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Medellín obra con horror
Entrevista con Mauricio Alzate Giraldo, joven candidato al concejo de la ciudad de Medellín que fue golpeado por un grupo de Espacio Público al grabarlos agrediendo a un vendedor ambulante
Agencia Prensa Rural / Viernes 13 de febrero de 2015
 

Mauricio Alzate Giraldo está sentado en una silla en la sala seis de urgencias de la clínica León XIII mientras conversa con un periodista de un medio local. Lleva una venda colgada al cuello para sostener su brazo izquierdo. El hombro, en comparación con el otro, está muy inflamado y en la espalda tiene las marcas de fuertes golpes. Hay unas diez camas en esa sala y todas están ocupadas. Los periodistas, amigos y familiares ponen de mal humor a los vigilantes porque no han parado las visitas en todo el día “y eso está prohibido”. Sin embargo sigue llegando gente.

Está allí con tres fracturas escapulares (hueso del hombro), una fractura en el húmero izquierdo y varias contusiones en las piernas que le impiden quedarse parado por mucho rato. Mauricio es defensor de derechos humanos, líder juvenil, activista de la población LGBT y precandidato al Concejo de Medellín por la Unión Patriótica.

Funcionarios públicos feroces

A la 1: 30 de la tarde del 9 de febrero Mauricio caminaba por el centro de la ciudad para cumplir una cita. Justo en la avenida La Playa con la Oriental ve que un camión grande se acerca a una señora que lleva unas frutas en una carreta, de él se bajan varios funcionarios de la subsecretaría de Espacio Público, tiran las frutas al suelo, las destruyen y decomisan la carreta.

Esta situación detiene a la gente a observar. Mientras tanto Mauricio está grabando la escena. En un instante uno de los funcionarios le arrebata el celular, todos se montan al camión y éste se va por la presión de la gente. Pero Mauricio sale detrás del vehículo tratando de recuperar el teléfono. Uno de los taxistas que se detuvo a observar le permite montarse y salen persiguiendo el camión. Unas cuadras más adelante el taxi cierra la trayectoria del camión, provocando que unos cinco funcionarios se bajen armados de palos y varillas y agredan a Mauricio dejándolo en el suelo.
El carro continúa su rumbo y la gente, indignada, lo persigue junto con Mauricio hasta el CAI de Boston donde hay otros dos camiones de la misma subsecretaría. El agredido pone la denuncia con todos los testigos ahí mismo, pero el encargado del CAI lo primero que le responde es “eso le pasa por metido” y le ofrece dinero para que se compre otro celular. El coordinador de Espacio Público, que no se identifica aunque se lo piden varias veces, también le dice “sapo”.

Mauricio pide el nombre del funcionario que le quitó el celular y selo dan con la condición que él también se identifique, con cédula y todo. El hombre se llama Julián Ocampo Arenas con cédula 1.040.735.995. Finalmente es ayudado por los compañeros del Centro Popular Afrodescendiente, quienes lo acompañan al hospital.
Lo particular es que en la mañana se encontraba con los concejales Luis Bernardo Vélez y Miguel Quintero. “Miguel me estaba contando que el alcalde Aníbal Gaviria va a presentar un proyecto de acuerdo municipal el viernes donde solicita cuatro meses de poderes especiales para hacer las reformas administrativas necesarias. Entonces se viene la privatización de EPM y unas reformas que van a acabar de profundizar el neoliberalismo en Medellín y un montón de situaciones incómodas que se avecinan”.
Luego habla con Luis Bernardo de la retirada de su aval con la ASI. “Hablamos de la indignación del asunto democrático en esta ciudad”.

La fuerza bruta del Estado

Los visitantes de los otros enfermos miran a Mauricio que no ha parado de hablar en todo el día. Una señora que teje mientras su familiar duerme, afirma lo que el entrevistado dice. Otros hacen sus comentarios en voz baja. Se nota que ha recibido mucho acompañamiento y que esto lo llena de fuerza. En cuanto a su situación hace tres reflexiones.

“La primera: hasta qué punto el mismo estado ha asumido el rol de inculcar tanto miedo en los ciudadanos, porque lo que ellos estaban haciendo era tanto destruyendo una prueba de ellos por una ilegalidad provocando una ilegalidad mayor y asustándome a mí, amedrentándome a punta de acciones violentas para que yo me alejara. Yo escuché que me decían malparido, te vamos a matar hijueputa, vos sos una gonorrea y me grabaron. Los de espacio público saben quién soy yo, tienen mi cédula y me grabaron. Puedo decir ahora que con las últimas denuncias de vacunas, con los reinsertados en espacio público se denota que hay un grupo de choque y de fuerza dentro del mismo estado, que no es ni siquiera policial. Esta fuerza de choque está pegando a los habitantes de calle, a los vendedores ambulantes y está generando mucho temor en la ciudad y en el centro de la ciudad para controlarlo”.

En el centro del ciudad de Medellín hubo una serie de manifestaciones debido al control y desplazamiento obligado de diferentes trabajadores.
“Hacer esto demuestra lo que está sucediendo en la ciudad, como se está paramilitarizando el Estado para poder regular el territorio. Un ejemplo, hablando con el concejal Luis Bernardo nos contaban que en Medellín se recogen 150 mil millones diarios por impuestos y las Bacrim están recogiendo 250 mil millones en vacunas. ¿Quién está gobernando la ciudad, quién está en las instituciones y de qué manera?”.

Mauricio recibió palabras de guerrillero, malparido, sapo, situación que lo pone a pensar en cuál es la posición ideológica del Estado.

Lo segundo es un asunto de la función pública, “porque no estamos reconociendo al Estado como un amigo o como un cercano ni como un proceso para beneficio de nosotros y nosotras, estamos encontrando en él un enemigo, un represor. No puedo denunciar a un funcionario público porque me amenaza, me golpea, entonces qué estamos haciendo con el asunto de acercarnos nosotros a la institucionalidad. ¿Cómo se desarma la institucionalidad? Porque sino no vamos a tener cercanía”.

Y lo tercero, afirma Mauricio, pues para él es claro que esto sucede a diario, que “nosotros no nos vamos a quedar callados, esto sucede a cientos de trabajadores informales que llegan a estos hospitales como la León XIII por contusiones o golpes de los de Espacio Público. Hace poco nos tocó evidenciar que un funcionario en medio de un aguacero recogía agua sucia en unos tarros para tirarles a los habitantes de calle y despertarlo. Son ciudadanos y hay que respetarlos”.

Ya Mauricio se encuentra en su casa esperando la cirugía. El abogado presentó las debidas quejas disciplinarias contra el funcionario al tener sus datos, luego vendrán las acciones jurídicas. “Por último me queda decir que nosotros estamos muy empeliculados con el proyecto Medellín Plural (su campaña al concejo). Vamos a permitir en esta ciudad poner una voz distinta, pero no solo para cambiar los métodos o ser la vanguardia, sino porque no nos va a dar más miedo decir cómo están las cosas, decir que el paramilitarismo se tomó la ciudad, que nos están reprimiendo y nos están haciendo demasiado daño a la sociedad medellinense y a la credibilidad del Estado”.