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Tregua bilateral
Cristo Rafael García Tapia / Jueves 8 de enero de 2015
 

Quien quita, y es hasta posible que la tregua unilateral anunciada por las FARC–EP sea el principio del fin.

Desde luego, mas próximo ese fin si la tacañería del Gobierno en corresponder al gesto de su contrincante en los teatros de la guerra que se libra, no se antepusiera al sentimiento superior de paz que experimentan los colombianos.

Y que el mismo Gobierno se encarga de alentar, alimentar y promover, a través de manifestaciones, publicidad, discursos y cuanto medio justifica el fin.

Pero una cosa es una cosa, y otra cosa es otra cosa, y en esas se la pasa el Gobierno: dilatando las aproximaciones del fin; sacándole el cuerpo al hecho por cumplir; a punto de matar el tigre, pero temeroso del cuero.

Si ya las FARC–EP, dieron el paso de la tregua unilateral indefinida es porque realmente las alienta el mismo sentimiento de paz que los colombianos experimentamos y el Gobierno exhorta de dientes para fuera, pero que no es capaz de signar con hechos concretos y creíbles.

Que la “opinión” que marcan, y hasta cotejan las encuestas, resultaría desfavorable a Santos, es cuento que se reduce a una sola y atendible opinión: la de Uribe.

Esa y no otra, la de él y no la de ningún otro colombiano, persona natural o gremial, religiosa o intelectual, es la que le da culillo a Santos y lo inmoviliza en ese asunto crucial, determinante, para concretar algo concreto en La Habana.

Ni siquiera la de las FFAA, quienes reconocen su comandancia suprema pero no la obedecen, la de Santos, es tan categórica en la toma de una decisión que no tiene porque seguir dilatándose, a sabiendas de que inclinará la balanza para el lado de una negociación que pare la balacera de más de medio siglo que hiere y mata colombianos y colombianas de todos los lados, clases y condiciones.

El proyecto de “desestabilización” de Uribe, que va mas allá de la camorra con Santos, encontró en la oposición a la negociación del conflicto colombiano, genéricamente la paz, la razón mediática de cautivar opinión en su favor.

No sabemos si a gusto o disgusto de Santos, por la ambigüedad y blandenguería para defender el que se avizora como su más probable logro en el amplio espectro de su doble mandato: la paz para los colombianos.

En tanto Santos cree distraer y procurar opinión con metáforas chuecas, como la de la flor y el tallo de espinas, Uribe avanza y la paz se retrae.
En tales circunstancias, solo el soplo del cese bilateral del fuego es capaz de avivarla.

Pésame: Dolido estoy con la muerte prematura de Amparo Díaz Uribe, periodista, hija de Apolinar Díaz Callejas y Pepita Uribe. A los suyos, mi abrazo solidario.

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@CristoGarciaTap

elversionista@yahoo.es