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No hay de otra: regresar a las calles
Nelson Viloria / Domingo 15 de febrero de 2015
 

Las Bases del Plan Nacional de Desarrollo 2015-2018 “Todos por un nuevo país”, profundiza las contradicciones de clases sociales en el campo. Un diagnóstico demagógico, ante las metas que se plantean en el capítulo de la transformación del campo, durante los cuatro años.

La lucha de los campesinos, como clase social, fundamental en la sociedad colombiana, en la producción de alimentos para los centros urbanos y de materia prima para el sector industrial; parte de la necesidad que se reconozca como clase en sí y negar el permanente bombardeo desde el establecimiento y de los burócratas de todos los pelambres, de ser considerado como productor. La conquista en las calles por el reconocimiento político de los campesinos como uno de los sujetos de transformadores de la sociedad colombiana es la única alternativa que le queda ya que el actual bloque de poder dominante, y el presidente Santos su principal vocero, continúa profundizando el modelo neoliberal para el campo, en contra de los campesinos.

Desde finales de septiembre de 2013, alertamos sobre las maniobras del gobierno para no buscar salida a la crisis de la economía campesina y que a la fecha no se vislumbra posibilidades reales de alternativas políticas para salir del atolladero que se encuentran los campesinos, indígenas y afrodescendientes. La transformación para el campo en materia de tierra, comercialización, insumos, TLC y otros muchos temas contenidos en los pliegos de exigencias de la MIA, primero y de la Cumbre Agraria, después, estarán engavetados, si los campesinos y los sectores populares no rechazan el mal llamado Plan Nacional de Desarrollo, Todos por un nuevo país.

Todos por un Nuevo País, ¿sin campesinos?, ¿sin el reconocimiento de la existencia de una economía campesina? Cuando el presidente santos dijo cual paro, que el paro no existe, ahí estaban los campesinos y el pueblo diciéndoles a los gobernantes, que los campesinos estaban en las calles en la lucha por un nuevo modelo de desarrollo rural. Ahora hay que volver a las calles para decirle a Santos que ese nuevo país no es el que quieren vivir los campesinos, indígenas y afrodescendientes. Ese nuevo país que plantean para la transformación del campo favorece a los ganaderos, a los agroexportadores, a la producción de etanol, a las transnacionales, a todos aquellos que se apropian de la riqueza social y natural.

Las bases del plan de desarrollo, para el sector agropecuario, imponen una nueva ley de desarrollo rural, pasando de agache la ley 160 de 1994, a espaldas de los campesinos y los sectores populares.

No hay tierras para los campesinos sin tierra o los que la tienen le son insuficientes. Es preocupación para las clases dominantes las zonas prioritarias de desarrollo estratégicos y no las zonas de reservas campesinas. Los ganaderos, las transnacionales y los empresarios de la tierras son los grandes beneficiarios. Continúa con la política de mercados de tierra, nefasta para los campesinos. El modelo palmero es la propuesta para los campesinos. Los baldíos son para los inversionistas transnacionales y los empresarios agrarios. Independientemente que se pretenda negar, se ampliará la frontera agrícola a través de las zonas forestales, sin atacar a los terratenientes que poseen las mejores tierras aptas para la producción de alimentos y que son improductivas. En fin, todos por un nuevo país a favor de los ricos del campo y de las transnacionales agropecuaria. Ese es la continuación del actual modelo.

Paz con justicia social. Paz para una democracia política y económica que llegue al campo colombiano, sobre todo a los campesinos, indígenas y afrodescendientes. Paro campesino y popular para decirle a Santos que existe la economía campesina y que debe haber políticas que la sustente para el logro del nuevo país para los más pobres, a través de un nuevo modelo de desarrollo rural y no el que presentó al Congreso.