Agencia Prensa Rural
Mapa del sitio
Suscríbete a servicioprensarural

El Espectador conserva la pluralidad de voces en sus páginas. En la redacción, sin embargo, se siente el peso del presidente del medio
Los jefes de la gran prensa se alinean con la reelección
Sobre el paro agrario, otro asunto espinoso para el gobierno Santos, una fuente dijo: "(César) Jerez (uno de los líderes de la Asociación Nacional de Zonas de Reserva Campesina) es impensable de entrevistar. Alguna vez le hicieron una entrevista y no cayó bien. El paro se cubre suavecito y desde los escritorios"
Juanita León / Lunes 12 de mayo de 2014
 

A dos semanas del día de elecciones, la alineación de los directores de la gran prensa con la reelección es evidente. Es otro activo importante que tiene la ya poderosa campaña del candidato-presidente.

Una pequeña muestra de estas simpatías quedó en evidencia en la última semana con las diferencias de cubrimiento frente al escándalo del hacker en la campaña de Óscar Iván Zuluaga (tema que se analizó intensivamente y desde todos los ángulos) y el de la supuesta entrega de 12 millones de dólares a J.J. Rendón o al ex alto consejero político de Santos (o a ambos) por parte de un grupo de narcotraficantes para negociar su fallida entrega al Gobierno.

También con la aceptación por parte de los grandes medios de que el presidente-candidato no aceptara ir a debates con sus contrincantes. En cambio de elevarle el costo de tal decisión, que minimiza las oportunidades de los ciudadanos de contrastar las tesis de los candidatos al mismo tiempo, los canales y los medios impresos que en el pasado convocaron estos debates optaron por hacerles entrevistas individuales.

“Los grandes medios están siempre con la institucionalidad y cuando existe reelección la reelección es la institucionalidad”, dice el analista de medios Germán Rey.

Aunque los grandes medios han sido tradicionalmente gobiernistas, en el caso de Juan Manuel Santos este apoyo es más pronunciado por varias razones: por su origen social y porque viene de una familia de periodistas, Santos tiene relaciones muy estrechas con los dueños de los grandes medios; porque siendo Álvaro Uribe un factor explicativo de estas elecciones, la tendencia antiuribista actual de los medios le ayuda al Presidente; porque en Palacio son extremadamente sensibles al cubrimiento de los medios tradicionales y cuando no les gusta algún artículo suelen llamar y reclamar. Y porque el proceso de paz da una buena excusa para aliarse con el gobierno sin rubor.

El efecto Gonzalo

En El Espectador, el segundo diario de circulación nacional después de El Tiempo, se vive lo que podría llamarse “el efecto Gonzalo”, como le dijo una fuente conocedora a La Silla. Se trata de la influencia que ejerce en la sección política de ese periódico Gonzalo Córdoba Mallarino, presidente de Caracol TV y de El Espectador, ahijado de Julio Mario Santo Domingo (el dueño de los dos medios) y amigo personal del presidente Juan Manuel Santos y de su fórmula Germán Vargas Lleras.

Aunque a ningún periodista del periódico se le ha prohibido de manera expresa cubrir un determinado tema en estas elecciones y, por el contrario, la directriz desde la dirección de Fidel Cano es mantener el mayor rigor e independencia posibles (algo que ha sido tradición en El Espectador), la influencia de Córdoba sí ha generado episodios de autocensura por parte de algunos reporteros.

Estos prefieren no proponer temas que afecten al Presidente para evitarse problemas con una de las figuras más importantes de ese diario, cuyo efecto ha generado que ahora los jefes en la redacción estén más pendientes de que no se les de "duro" a Santos y a Vargas

Según fuentes que conocen por dentro el periódico, “el efecto Gonzalo” consiste básicamente en las llamadas que suele hacer Córdoba a algunos jefes para verificar los enfoques en las historias sobre Santos. “Nunca llama a los periodistas sino a los jefes, y pregunta cómo van a salir los temas que tienen que ver con Santos. Cuando hay alguna nota en contra de él (de Santos), se molesta y pregunta que si lo que se quiere es desinstitucionalizar al país”, dijo una de esas fuentes.

Otra fuente por aparte agregó que “el efecto Gonzalo” a veces es “a posteriori”, es decir que la llamada a los jefes en la redacción se presenta después de publicadas las historias sobre Santos. “A Gonzalo le hablan de Palacio directamente y a veces se emberraca y llama”.

El Espectador está dando cabida a todos los aspirantes a la Presidencia con un cubrimiento amplio que incluye perfiles, entrevistas y un día de campaña con todos ellos. Aunque no es el Director, el poderoso efecto ‘Gonzalo’ en uno de los diarios más antiguos de Colombia se ha sentido más bien en la ausencia de información contundente sobre algunos asuntos desfavorables para Santos, como por ejemplo la llamada mermelada (cupos indicativos para invertir en las regiones cuyo destino es decidido por los congresistas).

