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Una mirada comparativa entre las marchas de campesinos cocaleros, de 1996 y las del Catatumbo , 2013, y su representación mediática
Entrevista a María Clemencia Ramírez, Doctora en antroplogía de la Universidad de Harvard, escritora e investigadora honoraria del Instituto Colombiano de Antropología e Historia
Fernanda Sánchez Jaramillo / Viernes 21 de febrero de 2014
 

Dos pueblos, amazonía occidental y el Catatumbo, representan una lucha histórica por demandas sociales insatisfechas por parte del Estado. Ambos se organizaron y en diferentes años -1996 marchas cocaleras en el Putumayo, y en 2013 paro en el Catatumbo- protagonizaron movilizaciones masivas que sacudieron el país.

Ambos enfrentaron retos en un contexto social y político que no siempre los reconoce como actores políticos con exigencias legítimas. Los medios también estigmatizan. Para realizar esta entrevista fueron seleccionados artículos de tres medios escritos para analizar cómo son “sub-representadas” sus resistencias.

FSJ: Dos movilizaciones históricas, la de los campesinos cocaleros en 1996, y la de los campesinos catatumberos en 2013. Además, de la exclusión y el abandono del gobierno, ¿Qué otros aspectos comunes hay entre ambas?

MCR: Bueno, ambas poblaciones están sujetas a las fumigaciones desde los años 90′s y también al conflicto armado. En 1996, Colombia era el primer productor de coca en la región andina. El Catatumbo empieza a tener cultivos de coca hacia 1998. El Catatumbo y la amazonía occidental se parecen en que son zonas periféricas, sin alternativas económicas, ni la posibilidad de llevar sus cultivos al mercado.

Simultáneamente se consolidan los cultivos de coca y los grupos armados. De ahí, el permanente reto de los catatumberos para no ser catalogados como auxiliadores de la guerrilla, desde su llegada en los años 80.

Otra similitud entre ambos procesos es la confluencia de cultivos de coca, narcotráfico, guerrilla y paramilitares. Esta situación afecta a la población civil pues al ser percibidos como aliados de los grupos armados ilegales, el gobierno les exige que se definan. Esto no ocurre en Bolivia, ni en Perú, por ejemplo, donde un cultivador campesino no tiene que demostrar que es campesino, ni que el cultivo es para su consumo, no padece ninguna estigmatización porque el cultivo no está ligado a ningún grupo armado.

FSJ: En su trabajo sobre las marchas cocaleras del Putumayo, de las movilizaciones en la Amazonía, usted mencionó la configuración de una identidad colectiva politizada como respuesta a la exclusión y la marginalización. ¿Es la identidad colectiva del Catatumbo exactamente igual a la del Putumayo o encuentra algunos rastros distintivos?

MCR: Creo que hay una diferencia en cuanto a la focalización que ha habido en el Catatumbo en torno a la formación de la Zona de Reserva Campesina. La estigmatización a la que han sido sometidos, ha hecho que los campesinos respondan a esa representación, que de ellos hace el Estado, con levantamientos de los grupos sociales como campesinos que son con necesidades, propuestas y alternativas muy claras para ser incluidos dentro de la nación.

Otra diferencia interesante es que desde el 2009, en el Catatumbo se han hecho más visibles como campesinos frente a la sociedad. Un ejemplo de ello es el Campamento humanitario de Refugio creado en mayo de ese año.

En el Putumayo, en cambio, su visibilidad se debió a la inversión en desarrollo alternativo que obtuvieron con el Plan Colombia pues la prominencia del narcotráfico y los cultivos hizo que, paradójicamente, el gobierno se concentrará allí.

Eso no ocurre en el Catatumbo, no hay visibilización del campesinado. Por eso, veo unos recursos comunitarios más elaborados: el proceso comunitario es diferente, su énfasis en Zonas de Reserva Campesinas y su constante trabajo para ser reconocidos.

