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Diálogo con James Petras sobre el proceso de paz en Colombia
El siguiente trabajo es un diálogo con el sociólogo y profesor James Petras sobre el proceso de paz en Colombia. Algunos aspectos políticos en contexto.
Sara Leukos / Domingo 9 de marzo de 2014
 

Una vez más me reúno bajo la palabra con el sociólogo y profesor James Petras. Para el inicio de este diálogo, me ofrece su gran disposición y tranquilidad para atenderme. En esta conversación abordaría algunos trazos sobre el proceso de paz en Colombia. En nuestro inicio dialogante, lo saludo amablemente y él con una respuesta cálida me expresa: -Buen día, Sara.

Ahí mismo daríamos curso a la palabra…

Sara Leukos: —La paz es una tarea difícil y compleja que requiere de tiempo, de la voluntad y actitud política. Esta paz está bajo dos componentes: un conflicto social y un conflicto armado, expresada primero, por la insurgencia como una fuerza política activa, segundo las víctimas del paramilitarismo, y tercero los movimientos sociales…

Profesor Petras, ¿cree usted que se puede viabilizar un proceso de paz con los movimientos insurgentes, mientras no hay un desmonte institucional del paramilitarismo? ¿Cuando existe una relación de poder y una relación de la propiedad privada en el país?

James Petras: —El problema está que el poder no está en manos del Estado. El hecho de que controle la propiedad no significa que todos los recursos que pueden calcular como elementos de poder, es decisivo. El hecho es que la insurgencia y las fuerzas populares tienen un gran número de apoyantes, entre campesinos, obreros, derechos humanos y estas colectividades, son mayoritarias, y el gobierno habla de mayoría donde tiene gran respaldo económico, las empresas, tienen respaldo militar, pero no controla la ciudadanía. No controla las fuerzas vivas, podríamos decir, de los pequeños y medianos propietarios que están perjudicados por el tratado de libre comercio.

Más que nada, el proyecto actual de Santos es desarrollar el sector minero, pero no se puede desarrollar mientras los insurgentes controlan territorios, donde están ubicados los metales, las energías, etc. Necesariamente para cumplirle esta tarea de abrir nuevas fuentes de exportación, necesita conseguir la paz. Ningún inversionista va a canalizar miles y millones cuando todos los días están en peligro sus inversiones, etc. Entonces no podemos considerar que es una negociación totalmente asimétrica.

Creo que los insurgentes están y coinciden mucho en los programas de los movimientos populares, la Marcha Patriótica y varias otras organizaciones, entonces si ampliamos la visión, incluimos los movimientos de masa, los insurgentes y las tareas frente al gobierno; podríamos decir que hay un grado de proporción en las negociaciones. El gobierno no puede imponer un contrato unilateralmente, eso simplemente va a llegar a un fracaso, y con el fracaso vuelve todo a una serie de conflictos que pone en cuestión el modelo entero del gobierno actual.

Sara Leukos: —Una de las situaciones más complejas son las interceptaciones ilegales por parte de las Fuerzas Militares a los negociadores de la paz en La Habana. Las Fuerzas Militares colombianas son una red de corrupción conformada por altos oficiales implicados en casos de ejecuciones extrajudiciales (falsos positivos), contratos y partidas asignadas hacia los militares, prebendas de orden jurídico.

Se ha comprobado la relación que las Fuerzas Militares tienen un contubernio con grupos de paramilitares. El gobierno, por un lado, habla de paz, y de otro lado, institucionaliza el paramilitarismo. Actualmente, las Fuerzas Militares comprometidas en el caso de Andrómeda en las interceptaciones ilegales han implicado una dificultad política para el proceso de paz…

¿Cómo ve usted que el gobierno de Santos no haya podido permear la estructura de sus Fuerzas Militares, los paramilitares y militares implicados en interceptaciones ilegales?

James Petras: —El hecho es que todo proceso de paz, de negociaciones por parte del gobierno depende de dos cosas: primero, depende de la capacidad controlar el conjunto de fuerzas, y el otro es que las fuerzas aglutinadas con el gobierno, que tiene varios conceptos de cómo conseguir la paz, incluyendo una guerra permanente y más violenta o tanto como la del Sr. Álvaro Uribe Vélez.

El gobierno depende de estas fuerzas para sostener una posición fuerte de negociación. El problema es que Santos trata de hacer un doble juego aquí y al mismo tiempo, poner una cara negociadora, conciliadora y de otro lado, tiene una cuerda floja tratando con sus aliados militaristas y paramilitaristas, y esto se va en un tire y afloje de todo lo que está pasando.

