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Señores del gobierno ¡Un poquito de coherencia!
Pedro Jose Díaz Caro / Sábado 18 de julio de 2015
 

Hoy hacemos un llamado a los señores del Estado colombiano a la coherencia, a que defina de una vez por toda su posición, manifieste su voluntad de paz y de muestras de querer conseguirla. De antemano se le hace saber que encarcelar a personas miembros de procesos sociales y políticos no es la mejor forma de mostrar sus deseos de paz.

Si el Estado colombiano quiere conseguir realmente una paz estable y duradera, tiene la obligación de superar la visión guerrerista del enemigo interno con la que operan todas sus instituciones, debe renunciar a la estigmatización, represión, criminalización, destrucción física y el exterminio de sus opositores políticos. Sin ese requerimiento cualquier anhelo de reconciliación no pasará del mero discurso, pues el conflicto colombiano no es solamente armado, es ante todo social y político, y como tal también deben dársele las garantías para su solución.

El 16 de julio fue arrestado Esmer Montilla, presidente de la Fundación por la Defensa de los Derechos Humanos y el Derecho Internacional Humanitario del Oriente y Centro de Colombia –DHOC-, miembro de la Mesa de Unidad Cívico Agraria y Popular del Oriente Colombiano –MUCAPOC- y miembro de la Marcha Patriótica, arrestado al tiempo con dos líderes sociales del oriente colombiano. Los tres son ahora otros colombianos que se suman a la larga lista de luchadores sociales, miembros de organizaciones pertenecientes a la Marcha Patriótica que han sido privados de la libertad.

La Marcha Patriótica es un movimiento político y social que recoge una larga tradición de resistencia del pueblo colombiano, que se constituye en actor político y se presenta frente al país como una alternativa de poder, que aúna esfuerzos en la consecución de la Paz con Justicia Social, una visión de paz encierra apuestas que van más allá de la terminación de la confrontación armada y abandera la construcción de un nuevo orden social, opuesto al vigente que se sustenta en la desigualdad y la exclusión. La Marcha Patriótica es un proyecto claramente opuesto al poder constituido, la Marcha es una organización política de oposición al gobierno, y tal vez por lo mismo, cosa que no debería ser así, ha sido objeto de estigmatización y señalamientos que hoy se hacen evidentes en una acción sistemática de persecución y encarcelamiento, que llega a más de 340 presos.

Esas detenciones y encarcelamientos recaen sobre personas que son parte del movimiento social y popular, gentes del común que recurren a la organización y la movilización, en ejercicio pleno y legítimo de sus derechos, de forma democrática en uso de la protesta y rebeldía popular, buscan la consecución de sus reivindicaciones sociales y además se oponen a un orden político, social y económico caduco.

En las democracias oponerse no es un delito, señores del Estado hagan de esto algo parecido a una democracia, y garanticen el ejercicio de los derechos políticos de todos los colombianos.

Un bello gesto de paz por parte del gobierno debe ser la libertad de los presos de la Marcha Patriótica, de todos los presos del movimiento social y popular, y el cese definitivo de la persecución y estigmatización a sus organizaciones.