El Espectador fue uno de los primeros tres medios que obtuvo la denuncia uribista de la mermelada y que la publicó cuando ya la había sacado Caracol Radio. Después de transcribir esa denuncia uribista y las reiteradas respuestas de Santos desmintiendo que se trate de la manera para aceitar su reelección, en el punto com (su plataforma más leída) no se encuentran historias que intenten verificar si los datos de los uribistas son ciertos o falsos.

En un historia titulada ’¿Por qué la mermelada no es ilegal?’, el asunto de los cupos indicativos queda reducido a una controversia que viene de años anteriores, lo que abraza la tesis santista que intenta justificarse porque Álvaro Uribe y otros presidentes también repartieron mermelada ("Uribe terminó diabético con tanta mermelada", dijo Vargas Lleras). Sólo en dos párrafos de esa nota se dice que el debate de los cupos "resurgió" en las pasadas legislativas con las votaciones atípicas de los senadores Ñoño Elías y Musa Besaile.

Sobre el paro agrario, otro asunto espinoso para el gobierno Santos, una fuente dijo: "(César) Jerez (uno de los líderes de la Asociación Nacional de Zonas de Reserva Campesina) es impensable de entrevistar. Alguna vez le hicieron una entrevista y no cayó bien. El paro se cubre suavecito y desde los escritorios".

Para no ir más lejos, en la edición de este domingo (que es las más importante de la semana), la carátula y las seis primeras páginas estuvieron dedicadas a analizar el tema de las chuzadas y el hacker de la campaña de Zuluaga. En cambio, solo hay una breve mención de un párrafo al tema de J.J. Rendón en la historia “las campañas rayan lo judicial”. Y hay un perfil de tres páginas del presidente.

Dicen que recientemente Gonzalo Córdoba se molestó por la publicación de una entrevista en la que el alcalde Gustavo Petro, quien acababa de salir destituido del Palacio de Liévano, acusaba a Vargas de ser “el jefe político de un cartel de contratistas”, y que por eso al día siguiente salió una respuesta inmediata del exministro respondiéndole a Petro hecha a la medida de Vargas Lleras.

Una de las fuentes consultadas contó además que luego de una historia en la que se mencionaba las veces en las que Santos ha desautorizado a sus ministros se llegó a hablar de la posibilidad, supuestamente sugerida por Córdoba, de contratar un supraeditor para supervisar los contenidos de la época electoral. Esto, sin embargo, nunca se concretó y fue negado por Córdoba a La Silla.

Consultado, Gonzalo Córdoba le dijo a La Silla que la política para este cubrimiento electoral en el periódico es la de tener la mayor ecuanimidad posible y la de "estar alejados de los adjetivos negativos y los epítetos. El resto son necedades de quienes quieren matricularlo a uno con un candidato. Aquí se trata de darles espacio a todos (los candidatos), casi que milimétricamente. Dijeron que no queríamos publicar una encuesta favorable a Óscar Iván (Zuluaga), pero eso no es cierto".

El empresario negó estar del lado de algún aspirante en especial y dijo que, por el contrario, no se mete en los asuntos del cubrimiento político.

Córdoba agregó que en el Canal Caracol, de donde también es presidente, se están emitiendo entrevistas con todos los aspirantes presidenciales.

El consejero de Santos

En El Tiempo el santismo no suele ser cuestionado por los periodistas.

El Tiempo también destina un espacio fijo para contar qué hace cada uno de los candidatos presidenciales, los han entrevistado a todos y en esa página, el cubrimiento es casi milimétrico.

Pero por fuera de esa página, el periódico es abiertamente santista.

“Tengo la clarísima percepción de que los medios que tienen mayor cobertura están alinéandose a favor de la reelección”, dijo a La Silla Cecilia Orozco, directora de Noticias Uno y columnista de El Espectador. “Esa alineación se nota en el lugar en el que ubican las noticias, en el espacio y tiempo que le dan a los temas, en cómo minimizan unas cosas, y agrandan otras”.

Un ejemplo de esto es cómo cubrió El Tiempo los escándalos que movieron la campaña la semana pasada.

El lunes, cuando los demás medios escritos y radiales abrieron con el escándalo del supuesto pago de 12 millones de dólares a J.J. Rendón o a Germán Chica por parte de un grupo de narcos, el periódico no dijo nada.

El martes, con el escándalo ocupando todos los titulares, el periódico le dio un espacio pequeño en primera página, y tituló solo que Rendón se iba de la campaña de Santos.

