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Rusia y la Segunda Guerra Mundial
Colectivo La Trocha / Miércoles 28 de enero de 2015
 

Leer las noticias desde una visión preconcebida es ser reticente a un análisis serio, crítico y consciente acerca de las noticias o la narración de un suceso histórico relevante para el devenir social. El movimiento ideológico dominante en el que la persona se encuentra inmerso, considera verdad o mentira una noticia desde un conjunto de creencias. Por ello en ocasiones la labor de realizar un ajuste con la historia debe hacerlo al menos una persona. Con la narración consecuente de los anales es posible concienciar nuevos individuos en el afán de hacerle frente a la mentira, y en el tema abordado en este escrito, al fascismo. Hacer este ajuste con la historia de los hechos previos y durante la Segunda Guerra Mundial es entregar una versión menos vociferada, menos parcializada, y aun mejor, luchar contra las ideas y narraciones tergiversadas en Occidente. Cuando hablamos de Occidente nos referimos a América (América Latina y Norteamérica) y Europa Occidental (Francia, España, Alemania, Inglaterra, Italia, etc.).

El problema de la historia del S.XX es que es la más tergiversada de las historias -a pesar de lo cercana en tiempo del S. XXI-, por ello “hay que tener el coraje de leer los hechos a partir del reverso de la historia. Es ahí donde se juega nuestro sentido de la verdad [1]”, como asegura Michael lowy.

En Occidente nosotros sabemos solo una verdad: la oficial, y en todo caso la oficial no es la que se pueda considerar totalmente verdadera. Todo lo que han hecho los gobiernos de Occidente es falsificar la historia para mostrarla de una manera diferente a la realidad.

La URSS (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas) nunca desvaloró la participación de los países occidentales en la lucha contra el nazismo, lo que sí hace EE.UU., éste siempre ha tratado –y lo sigue haciendo- de negar la participación de la URSS en la victoria contra el nazismo y el fascismo. La desvalorización de la URSS ha producido una ferviente hostilidad hacia Rusia y todo su pasado socialista, incluyendo la pérdida de la consciencia y la verdad histórica, o el olvido de las narraciones históricas que no entran en el canon de la ideología dominante. La campaña propagandística de EE.UU. ha creado el mito del desembarco de Normandía como la victoria sobre la Alemania nazi. Este mito ha logrado cambiar la opinión individual sobre la victoria en la guerra desde 1945 a 2014, especialmente en Francia, Lacroix escribe lo siguiente:

En junio de 2004, en ocasión del 60º aniversario del «desembarco aliado» en Normandía, a la pregunta «¿Cuál es, en su opinión, la nación que más contribuyó a la derrota de Alemania?», el instituto francés de sondeos de opinión mostró una respuesta exactamente contraria a la que se había recogido en mayo de 1945: en 2004, el 58% de las personas consultadas estimó que había sido Estados Unidos, contra sólo un 20% en 1945, mientras que un 20% se pronunciaba por la URSS, contra un 57% en 1945 [2].

Lacroix además asegura que la URSS desde 1941 pedía la apertura de un segundo frente en occidente. Esta opinión está ampliamente sustentada históricamente con las batallas que se libraron en el frente oriental desde el 22 de junio de 1941 cuando Alemania invadió la Unión Soviética. En una misiva de mediados de los treinta, enviada por la URSS, este país solicito a los gobiernos ‘democráticos’, organizar un bloque anti-fascista, pero estos se negaron. Roosevelt antes de que se viera involucrado en la guerra exaltaba a Adolf Hitler como un ‘gran hombre que ha logrado superar la crisis y unir a su pueblo’, existen comentarios similares de parte del embajador británico en la Italia fascista, Eric Drummond, que también fue presidente de la Sociedad de Naciones desde 1920 a 1933. Algunos de los apologistas occidentales de Mussolini decían que era un gran estratega militar por invadir Etiopía y lograr la victoria sobre el país. El caso que mejor explica la aceptación que tenía el fascismo entre dirigentes y masas de los países occidentales lo tiene Francia, allí la retórica del fascismo durante los años previos a la Segunda Guerra Mundial dio como resultado el apoyo a la Alemania nazi por un gran número de franceses tras la invasión. Hubo muy poca resistencia al fascismo en Francia entre los individuos comunes.