Los campesinos y campesinas del Catatumbo, hacen énfasis en la zona de reserva campesina pero luego el gobierno la estigmatiza porque las Farc la defendieron, pero no acuden al campesinado para hablar con ellos. Se cae en la estigmatización de las organizaciones y de sus líderes como ocurrió en el artículo de prensa del 8 de julio 2013 en la Revista Semana publicado acerca de César Jerez. No reconocen la autonomía del campesinado y sus argumentos; siempre piensan que están hablando como ventrílocuos de las Farc.

En el Putumayo hubo una pequeña Zona de Reserva Campesina, La Perla Amazónica, cerca de Puerto Asís, que surgió a raíz de las marchas de 1996, pero era pequeña - también existió otra en el Guaviare- pero no se convirtió en “la bandera” como si ocurrió con la Zona de Reserva del Catatumbo.

FSJ: Al estudiar los movimientos sociales de los campesinos cocaleros, usted mencionó que éstos desarrollaron un discurso social con base en la marginalización, la estigmatización y el abandono estatal. ¿Ve esos elementos en las marchas catatumberas de 2013 o es un producto del manejo mediático que insiste en representarlos en su “marginalidad” mas no en su heroísmo?

MCR: En 1996, el país estaba dándose cuenta de que era el primer cultivador de coca en la región andina. Con esas marchas los campesinos demostraron que no eran criminales, sino campesinos, que la mata de coca era su cultivo, su forma de vida y protestan por las fumigaciones; esas marchas, dejaron también en evidencia la fuerza de las Farc. En ese momento el tema dejó de ser tabú porque en los años 80 se cultivaba la coca pero a escondidas; las marchas mostraron el problema al país. El gobierno no pensó que era una movilización tan grande, Colombia empieza a reconocer y entender el problema.
En el 2013, cuando sucede la movilización en el Catatumbo, completamos ya 20 años de ser productores de coca, las fumigaciones son la constante, han aumentado, pero a pesar de eso no se acaba con los cultivos. En el Catatumbo crecieron los cultivos hasta el punto de que hay muchas familias que viven de la planta de coca.

En el 2013, el levantamiento es contra la fumigación y erradicación pero fue más allá de eso: planteó que el problema es agrario y que necesitan alternativas para los campesinos entre quienes se consolidó la economía de la coca. El Catatumbo viene a ser una manifestación más del problema agrario colombiano.

Uno de los logros del campesinado del Catatumbo es que en septiembre de 2013 concretaron el acuerdo inicial para familias víctimas de la fumigación forzada (de erradicación manual forzada, nota de APR). En 1996, eso no se pudo lograr. Esto se dio porque en el país hay un debate sobre si las fumigaciones son eficientes, sobre el abandono del campesinado y la exigencia de no criminalizar al campesinado.

Esto no es gratuito. Se necesitaron 20 años para que esto ocurra. Esto se inscribe en el contexto social del país: el reconocimiento del conflicto armado, la reparación y reconocimiento de las víctimas, las masacres, la participación de la guerrilla con la “tributación”, el negocio del narcotráfico y todo esto implica reconocer a los campesinos como víctimas.

El reconocimiento de los campesinos como interlocutores es importante. La diferenciación de ellos y de la guerrilla, de que no son aliados de ellos y que la guerrilla no les proporciona un para-estado o “república independiente”. Al contrario, el campesinado catatumbero le pide al Estado que les ayude a salir de esta situación.

El hecho de que el gobierno se haya sentado con ellos y haya “reparado” a esas 400 familias, el año pasado, los reconoce como víctimas del conflicto armado, como víctimas por estar en esa región, víctimas por erradicar y dejarlos sin comida.

Durante el gobierno de Álvaro Uribe ellos fueron tratados como criminales, querían quitarles las tierras, se les invisibilizó como campesinos y no se analizó el problema. Lo único importante era ganarle a la guerrilla.