El gran tema, para mí, de todo eso si acordaran los cincos puntos, si el gobierno firma un documento, no hay ninguna garantía y forma independiente de verificar que el gobierno va a cumplir –esto lo hemos visto lo que pasó con la Unión Patriótica (UP), firmaron documentos, lanzaron una campaña y después los liquidaran hasta cuatro mil líderes: activistas, líderes y candidatos.

Esto me parece una de las cosas más precarias, que debemos reconocer que las FARC están tratando de conseguir una paz, pero al mismo tiempo, tiene que garantizar y guardar la espalda y más… y todos los activistas que empiezan a tomar posiciones, actividades que enfrentan cada día, amenazas y actualmente asesinatos. Debemos tomar en cuenta que es un camino muy peligroso.

Estados Unidos y el proceso de paz

James Petras: —Ahora, más allá de eso, el gobierno de Estado Unidos quiere firmar un acuerdo estilo centroamericano, donde el farabundismo y los otros grupos firmaron acuerdos que sacrificaron todas las luchas populares, para conseguir puestos en el parlamento y tener acceso a un proceso electoral y algún grado de seguridad. Yo no sé si en Colombia es posible conseguir hasta estos parámetros. Creo que es más difícil, porque en Colombia la oligarquía nunca aceptó ningún pacto político hasta ahora, más allá del pacto bipartidario. Finalmente, quiero decir lo que enfrenta las FARC es una enorme tarea, pacificar el país, cualquier acuerdo se puede realizar.

Desmilitarizar, para mí, es una condición prioritaria para permitir el libre juego de democracia. Los negociadores con la insurgencia entienden que a partir del pacto no van a realizar una economía socializante y mucho menos socialista, pero sí necesitan condiciones para desarrollar movimientos populares y las condiciones de negociación para avanzar hacia un estado de bienestar más justo. Pero si las condiciones no existen, después del pacto para destruir los movimientos de masa, para avanzar en el proceso de construir nuevos espacios, yo creo que todo va a terminar en un fracaso.

Sara Leukos: —Las organizaciones sociales han venido luchando por sus derechos y contra un régimen sustentado por una oligarquía, contra las instituciones que han perpetuado una corrupción, bajo la presencia de grupos de mafias en la salud, donde hay representantes políticos aliados con paramilitares, afirmando el despojo y la usurpación de tierras por mucho tiempo… las multinacionales haciendo presencia en los diversos territorios.

Hay una negociación en La Habana con las FARC-EP, pero hay una brecha en lo que está pasando en Colombia, existe un acompañamiento de Marcha Patriótica y de otras organizaciones sociales, pero se sigue una guerra, asesinando líderes de tierras, violación de derechos humanos a todos los niveles, amenazando a los indígenas, a los líderes campesinos, a los defensores de derechos humanos, incluyendo periodistas de medios alternativos…

Profesor Petras, ¿será que para un proceso de paz como lo plantea el presidente Santos, tiene que haber más estela de muerte en Colombia?

James Petras: —Es evidente que el proceso de paz en La Habana debe tomar en cuenta lo que está pasando en Colombia. ¡Hace tiempo que los insurgentes han denunciado las atrocidades que enumeraste y mucho más…!

El problema es si ellos deben terminar las negociaciones, porque el gobierno sigue violando los derechos humanos en Colombia; o si deben continuar presionando para cambiar las condiciones a partir de las conversaciones en La Habana. Yo creo que los insurgentes han optado por el segundo, no quieren romper las relaciones porque sigan matando en Colombia los sectores oficialistas y creo que la táctica, la forma de progresar, es seguir presionando y buscando algunas garantías.

Yo no creo que las negociaciones puedan terminar la corrupción, mucho menos en salud y otros contextos, lo que sí pueden conseguir el derecho de organizar y luchar contra la corrupción, una vez el marco político está establecido. Las multinacionales no van a desaparecer a partir de las negociaciones, pero si los sindicatos y los movimientos nacionales tienen la capacidad de organizar y presionar por nuevas legislaciones, nuevas condiciones para tratar con las multinacionales.

El problema clave es esto: los derechos colectivos, los derechos democráticos y sociales garantizados para que en el periodo posnegociación, todas las fuerzas populares están en condiciones de cambiar y limpiar el país de la corrupción y de la dominación imperial.

Sara Leukos: —El tema de las drogas en Colombia está bastante acentuado, se evidenció en tiempo atrás que el tema de las fumigaciones aéreas por parte del Estado acarrearon más problemas al interior de los territorios, afectando una población campesina, indígena y afros, especialmente en la ruta del Pacífico. En esta ruta, hoy día se identifica la presencia activa de grupos paramilitares (Los Urabeños y Los Rastrojos), generando un punto estratégico de comercialización de la droga. ¿Qué nos podría decir sobre este aspecto?

