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A propósito del cambio de discurso hegemónico dominante
/ Jueves 11 de diciembre de 2014
 

De entrada nuestro título parece un poco controversial, a parte de las dos categorías que utiliza, los conectores y las preposiciones parecen hablar de cambio de discurso hegemónico tiene una implicación bastante grave, el trasfondo establecería en términos gramscianos la transformación del bloque hegemónico a partir de la producción de la articulación de las resistencias subalternas como contrahegemonías que logran establecer una nueva forma de producir nuevas perspectivas respecto de lo social contra el discurso dominante. Hablar de hegemonía en el sistema político colombiano es establecer dos posturas, por un lado, aceptar la existencia de un discurso que se reproduce en lo político, en lo económico y en lo cultural, y que condiciona los campos de la vida social a partir de su capacidad de difusión, aceptación y de imposición, en términos generales un consenso no consensuado.

Más allá del debate teórico, esta síntesis reconoce entonces que de entrada que nuestro título quiere decir que se produce una contraposición del cambio del discurso; primero habría que preguntarnos ¿Qué discurso?, en términos generales me refiero principalmente al discurso del gobierno, el discurso no consensuado donde solo aproximadamente el 25% del censo electoral designó su validez y que tiene el emblema de la Paz; a partir de esto se pasa a hablar de una situación ahora, de la coyuntura, ¿Cuál fue el punto de ruptura?, en términos de lo que el uribismo llamó en Colombia el Estado de Opinión, opinamos entonces como la mayoría de colombianos que se dio en tres momentos diferentes, el reconocimiento de un conflicto armado interno en el 2011 por parte del gobierno de Juan Manuel Santos; la instalación de la mesa de negociación con la guerrilla de las FARC a finales del 2012; y la reelección en el 2014. El cambio aquí se representa que durante ocho años de gobierno del señor Álvaro Uribe Vélez donde el Estado de Opinión aceptado era la victoria militar del Estado sobre las insurgencias a cualquier precio bajo la doctrina y política de Seguridad Democrática, o al menos era el Estado de Opinión que difundían los medios de comunicación. La pregunta principal entonces pasaría a ser ¿Se dio realmente una situación que dio el cambio del discurso?, a nuestra opinión se dio un cambio en el discurso en lo cosmético y no en lo hegemónico político, sin mencionar la continuidad del proyecto económico que sería un buen tema del análisis pero que no desarrollaré aquí, lo que se establece es una estrategia diferenciada con respecto a un solo ámbito, el del conflicto armado, una división en la clase heterogenia dominante, que también tuvo su contradicción interna sobre este ámbito, pero que aun así sigue reproduciendo las mismas lógicas de guerra, es una matización del discurso guerrerista, no más cabe ver la negativa del gobierno nacional al cese al fuego bilateral propuesto tantas veces en la mesa, la continua ratificación de la lucha contra el terrorismo por parte de los medios privados de comunicación que encuentran al enemigo interno en las insurgencias.

En nuestro Estado de Opinión, opinamos entonces que más que un cambio de un discurso hegemónico lo que se estableció fue una matización conservando la misma estructura, el momento de ruptura se da a partir de una nueva concepción de la forma de establecer un punto de quiebre que cambia estructura y que se genera con base a las clases dominadas o subalternas que reproducen contrahegemonias; la clase dominante jamás podrá cambiar la estructura del discurso que condiciona lo político, económico y cultural, pues iría en contra de sus intereses; desde la perspectiva propia lo que se da es un momento nuevo en el intento de reconfiguración de la correlación de fuerzas donde las clases dominadas tiene un oportunidad táctica para establecer nuevas dinámicas en la construcción de un discurso alternativo más allá de sus contradicciones internas, que se opongan, por medio de la movilización social y la continua organización, una nueva forma alternativa de crear contradiscrusos que sean representación de sus intereses de clase.

El autor pidió mantener el anonimato