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Culmina el I Encuentro Internacional Cocalero
El corregimiento Brisas, de El Patía (Cauca), acogió a unas 1.500 personas durante dos días para sembrar, cosechar y cultivar ideas en torno a la coca, sus usos, las alternativas para “sembrar esperanza, porque la coca representa la vida misma del campesinado”, afirmó uno de los lideres de la zona.
Agencia Prensa Rural, Marcha Patriótica Cauca / Lunes 21 de abril de 2014
 

“Preferimos sembrar coca y
darle educación a nuestros hijos
que esperar las migajas del Estado”

Patricia Bolaños – Lideresa de Agropatía

Brisas, uno de los diez corregimientos que componen lo que se conoce como la cordillera patiana, acogió alrededor de 1.500 personas durante dos días –18 y 19 de abril-, quienes venían a sembrar, cosechar y cultivar ideas en torno a la coca, sus usos, las alternativas para “sembrar esperanza, porque la coca representa la vida misma del campesinado”, afirmó uno de los lideres de la zona. Las delegaciones que participaron eran oriundas de la cabecera municipal, de los corregimientos y veredas aledañas, de los municipios de Argelia, Balboa, Piendamó, Sucre, El Tambo, Cajibío, Popayán, del departamento de Nariño, y de Bogotá, Medellín y Cali.

El I Encuentro Internacional Cocalero tuvo la grata presencia del embajador del Estado Pluriétnico de Bolivia, Mario Carvajal, que se refirió al proceso de cambio que se está viviendo en su país por las medidas adoptadas en el actual periodo presidencial. Se refirió también de lo que los motivó a retirarse de la Convención de estupefacientes en julio del 2011, el sinnúmero de productos que comercializan a partir de la hoja de coca, que van desde productos cosméticos, pasando por los medicinales, hasta los alimenticios.

El otro conferencista internacional fue el Dr. Ulrich Duchrow, profesor de la Universidad de Heidelberg en Alemania, que saludó los esfuerzos de hermanamiento entre nuestros pueblos, e hizo el análisis que asumieron países como Estados Unidos después de dar por finalizada la guerra fría, donde planteaban que “el enemigo del futuro son los movimientos sociales, es la gente organizada la que hay que perseguir y declararle la guerra de baja intensidad”. Bajo esta lógica explicó la injerencia de países potencia en nuestras soberanías y recomendó: “construyan procesos de unidad porque para atacar la fuerza de los poderes es imposible hacerlo solos”.

Fueron igualmente conferencistas del Encuentro Internacional Cocalero, la defensora de derechos humanos y ex candidata al Parlamento Andino Lilia Solano, que recalcó que “una negociación como la que se está haciendo en La Habana requiere de un pueblo organizado y formado”, hizo hincapié en que se “está construyendo una nueva forma, con unos nuevos valores de autonomía, democracia, protección y respeto de todos y todas”, donde se debe garantizar la posibilidad de tener una vida plena, de retomar el concepto de los pueblos andinos del Buen Vivir.

Hans Cediel, estudiante del doctorado en Argentina, expuso la problemática que está afrontando el gobierno de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en dicho país, las medidas asumidas, la presión internacional a la que esta sometida después del cacerolazo y las huelgas generalizadas.

Por último el proceso de hermanamiento desde la defensa del territorio, de la vida misma, a través de la coca, no hubiese sido posible sin las ponencias que realizaron Patricia Bolaños, Édgar Mora y Alirio Ortiz, integrantes de la Asociación Agroambiental de Trabajadores del Patía (Agropatía), que se refirieron a la Mujer y la coca, proceso organizativo de Agropatía y al proceso de resistencia cocalera respectivamente. Así como a las intervenciones de lideres de Balboa, Argelia, Popayán y Cajibío.

Han sido dos días de compartir, de deleitarse con el sazón de la cordillera, de tomar te y pastelitos de coca, de probar la harina y mambear como un acto de soberanía, de pervivencia como pueblos, de intercambiar experiencias y expectativas en relación con la hoja de coca. El Encuentro termina con la fuerza fundida de los abrazos, con la alegría en los rostros de haber aprendido y de las voces que no se silencian ante el olvido, el desarraigo y la muerte.