James Petras: —Hay que buscar donde salen las ganancias del tráfico de drogas. El 90% de lo que ganan los involucrados en la droga va a los bancos. Los bancos en Estados Unidos están lavando el dinero de los grandes narcotraficantes, vinculados con las empresas respetables. Hay muchas empresas que reciben esas inversiones desde los grandes capos del narcotráfico, también en Estados Unidos. Hemos visto siempre el City Bank y los otros bancos que están lavando miles y millones de dólares, cientos de millones de dólares cada año.

Entonces primero, para intervenir sobre el problema de las drogas, la primera cosa es intervenir los bancos a partir de audiencias y castigos, no simples multas, porque siempre plantean multas de millones, pero no sirve para nada, vuelven a repetir.

El segundo punto es que los insurgentes han planteado una forma de terminar con la producción a partir de una agricultura alternativa, me parece bastante razonable los cinco puntos que presentan, con un gran problema: el gobierno de Santos está pactando con Estados Unidos un tratado de libre comercio (TLC) que va a facilitar la entrada de alimentos, subvencionados por parte del gobierno norteamericano y destruir cualquier producto de elementos en Colombia.

Entonces de una forma y otra, para desarrollar siembras alternativas como de arroz, maíz y otros cultivos tradicionales, tienes que proteger el mercado interno, para que los pequeños productores tengan capacidad de sembrar, cosechar y mercantilizar. Pero si el gobierno, por un lado, dice sí vamos a fomentar el desarrollo de cosechas alternativas; y al mismo tiempo permite la entrada en gran escala de importaciones alimentarias norteamericanas, no hay ninguna salida. Entonces para destruir una producción de la hoja de coca, tienen que proteger las nuevas siembras de los pequeños agricultores .

Si no, una vez que cualquier agricultor encuentra demasiada competencia, bajos precios, mercados capturados, va a volver a plantar la coca, racionalmente va hacer un cálculo donde tiene beneficios y pérdidas. Los beneficios van a estar en el mercado no competitivo que es la coca, entonces el problema otra vez, las contradicciones. Santos habla de producción alternativa, mientras tanto está perjudicando las condiciones económicas que permiten esta propuesta.

Sara Leukos: —Mire usted: Entre los años 1986-90 aproximadamente, a los campesinos de la zona del San José del Guaviare, el estado les implementó un modelo de sustitución de cultivos y empezaron a cultivar maíz y otros cultivos alternativos, como respuesta hacia los cultivos de hoja de coca.

Ante la medida, los campesinos no tuvieron como transportarlo, no había una infraestructura vial, lo cual hizo que se perdieran las cosechas por falta de una estrategia de producción para hacer una efectiva comercialización, esto fracasó fomentando más problemas de orden social. No hay un planteamiento, ni una propuesta efectiva, clara y de concertación con los campesinos, de parte del gobierno para la erradicación de cultivos de la hoja.

De otro lado, hoy con la política internacional que tiene el presidente Santos, con los acuerdos del TLC generados con diversos países como Canadá, Estados Unidos, Corea del Sur y otras concesiones de orden económico y político en el territorio, lo que ha hecho es llevar a los pequeños productores y campesinos a la bancarrota y a la miseria, ante esto, los movimientos de resistencia agroalimentaria se reafirman contra el modelo capitalista, el cual está afectando la economía del país. Esto por hacer una anotación que me parece muy acertada con lo que usted expresa.

Comicios electorales

Sara Leukos: —En ciertas zonas como Antioquia, Córdoba, Chocó, Cauca y Valle del Cauca, entre otros departamentos, existe un tamizado de paramilitarismo que está controlando localidades para las próximas elecciones del 9 de marzo al Congreso. Este es un punto crítico, existen en Colombia 61 parlamentarios han sido condenados por paramilitarismo y otros 67 que han sido objeto de investigación judicial, es decir 128 congresistas han estado bajo la lupa de la Justicia por haber sido aliados con grupo de paramilitares.

Realmente en este régimen político, el Congreso está muy desprestigiado por los nexos con los paramilitares, donde hay un debilitamiento de orden ético, en medio de este contexto, existe una pequeña minoría de progresistas por alcanzar una representatividad en el congreso.

¿Cree usted que existen condiciones para que las fuerzas progresistas participen de los comicios del 9 de marzo?

