Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra
:: Magdalena Medio, Colombia ::
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Reflexión desde la zona de reserva campesina
No confundamos el precio con el valor de nuestros recursos
Tomamos la decisión de reconocer el valor de todo lo que nos rodea y no el precio que nos ponen por nuestras tierras, nuestros recursos, nuestras culturas e incluso por nuestras vidas.
Milton Mahecha / Martes 2 de junio de 2015
 

El campesinado del valle del río Cimitarra hoy por hoy resiste y persiste en su territorio. Después de ser desplazados una y otra vez de otras regiones del país hemos decidido no ser más desplazados a pesar de las fuertes estigmatizaciones, montajes judiciales, ejecuciones extrajudiciales y masacres por parte del Estado y de sus fuerzas oscuras.

Tomamos la decisión de reconocer el valor de todo lo que nos rodea y no el precio que nos ponen por nuestras tierras, nuestros recursos, nuestras culturas e incluso por nuestras vidas. Todo tiene precio y en ocasiones se olvidan del valor que tiene respirar el aire puro de nuestros bosques, la libertad de caminar de día o de noche sin precaución de que te atraquen, o sufras algún accidente o que la Policía te meta al calabozo por sospechoso. No todo tiene precio en la vida.

La pedagogía que nos muestran los medios de comunicación en sus absurdas novelas y programas apunta a que todo es comprado y vendido, pues esto abre la oferta para que haya demanda.

Da vergüenza cómo muestran a la juventud vendiendo la vida de hermanos, amigos y allegados por un precio, y las niñas y adolescentes vendiendo su cuerpo. Les muestran que la prostitución es la salida a los problemas económicos que por falta de inversión social se viven en muchas regiones y ciudades del país.

Las noticias solo son noticias si hay alguien importante o famoso en riesgo o muere. En las novelas nos quieren vender la información que a ellos les conviene, pues muestran a unos "campesinos" con haciendas, con todo a su alrededor, servicios públicos, el carro entra hasta la casa y bienes en todo lo largo y ancho del país.

Cuando la realidad es otra: estos personajes que muestran ahí no tienen ningún contacto con el campo ni el suelo de sus haciendas. Los verdaderos campesinos de Colombia no tenemos servicios públicos ni derecho a la salud, educación, vivienda digna, y las vías de penetración se hacen a lomo de mula o a pie para llegar a nuestras humildes casas y cuando exigimos nuestros derechos somos señalados o judicializados, y en ocasiones asesinados como ha pasado con muchos de nuestro compañeros que les han arrebatado sus sueños asesinados por el terrorismo de estado.

La sangre de estos compañeros se convirtió en semilla de lucha por la permanencia en el territorio y los sueños de un futuro mejor para nuestros hijos e hijos de nuestros hijos. Nos preguntamos por qué las noticias solo hablan de guerrilla, narcotráfico, bacrim y escándalos de famosos. A los medios masivos de comunicación solo les importará la guerra y no la solución porque también tenemos millones de campesinos dispuestos a superarse y con todo el ánimo de vivir en paz y miles o millones de desplazados en la ciudad pidiendo limosna. Gente humilde y trabajadora del campo y sus hijos terminan siendo empujados a la guerra o a la prostitución pues nunca vemos a los hijos de los ricos o politiqueros de oficio en estas circunstancias.

Todos los muertos son hijos de gente pobre humilde: unas personas porque decidieron alzarse en armas cansadas de la represión del Estado y otras porque no hay empleo, la única opción que ven es vincularse a la Fuerza Pública, ya sea porque se presenten o porque lo obliguen. Recordemos que la vida de nadie tiene precio y valoremos lo que tenemos, no le pongamos precio.