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Soberanía Alimentaria
 

La soberanía alimentaria es la propuesta más concreta para frenar y dar solución a la crisis alimentaria que vive Colombia y el mundo. Crisis expresada en el monopolio de grandes grupos empresariales sobre todo el procesos de alimentación lo que quiere decir que las multinacionales controlan el territorio la producción de alimentos pero también las semillas, pesticidas fertilizantes y todo el grupo de agro tóxicos que convierten la agricultura en dependiente.

Y aunque los monocultivos los transgénicos argumentan aumentar la producción de alimentos la crisis alimentaria principalmente, está expresada en el no acceso a los alimentos por parte de los más pobres del mundo, dejando a este gran porcentaje de la población mundial con hambre.

Esta crisis que se agudiza cada día más en Colombia por el control de las multinacionales y terratenientes sobre la tierra, lo que no permite el desarrollo de la economía campesina y genera solo saqueo a nuestros territorios, privatiza los bienes de uso común y colectivo tales como el agua, la biodiversidad y la tierra. Lo que genera el exterminio de las comunidades ancestrales, indígenas, urbanas y campesinas y la destrucción de sus formas organizativas, a cambio de control social, económico, cultural y político de los territorios por parte del Estado y sus fuerzas represivas, además de orientar las políticas públicas en este campo al favorecimiento de la mercantilización especulativa de los alimentos y la acumulación de grandes capitales extranjeros.

En resumen esta crisis se expresa en entregar la soberanía alimentaria y territorial de nuestros pueblos a través de los Tratados de Libre Comercio - TLC y la imposición de nuevos modelos tecnológicos y productivos de monopolización, concentración y privatización de los sistemas de abastecimiento, desde la producción de semillas hasta el consumo de alimentos

En nuestro país el 57 % de los propietarios, que poseen menos de 3 hectáreas, sólo controlan el 1.7% del área para uso agropecuario, mientras que el 0.4% de los propietarios, que tienen predios mayores a 500 ha, controlan el 62.3 % de las tierra cultivables. A pesar de esta iniquidad, en la actualidad la producción de las familias campesinas, indígenas y afrocolombianas aporta más del 55% de los alimentos que se consumen en nuestras ciudades, con una importante e invisible participación de las mujeres en todas las fases del sistema alimentario.

Para vergüenza de nuestros gobiernos, el ritmo de crecimiento del hambre en el país es más alto que el del África Subsahariana, y el 45% de las mujeres gestantes en Colombia tienen anemia, el 58.2% de las familias rurales declaran que un niño se acuesta sin comer, y más del 80% de los niños menores de cinco años, en varias comunidades indígenas y afrodescendientes, sufren de desnutrición crónica.

Es por esto que el movimiento agrario social no aguanta más en Colombia y se moviliza, acude a las vías de hecho puesto que estos gobiernos no le han dejado más alternativa. Una de estas es el Paro Nacional Agrario que en el año pasado puso en jaque al Gobierno Nacional y que para este año, no habiendo soluciones reales a estas problemáticas, regresa con más fuerza. Campesinos, indígenas y afrocolombianos son la construcción más clara del movimiento contra hegemónicos en la actualidad y son también quienes tienen la mejor propuesta para dar solución a estas problemáticas y promover, no solo la seguridad, sino también la soberanía alimentaria de nuestro país.

Nosotros también, desde la universidad, hemos decidido organizarnos para poner nuestros conocimientos al servició del pueblo. Como nutricionistas creamos un colectivo para generar desde la academia argumentos de respeto a la soberanía y la autonomía de nuestros pueblos con la unidad estudiantil, campesina, indígena y agro, convencidos y convencidas de que el futuro será más solidario. Mientras tanto seguiremos marchando a paso firme hacia nuestro SUR por la soberana alimentaria y la defensa de los derechos de nuestras campesinas y campesinos.