James Petras: —Bueno, depende de las áreas. Los paramilitares dominan y ponen las condiciones para las elecciones, esto no tiene legitimidad. No se puede considerar parte de un proceso democrático representativo… Los resultados de elecciones de regiones de terrorismo, no tienen ningún estatus político legal, pero en otro lado, en las grandes ciudades como Bogotá, los electores, sectores populares, el Partido Comunista y otros van a presentar candidatos y tienen posibilidad de hacer propaganda y ganar…

Yo creo que debemos distinguir entre los dos regiones, para que no tomemos posiciones generalizadas y descalificantes de las fuerzas progresistas que están optando por el camino electoral.

Pero en todo caso, el Congreso en su conjunto no puede ser legítimo si los partidos consiguen mayoría en el Congreso a partir del voto de las regiones terroristas. Debemos especificar y decir las razones, porque el Congreso no tiene legitimidad y mucho menos la legislación, es porque en regiones el voto es nulo y efectivo, debemos es cuestionar lo que está pensando en hacer el gobierno a partir de las nuevas elecciones.

No podemos esconder los procesos electorales donde hay terrorismo y paramilitares, creo que esto es un error simplemente hablar de situaciones nacionales, cuando hay bastantes diferencias de las condiciones legales entre una Bogotá y las regiones paramilitarizadas, pues cuando en un país hay cualquier un nivel de violencia y represión como en las regiones paramilitaristas, ningún país puede decir que las elecciones son válidas.

Sara Leukos: —En estos momentos algunos representantes progresistas están amenazados por paramilitares. El Consejo Electoral Nacional (CEN) no ofrece garantías de inversión para la campaña electoral, es el caso de la señora Aída Avella de la Unión Patriótica (UP) que por ley le corresponde. Hay una desigualdad enorme, las instituciones del Estado no están garantizando un escenario democrático, ni de garantías legislativas. Es una situación compleja, no hay garantías para los representantes progresistas. Ante esto, hay un sector que propone el voto en blanco…

James Petras: —El voto en blanco depende de las situaciones de cada grupo, de cada partido, de cada región. El voto en blanco puede servir en los lugares de condiciones factibles, si hay paramilitarismo, pero si hay millones de votantes que van a votar, incluso en condiciones difíciles en grandes ciudades, yo no creo que el voto en blanco pueda ser la mejor opción.

Un camino hacia el proceso de paz

Sara Leukos: —Para finalizar, ¿cómo ve usted el horizonte, unos puntos clave para el proceso de paz en Colombia?

James Petras: —Yo creo que en el grado del proceso de paz, los movimientos populares empiezan a masificar la lucha y penetrar en toda la sociedad civil con mensaje de paz a partir de justicia social, yo creo que puedan influir sobre todo en los grupos moderados, como los grupos de centro izquierda, influir hacia la democratización del país. El fin del militarismo y el paramilitarismo es la precondición para el avance democrático, garantiza un proceso de transformación social. En este momento, hay un balance de poder que todavía está evolucionando, que no está fijo en cualquier momento.

El hecho que el gobierno está forzado por entrar en negociaciones, es porque siente que hay proyectos sobre la mesa y hay que aprovechar esta situación para que el pueblo colombiano pueda conseguir concesiones. No va a conseguir una transformación a partir de las negociaciones, pero sí debe conseguir un cambio en el ambiente de las estructuras políticas ilegales, para que ellos puedan tomar la iniciativa y construir las fortalezas en la sociedad civil. Yo no tengo demasiado optimismo, pero creo lo del camino de luchar y negociar es la mejor forma de avanzar en el proceso en Colombia, actualmente.

Sara Leukos: —…y que sigan los movimientos sociales acompañado ese proceso de paz (Sonrisas).

James Petras: —Hace 50 años que estoy apoyando ese proceso de las luchas en Colombia. La primera visita en el año 1965 estuve con López, él estaba muy confundido en esa época sobre lo que estaba pasando. Se enojó cuando le empecé a preguntar sobre el desarrollo en Marquetalia, él empezó a gritar en la conversación, se puso rojo. “¿Vos qué hablas de Marquetalia, cuando el Partido Liberal es la principal fuerza en el país?”, pero yo le dije a él: has olvidado la otra mitad del país que vive en el campo.

Sara Leukos: —¿Usted se refiere a Alfonso López Michelsen? (ex presidente colombiano)?

James Petras: —Sí.

Allí se terminaría nuestro diálogo. Considerando su gran compromiso político y experiencia sobre los conflictos políticos en América latina y en diversos escenarios del mundo, le expreso una vez más mi gratitud por el aporte sobre la reflexión en el tema del proceso de paz en Colombia.

Sara Leukos: —Un abrazo para usted, ha sido muy gentil en atenderme. ¡Muchas gracias!

El profesor Petras se despide con una sonrisa, y me agrega: —¡Un abrazo, Sara, y hasta una próxima!