El viernes hizo dos breves crónicas del día anterior en las campañas de Santos y Zuluaga. Mientras que la primera no mencionaba los escándalos y solo hablaba de la propuesta de seguridad de Santos, la segunda giraba alrededor del golpe que había sido el escándalo para la campaña.

Su edición del domigo abrió con “los archivos del ‘hacker’ acusado de espiar los diálogos y una entrevista al respecto del fiscal Montealegre y las primeras cuatro páginas se fueron enteramente en el escándalo de la campaña uribista.

No hubo en la primera página ninguna mención a J.J. Rendón, a pesar de que la Unidad Investigativa del diario tenía la chiva (en la página 8) de que el asilo del estratega político en Estados Unidos podría estar en riesgo por el supuesto pago de los narcos y el dato que el asesor de Santos compró un penthouse de 4 millones de dólares en la Florida diez días despúes de que la Fiscalía de Colombia recibió la oferta de los emisarios de Comba.

Otro ejemplo evidente fue cuando salió la encuesta de Datexco que daba como empate de Santos en segunda vuelta a Peñalosa. El Tiempo tituló que Santos encabezaba en primera vuelta.

La decisión final sobre qué va en la primera página y qué titular abre el periódico suelen ser del director. Hace unos años, esta discusión con los editores de sección era intensa. Ya no. De hecho, hace tres semanas cuando el Presidente fue al periódico, no fueron pocos los periodistas que tomaron turnos para tomarse fotos con Santos.

“Uno tiene que saber para quién trabaja. Y si no puede mantener esa lealtad es mejor irse del periódico”, dijo uno de los periodistas entrevistados. No se refería a Luis Carlos Sarmiento, el dueño actual del diario sino a su director Roberto Pombo.

Durante el gobierno pasado, el entonces presidente Uribe entró en directa confrontación con los periodistas más críticos de su gestión, insultandolos por radio o estigmátizandolos, lo que intimidó a muchos. Santos es todo lo contrario.

En sus viajes internacionales suele ir acompañado de uno o más directores de medios; los invita a ver películas en Casa de Nariño; el día de las elecciones legislativas, los invitó a almorzar antes de que salieran los resultados electorales.

Cuando hay temas sensibles, los invitan a reuniones pequeñas y les piden que ayuden al gobierno. Así sucedió después del fallo de la Corte Internacional de Justicia cuando después de insinuar que no lo cumplirían, el gobierno decidió que el camino era tener una interlocución con Nicaragua. Necesitaban que los medios abrieran en la opinión un espacio de maniobra para ello, fue el tema de esa reunión. Alguien que estuvo presente con la Canciller cuenta que Yamid Amat se cogía la cabeza y decía, “¿cómo así? ¿ahora nos tocará decir todo lo contrario?”.

De todos los directores de medios, Pombo es quizás el más cercano a Santos.

Como contó La Silla en su historia sobre los ’súper poderosos’ de la Casa de Nariño, el Presidente lo llama con frecuencia a discutir temas y según dijeron tres fuentes, el Presidente lo escucha con mucho respeto.

"No tiene nada que ver que sea de El Tiempo", dijo una de las fuentes. “El es una tercera opinión que no pertenece al círculo amarrado al Presidente y el Presidente cree en lo que dice".

Esa cercanía con Palacio se refleja también en la página editorial. Los altos funcionarios del gobierno tienen acceso a espacios privilegiados para exponer sus tesis en momentos álgidos. El único columnista verdaderamente uribista que quedaba, Fernando Londoño, salió la semana pasada.

Cuando el presidente Santos dijo, a raíz de la restitución de Gustavo Petro, que tocaba reformar la tutela y se armó todo un debate al respecto, el jefe negociador del gobierno en La Habana Humberto de la Calle escribió una columna sobre la importancia de la tutela y cómo podría ser reformada sin que esto significara acabarla.

Luego, en el programa de debate radial Hora 20, Néstor Humberto Martínez, aliado de Vargas Lleras en Cambio Radical y quien fungía como entrevistador, le preguntó al Presidente-candidato sobre la tutela y éste aprovechó para remitirse a la columna de De la Calle.

El peso de la familia

La revista Semana se convirtió durante el gobierno de Uribe en un símbolo de la oposición por su cubrimiento independiente y valiente de las chuzadas del Das, la parapolítica, las torturas en Tolemaida y en general los abusos del gobierno.

Es una inercia que todavía impregna la imagen de Semana pero como Uribe ha sido un factor explicativo de las elecciones, el tono antiuribista de la revista ha terminado por beneficiar a Santos.

Pero quizás porque venían acostumbrados de otra época, la llegada a la Casa de Nariño del tío del director de la revista le ha dado duro a muchos dentro de la redacción, que ahora sienten que las historias críticas del gobierno ya no son bienvenidas como antes.

