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Barbosa, Antioquia: Saludo a los hombres y mujeres valientes que han resistido en el campamento de refugio humanitario
Agencia Prensa Rural / Miércoles 11 de septiembre de 2013
 

El día de hoy cumplimos 24 días de lucha incansable, han sido 24 días de entrega incondicional a las justas luchas del pueblo colombiano, 24 días de exigiendo lo que nos han negado durante siglos, 24 días intentando negociar con un gobierno al que no le interesa el campo, 24 días de reclamar con orgullo nuestras tierras para nuestros hijos, 24 días de dejar atrás vacas, gallinas, retros, cultivos y minas para asegurar un mejor futuro para los nuestros, 24 días de sacrificio, de dejar las pocas comodidades que se tienen para lograr las comodidades que todos requieren, 24 días de cambiar azadones y picas por resistir la brutal arremetida de la fuerza policial con la valentía que inspira el sudor y la sangre que inundan la tierra.

Hoy queremos hacer un sentido homenaje a nuestro héroes. No a esos que portan uniforme y que cobardemente se protegen con escudos y armas gringas. No a esos que vilmente disparan sus armas en contra de sus hermanos, del mismo pueblo que lucha por sus derechos. No a esos que se esconden tras un escritorio y dan órdenes sin pensar en las consecuencias. Este homenaje es para los héroes del campo colombiano, para los campesinos, los indígenas, los pequeños y medianos mineros que han resistido en pie de lucha durante décadas. Este homenaje es para los valientes héroes que han resultado heridos por la desmedida fuerza con la que el estado ataca sin piedad. Este homenaje es para sus mujeres y sus niños que se han mantenido firmes al lado de los valientes acompañándolos en su recuperación. Este homenaje es para todos y cada uno de las personas que desempeñan un papel en el campamento de refugio humanitario: desde los compañeros y compañeras que cada día nos preparan los alimentos en las ranchas, los que administran los recursos en el economato, los que recogen la basura, los que monta guardia en las frías madrugadas, los que venden cositas para rebuscarse algo de dinero, los que cuidan a los enfermos, el peluquero improvisado, los periodistas y defensores de derechos humanos, los que juegan fútbol y hacen ejercicio, los que arman un juego de cartas o de parqués, nuestros líderes y todos los que ceden unas horas de su tiempo cada día para lograr que el refugio se mantenga en pie.

No podíamos dejar de mencionar a los niños que el Estado no dejó nacer. Un muy sentido homenaje a las mujeres que por efectos de los gases perdieron a sus bebés. No existe ninguna palabra en todo el mundo que pueda resarcir el daño que se ha hecho, pero mantenemos la esperanza en que lograremos un mejor país, un mejor futuro en que otros niños jugarán libremente, reirán con alegría y dormirán tranquilos porque estarán en sus tierras sin que nadie pueda sacarlos de allí.

Nuestra moral sigue en alto, nuestra lucha se mantiene y seguiremos firmes dispuestos a dialogar, pero también dispuestos a luchar, a exigir lo que es nuestro, a no dar el brazo a torcer hasta que nuestras exigencias sean escuchadas y las leyes de este país sean justas y la tierra sea pa`l que la trabaja.

Miércoles 11 de septiembre

Coordinación Agro-minera del Noroccidente y Magdalena Medio

Campamento de refugio humanitario Barbosa, Antioquia