En el primer proceso, en la amazonía occidental, se logró un reconocimiento del problema social y trabajar de la mano del Estado; en el segundo, la “reparación” de las víctimas, tras 20 años de cultivos ilícitos, la compresión de que esto es parte del problema agrario, del ordenamiento territorial que hay que hacer en diferentes regiones y de que los cultivos “ilícitos” están relacionados con la cuestión agraria.

Lamentablemente, el desarrollo alternativo ha estado siempre ligado a la política antinarcóticos y no al tema de la agricultura o de si el proyecto productivo sí funciona. La condición es que el campesinado haya erradicado la coca y esto se mide como un logro para quien implemente un proyecto alternativo.

Ahora con proyectos agrarios integrales se está haciendo un llamado para que el desarrollo alternativo sea parte de la agenda del Ministerio de Agricultura y no del tema antinarcóticos, de la guerra contra las drogas. Con las mesas de negociación se busca eso. Siguen negociando y eso es interesante porque son evidentes los cambios en los contextos de las movilizaciones agrarias.

FSJ: A pesar de la victimización, a la que el Catatumbo y el Putumayo han sido sometidas, el Catatumbo no solo resiste, sino que propone proyectos que incluyen las zonas de reserva campesina. ¿Qué consecuencias tiene, en la configuración de la identidad política colectiva de este movimiento social, la escasa divulgación de sus propuestas y la distorsión de las mismas sugiriendo que hay “fuerzas oscuras” detrás del movimiento?

MCR: En la época de Álvaro Uribe los hubieran criminalizado inmediatamente, pero aquí hay una mesa de negociación que lleva siete meses, se ha mantenido y avanza. Durante el periodo de los paros agrarios, del 2013, Juan Manuel Santos definió los distintos actores que veía en la movilización: políticos, líderes campesinos, etc. Se ha reconocido una división entre la derecha y la ultraderecha. Los discursos de las fuerzas oscuras, no están tan claros y tampoco el discurso que deslegitima.

Me parece que hay una apertura para entender el problema del campesinado y más posibilidades de negociar a pesar de que los militares siguen persiguiendo, de que existe la guerra sucia, que es tradición nuestra, pero hay una resistencia. No ha sido tan fácil deslegitimar a los campesinos por hechos tan claros como que La Gabarra es más marginal que La Hormiga, Putumayo, allí no se han enriquecido con la coca; esta situación ha calado y lo que pasa es producto de años de discusión del problema.

FSJ: Con base en el seguimiento a medios y el cubrimiento de los movimientos sociales de los campesinos en 1996, ¿quisiera saber si en esa época los medios dividieron la protesta, según sus propios parámetros, entre “buena” y “mala” como ocurrió en 2013, presentando a los catatumberos como la “mala”?

MCR: En esa época los medios regionales, como los del Huila y de Nariño, usaban titulares que visibilizaban la problemática del campesinado mientras que en los medios nacionales visibilizaban al ministro del interior de la época, Horacio Serpa, y a los militares. En ese entonces, los funcionarios no podían hablar sobre el tema porque se daban dando los pasos para desarrollar el Plan Colombia y el presidente Ernesto Samper, tenía que mostrarse duro y fumigar más para demostrar que no apoyaba el narcotráfico. En esa coyuntura con Estados unidos, los medios nacionales estaban en contra de las movilizaciones mientras en los regionales presentaban el problema social.

El año pasado, la dinámica fue muy parecida pero el contexto es diferente. Juan Manuel Santos lidera, al menos en el discurso, el cuestionamiento de la política antidroga que se ha manejado, que no cumple con los objetivos y tiene mejor relación como presidente con Estados Unidos. Las dos movilizaciones y el cubrimiento se dan en momentos históricos diferentes.

FSJ: ¿La pertenencia de organizaciones y líderes del Catatumbo a la Marcha Patriótica y la Mesa de Interlocución y Acuerdo (MIA) provee de elementos de resistencia nuevos y/o de una capacidad de convocatoria mayor a la de los campesinos cocaleros en 1996?