“Solía haber discusiones álgidas. Ya no las hay. Esta elecciones llegan cuando los periodistas están derrotados”, dice alguien que conoce la revista por dentro.

“Ni para qué comienza uno a investigar temas que no le convengan al Presidente. Uno se siente como si fuera la oposición”, dice uno de los que trabajan allí.

En Semana no existe una órden explícita de no escribir contra Santos. Pero se utilizan técnicas más sutiles para controlar los enfoques como reducir el número de páginas para los artículos críticos; editar un par de frases de tal forma que se matiza todo el sentido de una historia; maximizar los temas que abrazan las tesis del gobierno; y poner en carátula unas notas y adentro otras más polémicas, así sean en principio más noticiosas.

Desde hace un tiempo, Felipe López, el dueño de la revista y amigo personal de Santos, que llevaba años solo escribiendo los confidenciales y muy de vez en cuando una historia, escribe la mayoría de las carátulas sobre temas políticos y hasta dos notas a la semana, lo que refuerza la alineación de la revista con la reelección.

A pesar de que el cubrimiento en líneas generales es muy favorable al gobierno, en más de una ocasión han llamado desde Palacio a protestar. Por ejemplo, con la carátula de La Paradoja de Santos, en el que la tesis era que el país iba bien, pero el Presidente mal. O cuando publicaron la última encuesta en la que Óscar Iván Zuluaga despegaba en las encuestas.

“Las rabietas de Palacio son operaciones de relaciones públicas. Es una forma de decir yo solo acepto que me traten excelentemente bien”, dice alguien que conoce la lógica de la Casa de Nariño. Del círculo interno de Santos, por ejemplo, llamaron a los canales a protestar por el “excesivo” cubrimiento del reciente paro. Y eso que algunos viceministros tuvieron que acudir a empresas privadas en las regiones para enterarse en qué iban las manifestaciones.

Alejandro Santos, el director de Semana, dice que “plantear la discusión de si uno está alineado es típico de un enfoque maniqueísta de la mentalidad blanco o negro, cuando la realidad colombiana está llena de grises.”

Dice que la revista valora como positivo el esfuerzo que ha hecho el gobierno Santos por la ley de víctimas y de tierras. Ve como regulares los esfuerzos en infraestructura y salud pues han sido bien intencionados pero no se han concretado. Y muy malo, el uso de la maquinaria, o la poca importancia que le ha dado a la educación.

“El cubrimiento ha sido reflejo de esas posiciones. A veces es favorable, a veces es crítica”, dice.

Alejandro dice –con razón- que el escándalo más grande de este gobierno, que ha sido el de los militares, que provocó todo el cambio de la cúpula, lo reventó Semana.

La publicación de la historia sobre Andromeda la sacó en realidad Semana.com, lo que generó algunas suspicacias sobre por qué no lo había hecho la impresa. La razón es que la historia estaba lista desde hacía varios meses pero no había podido salir. Un día se enteraron de que El Tiempo los iba a chiviar, y como era martes, decidieron adelantarse y publicarla online. A la semana siguiente, salieron con una historia aún más fuerte contra el gobierno en la impresa.

El director también refuta la tesis de que los foros que se han convertido en una importante fuente de ingresos para la revista y que en muchas ocasiones se hacen en llave con entidades del gobierno como Planeación Nacional, Ecopetrol o Colciencias, además de empresas privadas, les haya quitado independencia.

“Semana tiene el deber de estimular el debate. Nosotros manejamos la agenda, y buscamos los temas que nos parecen relevantes”, dice. “Es una mentalidad fundamentalista pensar que eso nos resta independencia”.

Es una realidad que en la medida en que el negocio de los impresos comienza a verse golpeado por Internet (una tendencia mundial que en Colombia no se ha sentido tan fuerte como en otros lugares) los medios han comenzado a realizar más eventos para financiarse.

Esta semana, por ejemplo, se lanzará Reconciliación Colombia, un megaproyecto liderado por la revista Semana y en el que están la mayoría de los grandes medios, empresas privadas, la cooperación internacional y entidades del Estado como la Unidad de Víctimas y la Agencia Colombiana para la Reintegración.

El objetivo de la iniciativa es “visibilizar procesos y experiencias de reconciliación que ya se están dando en las regiones del país que han sufrido como consecuencia del conflicto armado y otras acciones violentas”.

Dado que todos los grandes medios forman parte de esta iniciativa, por coincidencia o por diseño, en las próximas semanas el mensaje de paz de Santos se verá reforzado por esta campaña de reconciliación. Y es que el tema de la paz termina siendo uno de los argumentos más poderosos para que la gran prensa sienta en esta oportunidad más justificada su alineación con el candidato que tiene la mayor apuesta por ella y que además es presidente.

* Tomado de La Silla Vacía