Era claro que Alemania se estaba armando para luchar contra la URSS eso lo sabían los gobiernos occidentales. La propaganda de Goebbels estaba dirigida contra la URSS, de ésta se han extraído los conceptos y nociones que han criminalizado la historia de la Unión Soviética: hambrunas, purgas, demonios come niños, y otras expresiones que han servido a los historiadores y a la propaganda ideológica occidental.

No se exagera cuando se asegura que la URSS inició la lucha contra el fascismo mucho antes que todos los países. Durante los años Guerra Civil Española (1936-1939) fue la única que envió armas, herramientas, armamento, soldados, asesores para ayudar al bando republicano contra el fascismo, este último apoyado por Alemania e Italia. Ayudó a exiliar a familias enteras. Todo esto mientras los países ‘democráticos’ decían que no había que meterse en los asuntos de España. Los únicos que apoyaron al bando republicano fueron los anti-fascistas y comunistas del mundo, no los Estados o naciones que años después se acreditarían la derrota del Nazi-fascismo.

La historia oficial occidental asegura, como he señalado, que el desembarco de Normandía fue la victoria contra los nazi-fascistas. Sin embargo, durante el desembarco los alemanes comenzaron a mover mayor cantidad de tropas al Este, donde se concentró el 70% de la wehrmacht. El 16 de abril de 1945 inicia la ofensiva soviética final contra Berlín desde el Río Oder en la República de Polonia a las 4:00pm, allí se centraron las esperanzas o desesperanzas de los pueblos. Sin la URSS la posibilidad de superar el fascismo era escasa. Hobsbawn nos da la siguiente impresión:

No sólo demoraron los aliados occidentales casi tres años desde el ataque alemán a Rusia para enfrentar seriamente al Reich en Normandía, sino que en esa fecha la pelea aún estaba al otro lado de Europa. En la campaña occidental murieron unos 110.000 soldados estadounidenses y unos 55.000 británicos y canadienses. Eso parece formidable según los estándares de hoy, hasta que se recuerda que en esos mismos once meses más de medio millón de [soldados] rusos murieron en el Frente Oriental. Por otro lado, en todas las campañas occidentales contra las tropas francesas, británicas, americanas y de muchas otras tierras murieron 200.000 soldados alemanes, versus cuatro millones en el Frente Oriental.

Pero al hablar de un ajuste de la historia debemos referirnos sin duda a la Alemania Nazi, allí a diferencia de lo que muchos jóvenes y adultos adormecidos por el fulgor de la mentira y el autoengaño creen, no existía algo parecido a un desvío hacia un país no capitalista en lo económico o social, éste país privatizó algunas de las empresas estatales y colocó enormes trabas a la pequeña industria, en un decreto del “7 de marzo de 1939 se suprimió toda empresa cuyo volumen de operaciones no alcanzara un mínimo determinado y la mano de obra que quedaba desocupada debía incorporarse a la gran industria. [3]”. La empresa Krupp, uno de los monopolios económicos más grandes en la construcción de armamento pesado, utilizaba trabajadores esclavos para la producción, en su mayoría prisioneros de guerra y pobladores de los países conquistados.

[1Lowy, M. (2007). Reflexiones metodológicas a partir de Walter Benjamín. El punto de vista de los vencidos en la historia de América Latina. Recuperado el 19 de diciembre del 2014, del sitio web Rebelion.org: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=50805

[3- Agosto, P. (2008). Nazismo: la otra cara del capitalismo. Mexico: Ocean Sur. P.54