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¡Adelante Venezuela!
Marco Consolo / Martes 16 de abril de 2013
 

Las fuerzas del socialismo y de la transformación vencen de nuevo en Venezuela. Aunque sea con un estrecho margen, los electores han confirmado los pronósticos que daban como favorito a Nicolás Maduro, el candidato socialista indicado por Hugo Chávez como Presidente, en contra del opositor Henrique Capriles, gobernador del Estado de Miranda.

Maduro obtuvo el 50,66 % de los votos, mientras Capriles tuvo el 49,07 % obtenido con el apoyo de una variopinta “Mesa de Unidad Democrática”. Una victoria de algunos millares de votos para el candidato del Gran Polo Patriótico, formado por el Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), el Partido Comunista de Venezuela (PCV) y otras formaciones de la izquierda política y social.

Como se recordará las elecciones presidenciales del pasado 7 de Octubre habían visto prevalecer ampliamente el Comandante Chávez (55%) sobre el mismo Capriles (44%). La abstención ha crecido un punto llegando al 20,16 % de los casi 19 millones que tienen derecho a voto (en Octubre había sido del 19,06 %).

Después de haber esperado los resultados electorales en el “Cuartel de la montaña”, donde descansan los restos del Comandante Chávez, un Maduro muy serio ha anunciado la victoria en la madrugada. Y en una madrugada de hace once años, el Presidente Chávez era rescatado de las manos de la derecha golpista gracias a las Fuerzas Armadas lealistas y a una extraordinaria movilización de su pueblo. En estas horas algunos dirigentes chavistas hablan de la necesidad de una profunda autocrítica. Y mientras escribimos la derecha todavía no ha reconocido el resultado electoral y pide el recuento de los votos apostando a la desestabilización.

Ciertamente Nicolás Maduro, el ex-sindicalista y chofer de bus, arrancaba con una ventaja: de su parte la onda expansiva de los resultados en las conquistas sociales y de la imagen de Chávez, a parte de las dos recientes victorias en las presidenciales y en las regionales. Desde 1998, con la excepción de uno, todos los procesos electorales de estos años de proceso revolucionario, fueron ganados por los candidatos y por las ideas de cambio reflejadas en la figura de Chávez.

Con las elecciones de ayer, el proceso bolivariano se ha medido en un total de 6 referendum, 3 elecciones presidenciales, 3 para renovar el parlamento, 3 regionales, 3 municipales y 3 para renovar los alcaldes (http://www.cne.gov.ve/web/index.ph). Definitivamente una extraña “dictadura” que se pone tan a menudo bajo la lupa de su pueblo.

Desde el 5 de marzo, día de la muerte de Chávez, los tonos de la campaña electoral han sido duros de ambos lados. A esto contribuyeron las afirmaciones del Departamento de Estado norte-americano, que ha puesto en duda la transparencia del proceso electoral venezolano. La declaración de Roberta Jacobson, encargada para América Latina, había sido rechazada por el parlamento de Caracas y calificada de injerencia “miserable”. Viceversa el ex-Presidente democrático Jimmy Carter había calificado las elecciones en Venezuela como “las más transparentes del mundo”.

Al mismo tiempo, en los últimos días Maduro y el canciller Elías Jaua, habían denunciado con nombres y apellidos la infiltración de mercenarios desde El Salvador y de paramilitares de otros países para realizar atentados y provocaciones. Una conspiración descubierta gracias a interceptaciones telefónicas y a un largo trabajo de inteligencia. A parte de 17 personas arrestadas con las “manos en la masa” organizando el sabotaje del tendido eléctrico, otras habían sido encontradas con armas y explosivos que no se encuentran a disposición de las FFAA venezolanas y de procedencia estadounidense. El Presidente salvadoreño Mauricio Funes ha ordenado una investigación.

