16 de mayo: Diez años resistiendo al olvido
/ Martes 20 de mayo de 2008
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Pese a que las versiones oficiales sólo han querido mostrar a una Barrancabermeja que crece económicamente gracias a la puesta en marcha de grandes proyectos de carácter extractivo, entre éstos la reexplotación del campo petrolero Cira-Infantas y la construcción de una planta de biodiesel al interior de la refinería; aunque los amantes del consumo glotón se precien de decir una y otra vez que hoy Barrancabermeja es una ciudad mejor porque la construcción de centros comerciales, almacenes y supermercados de cadena han tenido un desbordante crecimiento en los últimos cuatro años; y a pesar de que hay cientos que pregonan que la solución de los problemas de la ciudad se le deben a la “intervención redentora” del paramilitarismo; a pesar de todo ello, los familiares de las víctimas de la masacre del 16 de mayo de 1998 salieron a las calles a recordarnos que ese supuesto auge económico se construyó sobre la muerte de muchos, entre ellos sus seres queridos.
El pasado viernes 16 de mayo, los familiares de los siete asesinados y los veinticinco detenidos-desparecidos hace diez años en la comuna 7 de Barrancabermeja por los paramilitares en connivencia con la Fuerza Pública acantonada en la ciudad, se dieron cita desde muy temprano para conmemorar el hecho, dignificar la memoria de las víctimas y luchar contra el olvido.
El acto de conmemoración inició a las 5 de la mañana recorriendo los lugares de la comuna 7 por donde los paramilitares al mando de alias “Camilo Morantes”, escogieron al azar sus víctimas. Primero fue el Estadero La Tora, lugar donde los victimarios comenzaron su recorrido, allí los familiares al lado de muchos que los acompañaban, le cantaron a la vida; luego el escenario fue la cancha de fútbol del barrio El Campín, allí continuaron con sus cantos y poemas; ya después se dirigieron al sitio conocido como “Pozo Siete”, en donde recordaron cómo, para la fecha de la masacre, se encontraba ubicada allí una base militar que no hizo nada para detener el recorrido paramilitar por la comuna 7.
Hacia las 10 de la mañana el encuentro fue en la sede del colegio Ciudadela Educativa del Magdalena Medio, también ubicada en la comuna 7. Allí, en el salón conocido como Paloka, se desarrolló un panel en el que intervinieron Carlos Arturo García, quien realizó una explicación de las circunstancias políticas y económicas actuales por las que atraviesa Colombia; y Eduardo Carreño, del Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo, quien explicó el estado actual en el que se encuentra el caso de la masacre del 16 de mayo ante las instancia judiciales.
Hacia el medio día, de nuevo los participantes del evento de conmemoración se encontraron en la cancha del barrio El Campín para degustar un tradicional sancocho, plato típico regional.
Ya por la tarde las actividades se realizaron en la zona céntrica de la ciudad. A las cuatro pm desde la puerta principal de la refinería, decenas de barramejos (por adopción o porque nacieron aquí), marcharon hasta el parque de la vida. En el recorrido se veían las fotos de las víctimas y pancartas que clamaban justicia y se escuchaban una y otra vez: “Ni perdón ni olvido. Castigo a los asesinos”. Ya en el parque de la vida, en medio de la galería de la memoria, instalada allí para traer al pensamiento a las víctimas, se realizó un gran acto público.
El evento público tuvo tres elementos fundamentales: primero, el acto ecuménico en el que intervinieron el sacerdote jesuita Francisco de Roux, el Obispo de Barrancabermeja Jaime Prieto Amaya y el pastor de la Iglesia Cuadrangular de la ciudad. Segundo, el acto político, en donde se dio lectura al saludo de Amnistía Internacional y donde las diversas organizaciones sociales que de cerca han acompañado el dolor de las familias de las víctimas, hicieron sus pronunciamientos en contra del paramilitarismo, la impunidad y la barbarie que aqueja nuestro país. Y tercero, el acto cultural, donde hubo un derroche de creatividad, espontaneidad y amor por la vida: documentales, orquestas infantiles, grupos de rock, fueron los actos culturales mediante los cuales se recordó a las víctimas del 16 de mayo de 1998.
Y así, los familiares del 16 de mayo no dejaron pasar inadvertido tan importante fecha para la ciudad, fecha en el que el paramilitarismo empezó con su bárbaro proceder a imponer un modo de pensar y de actuar. Con la masacre del 16 de mayo el paramilitarismo inicio su control militar y político en Barrancabermeja y permitió que en la ciudad se impusieran grandes proyectos económicos basados en un desarrollo extractivo, que hoy día dan la sensación de bienestar y tranquilidad a muchos barramejos, pero que no se nos puede olvidar que fueron impuestos tras el asesinato de muchos amigos, vecinos, compañeros.