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Del oro, a Bolívar le quedan la contaminación y la pobreza
Libardo Muñoz / Jueves 14 de mayo de 2015
 

Tener oro en sus montañas y quebradas sólo le sirve al departamento de Bolívar para que bandas de asesinos del paramilitarismo se enriquezcan y dejen sus ríos contaminados y para que, con ayuda de los políticos corruptos, mantengan un control electoral en municipios desolados sin salud, sin escuelas y sin asistencia social para ancianos y madres con sus hijos mal alimentados.

La utilidad social del oro no se queda en Bolívar. Por sus ríos y quebradas corre la contaminación dejada por la minería ilegal. La Confederación Nacional de Mineros de Colombia afirma que el gobierno de Santos tiene el objetivo no confesado de arrasar a los pequeños y medianos mineros de este país "para entregar a las multinacionales los terrenos limpios, sin importar lanzar al hambre a miles de familias de municipios, corregimientos y veredas".

Más de 200 empresas internacionales tienen los ojos puestos sobre Colombia y sus minas de oro, animadas por la falta de escrúpulos de las perlas que gobiernan al país, que legislan a favor de los "trusts" mundiales, estimuladores del cohecho, sin sentido del pudor, a quiénes la conciencia no los acusa de nada, aunque la comunidad muera de hambre, rodeada de carbón, de oro, esmeraldas y níquel, además de otras riquezas sacadas en secreto.

Cominercol precisa que en los últimos ocho años se dieron en concesión mas de nueve mil títulos que engloban 4.988.360 hectáreas, otorgadas durante 30 años, mientras hay otros países haciendo cola. "Viene mas pérdida de la soberanía nacional sobre páramos, campos agrícolas y reservas forestales en perjuicio de más de 2 millones de mineros pequeños, medianos y artesanales informales" advirtió Cominercol.

Con la importante extracción de oro de Bolívar no hay argumento que justifique que Cartagena, su admirada capital, tenga un 36% de pobreza, entre Medellín con 38% y Barranquilla con 41%.

Colombia siempre ha tenido minería tradicional como lo demuestra la historia: las guerras de independencia en gran parte fueron financiadas con oro de Antioquia y Marmato. En 1822 se pignoraron las minas de Santa Ana, Pamplona y Marmato por 50 años para poder pagar créditos a Inglaterra. Simón Bolívar, rodeado de traidores en 1829, al borde del sepulcro, desde Quito, transfirió por decreto la propiedad soberana de las minas en manos de la Corona a las de la naciente República de Colombia.

Los mineros legalizados en Cominercol afirman que en la historia de Colombia siempre existieron mineros pequeños, medianos y artesanales aceptados por las autoridades porque pagan sus impuestos. "El peligro actual viene de Virgilio Barco hasta nuestros días, una maniobra para acomodar la legislación a la voracidad de la gran minería mientras se va aplastando a los pequeños y a los medianos".

Entre 1500 y 1890, españoles, ingleses, franceses y desde luego gringos, se llevaron de Colombia 653 millones de pesos "oro" en oro metálico y 35 millones en plata. Por lo que se sabe, aún no se sacian y vienen por más.