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Anuncian defensores de derechos humanos del Magdalena Medio
No marcharemos el 20 de julio
 

Las organizaciones sociales de Barrancabermeja y el Magdalena Medio, coordinadas en el Espacio de Trabajadores y Trabajadoras de Derechos Humanos, tomando en consideración la invitación a movilizarnos “por la libertad” este 20 de julio, creemos que:

1. Aunque la Alcaldía de Barrancabermeja se haya comprometido con cinco ejes para la marcha estatal, dentro de los cuales están la no violencia activa y la defensa de los derechos humanos, ente otras, de todas maneras los medios de comunicación de Barrancabermeja y del país difunden el tema del secuestro como el problema prioritario y fundamental del país.

2. Los medios de comunicación -así participen cientos de organizaciones en esta marcha con banderas, consignas y proclamas en contra de todas las formas de violencia, incluyendo las del estado- silencian la expresión diversa y ayudan a legitimar la imagen de un presidente que le da prioridad a la guerra y deja en un segundo plano las salidas democráticas y negociadas al conflicto social y armado que vive el país.

3. Los colombianos y colombianas queremos efectivamente la paz y el respecto por la vida y la dignidad de las personas. Sin embargo, los medios de comunicación manipuladores y las argucias de los políticos, canalizarán este sentir y clamor sincero del pueblo, para hacerlo ver como el repudio a los violentos, difundiendo el cliché de que la violencia en este país sólo la hacen las guerrillas.

4. El secuestro es una forma de negar la libertad humana, lo cual repudiamos enérgicamente, pero entre todas las formas de violencia vividas en este país, nos parece que el tema del secuestro no es la prioridad y que se está haciendo ver como lo más grave en la vida social de Colombia, utilizándose como gancho para otros intereses que desplazan y ocultan la verdadera violencia económica, física, racial, religiosa, psicológica, política, sexual que cercena y masacra la verdadera libertad de las colombianas y colombianos. Hoy nos declaramos víctimas de todos los bandos que proclaman un ideal más alto que la vida misma y que para imponerse han generado una historia llena de dolor y sufrimiento; no sólo por el asesinato de miles de vidas humanas y el tan anunciado secuestro del cual hace bandera el gobierno de Uribe, sino que además han secuestrado la dignidad de las personas, la economía y la vida de millones de seres humanos, a quienes nos han llevado a morir lentamente al negarnos una vida digna, el derecho al trabajo, la salud, la educación, la vivienda, violándonos los más elementales derechos humanos al priorizar la guerra como lo esencial en aras de una paz que nunca llegará.

5. Hoy se confunde y manipula hasta al ciudadano más "noble" comprando su conciencia a cambio de prebendas o beneficios personales, dejando huérfanas y vacías de sentido sus luchas, al irse aliando al lado de quienes antes eran objetados por sus procedimientos malsanos e indecentes. Estas prácticas generan retroceso de la mejor gente, gente con un trasfondo humanista, gente que piensa en la otra gente, gente que piensa que el mundo debería construirse a favor del ser humano.

6. Las organizaciones comprometidas con la no violencia activa respaldamos la objeción de conciencia y proclamamos el desarme total ahora. Afirmamos que la guerra es un desastre y nos oponemos a ella para dar una oportunidad a la paz. Pero esta debe pasar inevitablemente por el retiro de las tropas invasoras, devolver los territorios ocupados, desmantelar los arsenales, no utilizar a los jóvenes -que son todo un proyecto de vida para cada padre y madre que los trajo a este mundo- para que sirvan a estos procedimientos que han mostrado mal ejemplo. Consideramos igualmente, dentro de nuestro enfoque, que es hora de acabar con la violencia física, económica, racial, religiosa, cultural, sexual y psicológica en todo el mundo; pero también es hora de superar la violencia arraigada en nuestros corazones.

7. No es disciplinando a la sociedad por medio del aparato militar como las personas van a cambiar. Gandhi decía: “Entre mas insegura es una sociedad, más violenta es su organización”. El legado de nuestros padres y abuelos siempre tuvo sus bases sobre aforismos de mucha ética humana, como aquél que decía: “Más vale la seguridad que la Policía”. Entonces, por primera vez, no deberíamos estar poniendo las cosas fuera de nosotros: creyendo en los reglamentos, las normas, la disciplina, el control como algo que hay que hacer, o en su defecto lo que no hay que hacer… sino buscar el buen pensamiento, el buen criterio, internamente entre las organizaciones y las poblaciones. Todo eso es posible sin necesidad de un policía al lado… “Haga esto…. No haga aquello”… No es así… “Entonces la gente se va a matar” si no controlamos esto, podrá decir alguien un poco asustado. La gente no se va a matar por eso, la gente se está matando hoy que tiene la Policía. Ese es el gran lío que hay hoy, gran lío… Porque a veces nos perdemos y creemos que alguien debe controlar esto que se sale de las manos.

8. Las instituciones no son naturales ni perpetuas, y si quieren ser respetadas deben mostrar el buen ejemplo y ser referencia para los ciudadanos, y en estos momentos tanto las ejecutivas, como las legislativas, las judiciales y las militares deben ganar la confianza perdida por la cantidad de casos y denuncias que corren sobre sus espaldas por los usos y abusos que han aplicado en su procedimientos, lo que ha implicado la destitución de miles de sus funcionarios, situación que no supera el problema, al continuar el mismo virus dentro de ellas por la perdida total de la más elemental ética humana. Es por eso que afirmamos que la confianza y el respeto se ganan, no se imponen.

9. Consideramos que Colombia es uno de los países del mundo donde los líderes y lideresas de derechos humanos han sido condenados, cual especie en vía de extinción, a desaparecer, cuando en la máxima práctica social y humana deberían ser las personas más protegidas y promocionadas dentro de la cultura ciudadana y de las instituciones del gobierno, y no estigmatizadas poniendo en juego sus vidas como ha ocurrido en los pasados 50 años y en los últimos gobiernos.

10. En el contexto actual la ofensiva del Establecimiento no sólo es contra la insurgencia, sino que se emplea a fondo contra toda la oposición, el movimiento social y cualquier expresión, popular o no, que se manifieste en contra del orden establecido. El discurso del “terrorismo” y de la “amenaza a la democracia” ha sido aplicado a estudiantes que protestan contra las reformas, a los indígenas que luchas por su tierra, a los sindicalistas, a manifestantes urbanos que luchan contra las tarifas de servicios públicos, a parlamentarios de oposición, e incluso a los magistrados de las altas cortes.

Por lo anterior, y teniendo en cuenta que nos asiste el compromiso de mostrar caminos y encender luces que evidencien la verdad, hemos decidido no participar en la marcha del 20 de julio convocada por el gobierno. La paz, en su proclama de libertad, no sólo debe enfocar a las personas secuestradas, sino también a ese puñado de hombres y mujeres que desde que se levantan hasta que se acuestan, en cada rincón de Colombia, luchan por un país donde todos quepamos dignamente.