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Medios de comunicación. La televisión
Imelda Daza Cotes / Lunes 4 de mayo de 2015
 

En la era de la globalización los medios de comunicación se han constituido en “el gran poder”, se han afianzado como promotores de un pensamiento único con parámetros que se pretenden universales, son parte de las estrategias de dominación centradas en la llamada”guerra de cuarta generación” que emplea lo psicológico-mediático para controlar la opinión planetaria bajo la consigna: “quien maneja medios, maneja poder”. El poder político se ha transferido a los dueños de los medios masivos de comunicación.

La prensa escrita, radio, televisión, medios audiovisuales “construyen” hoy la realidad, de manera que la mayoría termina pensando y actuando, en términos político-ideológicos, como “los amos” quieren. Un pequeño grupo de pensadores, casi siempre plegados al gran capital, conceptualiza, organiza y da forma a lo que luego las mayorías asimilan y repiten; es la manera de hacer que “el esclavo piense con la cabeza del amo” y que “la ideología dominante sea la ideología de la clase dominante”. En general, lo que un adulto sabe y opina sobre la realidad, proviene de lo que transmiten los medios.

Para muchos analistas, la televisión es el medio masivo más impactante y de mayor influencia planetaria; desde su aparición fue más un medio de entretención que de información veraz y educación y adquirió tal fuerza arrolladora que se convirtió en el centro de los hogares. La televisión construye un mundo virtual fascinante para muchos, sus imágenes convencen, atraen, se imponen y nos hacen ejercitar toda clase de sentimientos, rabia, dolor, hilaridad, amor; así le infunde credibilidad a sus imágenes y voces. Con base en ese poder, los medios interpretan la realidad a su antojo y según sus intereses, y fabrican una realidad virtual que desfigura la historia y empobrece la comprensión del mundo, además de que atrofia la reflexión, manipula las emociones, controla la razón. No es que la gente sea tonta por ver la televisión, pero si es inconscientemente más manejable, más manipulable. Los video-dependientes tienen menos sentido crítico que quien se informa a través de lecturas que inducen a la crítica y a la reflexión, pero es que, ver es más fácil que leer.

La televisión como arma ideológica transforma todo en espectáculo; guerras, sexo, violencia, política, todo se reduce a un “show” que deja la sensación de impotencia/indefensión para transformar esa realidad, paraliza la acción social, estimula el conformismo.

La reflexión invita a potenciar nuestras capacidades intelectuales y buscar que los avances tecnológicos de los medios digitales (televisión, internet, teléfonos celulares, tablas, etc.) sirvan a fines altruistas, sean un “arma liberadora” que amplíe saberes, promueva el análisis, el debate y la crítica en procura de un mundo mejor para todos.