Dicho en otros términos, la derecha no ha renunciado a su “agenda oculta”, combinando distintas formas de lucha, la legal y la violenta. Y podemos apostar que esto va a seguir en el futuro. Durante su paradójica campaña Henrique Capriles ha hecho de todo: primero se declaró admirador del ex-presidente brasileño Lula (que acto seguido envió un video-mensaje de apoyo a Maduro). Después prometió mantener las “misiones” sociales bolivarianas en caso de victoria. Pero quizás el clímax ha sido su promesa de otorgar la nacionalidad a los médicos cubanos de las “misiones” de salud. Lástima que el mismo Capriles había peleado en primera fila en el violento asalto a la embajada cubana en Caracas durante el golpe anti-Chávez del 2002. Además había llegado al extremo de bautizar su comando de campaña con el nombre del “libertador” Simón Bolívar. Pero a mitad de su campaña cambió de estrategia, abandonando los tonos de conciliación y apostando a la polarización del País. Una decisión que ha pagado y que llevó la oposición a un paso de la victoria electoral.

Hoy Maduro tiene al frente el desafío del gobierno y de la profundización de las transformaciones sociales. Con una herencia política de Chávez que haría temblar el pulso a cualquiera. El programa electoral con el cual Maduro ha ganado es el mismo programa presentado por Chávez en las elecciones pasadas, el Plan Patria 2013-2019.

Y no hay duda que las dos propuestas de País eran y son antagónicas.

Por un lado el desafío de la construcción del socialismo bolivariano en un País que quiere ser independiente con plena soberanía popular. Por el otro lado el dominio de las grandes potencias y de su capitalismo salvaje.

Por un lado la propuesta del Presidente Chávez de construir un orden multi-polar en el escenario internacional, una integración continental autónoma de los EEUU basada en la solidaridad y en la complementariedad, el control de los recursos naturales, y la distribución equitativa de las riquezas mediante la refundación del Estado, centrada en la prioridad de las necesidades de las grandes masas excluidas históricamente. Una propuesta conocida como “socialismo del Siglo XXI”.

Por otro lado, viceversa, la tentativa de las multinacionales de la energía de retomar el control de los recursos petroleros, los empresarios venezolanos que en el pasado se han repartido las riquezas del País y los partidos tradicionales derrotados después de 40 años de control hegemónico. Pero no hay duda que la propuesta de la oposición ha tenido apoyo también en sectores populares.

Después de la muerte de Chávez, los laboratorios mediáticos de la derecha internacional han trabajado para favorecer y presentar la versión de la división interna en las filas chavistas, en particular entre Maduro y Diosdado Cabello, presidente del Parlamento. Y en estas horas en Caracas la guerra mediática se ha concentrado en internet y en las así llamadas “redes sociales”. Como muestra de los tiempos, las cuentas Twitter de Maduro, de otros dirigentes bolivarianos, del PSUV han tenido un ataque de hacker, aparentemente desde la vecina Colombia según se denuncia, una “guerra sucia electrónica”. En algún momento el ataque se ha concentrado en la página web de la CELAC, la Comunidad de los Estados Latinoamericanos y del Caribe, y sobre todo en contra de la página del Consejo Nacional Electoral (CNE) que al final del día tenía coleccionadas más de 45.000 tentativas de intrusión.

En Italia también, La Repubblica en primera fila junto al Corriere della Sera, los grandes medios de “des-información” han apostado a las divisiones internas al PSUV, a los problemas económicos, dibujando escenarios catastróficos y manipulando la realidad una vez más. Voces en perfecta sintonía con la del General John Kelly, jefe del Comando Sur de los EEUU, que en días pasados había declarado que la economía venezolana era “tambaleante”, en particular la de la industria petroquímica “vieja y que necesita muchos recursos para renovarse”. En una reciente audición al Congreso estadounidense, sin embargo el mismo general Kelly había tenido que admitir que “nuestras expectativas son que gane Nicolás Maduro”.

Habría que sugerir al general que lo explique a muchos periodistas italianos que una vez más no se pueden conformar con la victoria del candidato socialista.

Y a propósito de medios de “comunicación” de masa, una curiosidad: el partido de Capriles se llama Primero Justicia. El nombre ha sido escogido por los spin doctors mediáticos, inspirándose en un conocido programa de televisión de moda hace unos años.