Asociación Campesina del Catatumbo
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Catatumbo, Angelino a terreno
Horacio Duque Giraldo / Domingo 14 de julio de 2013
 

Cero y van dos. Fracasaron en su intento de alcanzar una solución a la profunda crisis social que se presenta en la región del Catatumbo y sus 13 municipios.

La primera la malogró un sujeto caracterizado por la charlatanería e incompetencia mental, dado sus bajos niveles intelectuales y el desorden de su conducta agobiada por el alcoholismo crónico. Su presencia fue un verdadero insulto a los aguerridos campesinos que levantan las banderas de la lucha popular y revolucionaria. Fue señalado sin rodeos y tuvo que desaparecer del escenario central. En buena hora.

La segunda la refundió un empresario de Transmilenio, que posa de experto en solución concertada de conflictos, quien pretendió, con su verborrea grecoquimabaya, despistar los lideres agrarios para omitir los puntos centrales del pliego de derechos formulado. Su descaro llegó hasta el nivel del esquirolaje para insinuar la renuncia a los instrumentos de la lucha, más que probados en su eficacia. Quedó como un soberano payaso.

Trampas que han sido acompañadas por la acción violenta y criminal de la fuerza represiva como función de la administración publica y por la discursividad macartista y estigmatizadora de la voz ministerial de la guerra y el belicismo. Ese personaje morirá en su ley estéril de señalamientos inapropiados.

Desde luego, los monopolios mediáticos han colocado la cuota inevitable de mentiras y falacias, especialmente para enlodar con supuestos líos penales a Cesar Jerez, excepcional líder agrario, vinculándolo con las guerrillas de la resistencia campesina revolucionaria. Truco que se ha desenmascarado como un vulgar y torpe montaje de la inteligencia militar y las cajas de resonancia oficialistas localizadas en Caracol y otro medios.

Lo que esta constatando la valiente y trascendental acción de masas de los campesinos es que la lucha de clases conserva su vigencia como fuerza propulsora de la historia. Son las multitudes agrarias, cargadas de conciencia e historicidad, las que están marcando el rumbo de rupturas y virajes en la nación sometida al dominio de una decadente y obsoleta oligarquía terrateniente y militarista.

Lucha de clases que, igualmente, ha puesto en evidencia el colapso del sistema político liberal y autoritario, incapaz de dar trámite democrático a la conflictividad social represada por la violencia y arbitrariedad.

En el Catatumbo está resumida la conflictividad universal de Colombia y reflejada la crisis del sistema de gobierno de las oligarquías y de su podrida clase política.

Después de amenazas y fanfarroneo, el señor Santos ha debido asumir los hechos contundentes que se han dado en el día y tomó la decisión de delegar en el Vice Presidente de la República, señor Angelino Garzón, la responsabilidad de encabezar una nueva ronda de diálogos y negociaciones con los representantes populares, en la ciudad de Cúcuta.

En las últimas horas, Angelino ha dicho que no se puede arremeter con fuerza y violencia a los pacíficos huelguistas y le ha pedido a la burocracia central que se bajen de su pedestal y se unten más de pueblo. Claramente es otro lenguaje, que esperamos no sean meros gestos demagógicos y cantinflescos.

Angelino se va a terreno y coordina el tren de viceministros, que por lo demás, han mostrado tremenda incompetencia y descoordinación, particularmente en temas como el de la Zona de Reserva Campesina y el manejo de los cultivos de coca, que son el sustento de millares de familias.

Esperemos que a Garzón no le falle el cerebro (que de pronto se lo que quiera Santos, para ahora si sacarlo de taquito o de tacote) y adelante una gestión constructiva en la atención de las demandas agrarias para organizar y financiar la ZRC; para darle otro tratamiento a la economía cocalera de subsistencia; para que la policía y las autoridades judiciales erradiquen el Cartel de los Pepes Alvarez, foco del paramilitarismo de las Autodefensas de la Frontera que comanda alias Chang; para eliminar la zona de consolidación estratégica que sustenta el poder totalitario de las brigadas y batallones militares, autores directos de la sistemática violación de los derechos humanos y del desplazamiento de miles de familias hacia las periferias de Cúcuta y protagonistas de la corrupción con los dineros del CONPES; para que se pare la locomotora minera que causa destrozos en el medio ambiente y genera pobreza por la expoliación del carbón y el petróleo; para que se elimine el latifundio palmero; y para que cese la corrupción y el saqueo de los presupuestos público por parte de la venal clase política que domina en Norte de Santander, responsable del despojo de los dineros de las regalías y de las reparaciones a las víctimas.

Amanecerá y veremos, don Angelino. Otra frustración sería fatal para la región y para todo el país que está muy pendiente de este estallido rural en la periferia nacional.