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Fensuagro: “Estamos listos para movilizarnos”
La discusión sobre la paz y la política agraria en Colombia desde la visión campesina son temas que están al centro del XI Congreso de Fensuagro. Advierten incumplimientos del Gobierno.
Semanario Voz / Viernes 29 de mayo de 2015
 
Movilización campesina del año 2013. Foto Marcha Patriótica

Fensuagro, la organización agraria más importante del país, se prepara para su XI Congreso, que se llevará a cabo del 5 al 8 de junio con la consigna “Vamos por la paz, los derechos campesinos y la soberanía alimentaria”. La cita de las organizaciones campesinas y sindicales agremiadas a la Federación reafirma su vocación por la paz y la transformación del campo colombiano. VOZ entrevistó a su presidente, Eberto Díaz, quien habla de la unidad campesina, los incumplimientos del Gobierno Nacional a las demandas agrarias, y el proceso de paz que cursa en La Habana.

–¿Cómo va la preparación del Congreso de Fensuagro?

–Hemos venido desarrollando un debate con las distintas organizaciones que conforman nuestra Federación agraria. Analizamos el contexto político, la situación social y la coyuntura del movimiento agrario, además de las perspectivas de unidad y movilización del campesinado colombiano. Este Congreso tiene tareas muy importantes: primero, los diálogos de La Habana; nosotros hemos estado siempre alentando la solución política al conflicto y de cualquier forma el resultado de esas conversaciones repercute en el campesinado.

Y en segunda medida, la unidad agraria; estamos trabajando en la Cumbre Agraria que es un paso importante entre los movimientos indígenas, afrodescendientes, populares y agrarios, que confluimos allí. Somos interlocutores válidos del Gobierno Nacional en el conflicto agrario. Para nosotros esa unidad es estratégica y conducirá a los cambios que requiere el país en materia agraria.

–Hablemos de los retos que tiene a cuestas Fensuagro en el próximo Congreso.

–Los retos de Fensuagro son muchos. Defender los intereses del pueblo colombiano, del campesinado, es el más importante. Por lo tanto, necesitamos una Federación capaz de potenciar la lucha de clases y para eso se requiere una organización interna fuerte. Debemos potenciar la unidad popular, la unidad con sectores sindicales, con todas las vertientes de la lucha popular. Seguir avanzando en la construcción de un bloque popular para impulsar los cambios del país en todo orden.

–A propósito de esa unidad, la Cumbre Agraria demuestra que se puede hacer la unidad en la práctica y el resultado fue el pliego único. ¿Cómo van las negociaciones?

–Una de las cosas a la cuales nosotros no renunciamos es al camino de la lucha por los cambios. Nosotros salimos a las calles, a las carreteras, a los campos, para exigir al Gobierno Nacional un desarrollo agrario integral y, tras los incumplimientos, consideramos que es necesario agitar de nuevo la movilización. La intransigencia del Gobierno tiene sentido en que no quieren cambiar su modelo de desarrollo agrario y social. Juan Manuel Santos sigue empeñado en que los campesinos no tenemos voz y nosotros le decimos al Gobierno: Estamos listos para movilizarnos con más fuerza que en el paro agrario de agosto de 2013.

–Explíquenos un poco esa estrategia gubernamental para el campo.

–En el municipio de Primavera, departamento del Vichada, estuvimos en una audiencia pública con la Comisión Quinta de la Cámara de Representantes discutiendo el contenido de las Zonas de Interés de Desarrollo Rural y Económico (Zidre). Consideramos que eso es una herramienta para la política de despojo del Estado colombiano. El derecho a la tierra es sistemáticamente negado para el campesinado.

Ese mecanismo de alianza entre el gran empresario, el sector financiero y latifundistas les servirá para apoderarse de la tierra y acumular riqueza. La Zidre es la negación de la economía campesina. Exigimos un debate serio de una reforma agraria integral que tenga como actor principal la economía campesina, que tenga como protagonista la participación plena de los campesinos. La Zidre es para los agronegocios de combustibles y madera pero cero alimentos para los colombianos, para el campesino nada.

–Un tema central del Congreso de Fensuagro es el proceso de paz. ¿Cuál es su opinión frente a los acontecimientos de los últimos días?

–Desde las fuerzas populares seguimos insistiendo en la necesidad del acuerdo de cese bilateral al fuego y el inicio de los diálogos con el ELN y el EPL. Cuando mueren soldados, policías, civiles o insurgentes en la confrontación o fuera de ella son actos dolorosos para miles de madres y familias que lloran esas muertes. Estamos en una crisis de negociación por la forma y el diseño del proceso de paz. Negociar bajo el fuego demuestra que es demasiado complicado para escucharse las partes y para escuchar el clamor de los colombianos y en especial de esos campesinos que son víctimas de bombardeos y ametrallamientos.

Además de los escenarios mediáticos que se construyen para debilitar el proceso de paz: cuando la Fuerza Pública recibe golpes militares por parte de la insurgencia hay un despliegue mediático para intentar romper el diálogo, pero cuando sucede al revés, se dice que esas son las reglas. Eso está mal. Por eso y por muchas otras cosas insistimos en el cese bilateral al fuego, que a juicio nuestro aceleraría el acuerdo final.

–Entre los avances del proceso de paz, hasta ahora hay tres puntos parciales. Pero 28 salvedades o puntos siguen en el congelador. Varios de ellos relacionados con temas agrarios. ¿Cuál es su opinión frente a las salvedades?

–Vemos que el Gobierno Nacional tiene dos agendas: una es la que se discute y se acuerda en La Habana y otra la que adelanta en el legislativo. Las dos no tienen consonancia ni coherencia. El parlamento sigue expidiendo leyes antipopulares, sigue produciendo ejercicios negativos para el proceso de paz. El congelador se debe abrir porque allí reposan temas estructurales para el país y para el desarrollo agrario integral. Los acuerdos deben ser completos y concretos para los cambios que demandan los campesinos. Si los problemas son estructurales las salidas deben ser estructurales.

La política agraria debe ser incluyente con los campesinos. Colombia requiere una reforma agraria vista desde el campesinado para su interés, una reforma agraria con sentido regional capaz de posibilitar la tierra para el uso y el bienestar del pueblo colombiano. La tierra es para el bienestar en todos los aspectos y para todos los colombianos.