanas medievales al servicio de la burguesía.

La situación de los manifestantes en Boquerón, Armero – Guayabal, El Fresno y Dolores es dramática. Queda uno limitado de palabras para narrar lo que está sucediendo en esta parte de Colombia.

Pero con toda esa horrible represión, el pueblo campesino está dispuesto a continuar en la lucha. Según ellos, no hay reversa. Las palabras del comandante Fidel vienen al momento: Cuando un pueblo viril llora, la injusticia tiembla…Patria o muerte: venceremos. Esa es la consigna que hace carrera en los campesinos cafeteros del Tolima.

Testimonios

Israel Pérez Palacio: Es duro lo que estamos viviendo. No puedo trabajar porque la policía no deja trabajar. Soy vendedor de líchigo. Toda la comidita la tengo perdida porque no he podido sacarla a vender. Me ha tocado regalarla en vez de dejarla perder eso me perjudica sobre manera. Yo vivo acá cerquita en el barrio Jazmín y hasta allá han llegado los gases. Antier se me perdió una canastadita de maduro porque lo traía de por allá que lado y por estar corriendo se me desgranaron todo y perdí todo eso”.

“Estoy pensando qué voy a hacer para conseguir la platica para el mercado esta semana. Realmente, estoy a la buena de mi dios. Soy solo, me toca defenderme solito. Estoy de acuerdo con el paro porque yo también soy campesino; mantengo cogiendo café, desyerbando y lo que toque. Estoy en la ciudad porque el campesino no tiene con qué pagar a los obreros. Estoy de acuerdo con los campesinos, vuelvo y digo, espero que el gobierno le resuelva el problema sin más violencia”.

José Ángel Hernández, miembro de Astracatol: “La situación es bastante difícil porque nos encontramos ya en el quinto día y ha habido más de quince heridos y al parecer dos muertos. Cuando entran los medios de comunicación, el Esmad les dice a algunos que reporte únicamente lo que les conviene a ellos. Nos encontramos en una vaina que los medios no son alternativos y entonces desvirtualizan la información, tratando de justificar la afirmación del gobierno de que el paro no se justifica”.

“Ahí estamos, el presidente Santos dice que se levante el paro y que entonces sí se sienta a dialogar, pero eso siempre ha sido un engaño. Así las cosas, la gente se está articulando con más fuerza y viene llegando más gente. Hay ya manifestaciones de maestros, estudiantes, sindicatos se vienen vinculando más al proceso. Los muleros dicen que también se van a sumar”.

“Tenemos que denunciar que han maltratado a los campesinos, han pisoteado la comida y no se han fijado que hay niños. Con una señora de Derechos Humanos nos tocó evacuar niños y sabiendo que estábamos con ellos nos daban de frente con los pepazos esos de las granadas de gas lacrimógeno y con esas aturdidoras”.

“La idea era hacer una marcha pacífica hacia los lados de Boquerón hacia Cuello, pero cada vez que intentábamos tomarnos un carril que nos garantiza la legalidad de la protesta y anunciada hace más de seis meses. Cada vez que intentamos tomar el carril nos agreden violentamente”.

“El pueblo campesino está dispuesto a seguir en la pelea. Desde el primer momento que se diera el pliego petitorio la gente lo recibiría con beneplácito. Pero lo único que viene haciendo el gobierno por intermedio de la fuerza pública es provocar a los campesinos. Eso es lo duro”.