MCR: En 1996, los campesinos querían reafirmarse como campesinos con problemas, destacar su identidad, discutir el problema con el gobierno y buscar apoyo internacional por parte de los cocaleros de Bolivia y Perú en los cuales todo es enfocado en la hoja de coca como algo sagrado, lo cual se ve en Colombia con los Nasa.

La MIA y la Marcha Patriótica se nutren de organizaciones sociales de todo el país y el problema de la coca no es desligado del problema agrario, sino como una consecuencia del mismo.

FSJ: Al revisar el cubrimiento fotográfico del paro del Catatumbo fue difícil encontrar una representación gráfica de ellos diferente a la del encapuchado, en otras con machetes, siempre muy beligerante y las más favorables con una mata de coca ¿Cómo se representó gráficamente al campesino cocalero del Putumayo en 1996?

MCR: Hubo muchas fotografías de las marchas con los carteles, en contra de la fumigación, algunas tirando piedra, algunas de los campamentos de las marchas. Yo en mi libro mostré muchas de los carteles y las reivindicaciones que hacían a través de ellos. Sí hubo estigmatización y se decía fueron supuestamente infiltrados. Ese evento de 1996 marcó la memoria colectiva de la región. Hubo prensa muy negativa y otra, la regional, que intentó comprender la movilización.

FSJ: ¿Cree que en estos 20 años de diferencia entre ambas movilizaciones hemos avanzado en la comprensión de la identidad campesina, en su diversidad, como actor social, cultural y político y sus expresiones tan concretas como la conformación de organizaciones, la protesta social y los paros?

MCR: Sí porque en la contextualización hay un debate que antes no existía: ¿qué tanto sirve la política antidrogas? A pesar de que persisten la estigmatización y algunas miradas erradas de personas que mueven la opinión pública, en el país hay una discusión y se está mirando al campesino como alguien que se vio obligado a cultivar la planta de coca y otro elemento, que diferencia, es el debate en la mesa de La Habana.

Notas relacionadas:

Los materiales periodísticos escogidos pertenecen a Revista Semana, El Tiempo y El Espectador. Los ejemplos son muchos, pero por falta de espacio no todos fueron incluidos en la realización de esta entrevista.

¿Los muertos de la paz? www.semana.com/opinion/articulo/los-muertos-paz/349299-3

Reportaje: ¿Por qué arde el Catatumbo? www.semana.com/nacion/articulo/reportaje-que-arde-catatumbo/348448-3

Pobre Catatumbo. www.semana.com/nacion/articulo/pobre-catatumbo/255398-3

Catatumbo: ¿estrategia para el fracaso de la negociación? www.elespectador.com/opinion/el-catatumbo-estrategia-el-fracaso-de-negociacion-columna-433397. Ver también: www.eltiempo.com/politica/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-12956862.html

Paro agrario: las dos caras de la protesta. www.semana.com/nacion/articulo/paro-agrario-las-dos-caras-de-la-protesta/356110-3

Hay principio de acuerdo para levantar paro en el Catatumbo. www.elespectador.com/noticias/politica/hay-principio-de-acuerdo-levantar-paro-el-catatumbo-articulo-437201. Ver también: www.semana.com/nacion/articulo/este-sabado-acabaria-bloqueo-catatumbo/352881-3

Incumplen orden judicial de suspender erradicación en el Catatumbo. www.elespectador.com/noticias/politica/incumplen-orden-presidencial-de-suspender-erradicacion-articulo-441174. Ver también: www.elespectador.com/noticias/politica/acuerdo-social-el-catatumbo-articulo-437313.

Campesinos del Catatumbo no dialogarán este martes. m.semana.com/nacion/articulo/campesinos-del-catatumbo-no-dialogaran-este-martes/349364-3. Ver también: www.eltiempo.com/colombia/oriente/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-12982562.html; www.elespectador.com/opinion/verdades-del-catatumbo-columna-433898 y www.eltiempo.com/politica/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-12924865.html. La prueba ácida del procezo de paz. www.semana.com/nacion/articulo/la-prueba-acida-del-proceso-paz/349855-3