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Análisis
Gasolina y energía: cuestiones a fondo sobre el cierre fronterizo
Uribe emitió decretos para “colombianizar” el combustible contrabandeado desde Venezuela.
Franco Vielma / Sábado 29 de agosto de 2015
 

La parafernalia mediática en Colombia ha retumbado. La alta (o más bien baja) política ha encausado la opinión nacional colombiana contra Venezuela, luego del cierre fronterizo en Táchira. Las alarmas se han prendido y la situación es de alta tensión. Son éstas señales inequívocas de que el cierre fronterizo ha dado un golpe franco, severo, a oscuros negocios asociados al más alto poder en Colombia.

Olvidemos las deportaciones, tal acto soberano de Venezuela hacia una microscópica parte de los colombianos que viven felizmente en Venezuela o que han sido nacionalizados, es un entramado de propaganda para barrer bajo la alfombra. Al Gobierno colombiano y a sus medios no les duele su gente. En Colombia 1’400.000 familias han sido desalojadas de sus casas por los bancos, a razón de 300 familias por día, mientras la tierra rural y urbana sigue en manos del capital privado con el desplazamiento forzoso por parte de la Fuerza Pública de indígenas y barriadas enteras en las ciudades y en La Guajira. La estrafalaria desproporción mediática contra Venezuela tiene una explicación más profunda.

La gasolina en cifras

Días siguientes del cierre fronterizo, el vicepresidente venezolano Jorge Arreaza publicó, como parte del más alto nivel del Gobierno, una cifra que asombró a gran parte del país: en un solo día se vendieron un millón de litros menos de gasolina en el estado Táchira.

Las cifras son astronómicas. En promedio, la División de Mercado Interno de Pdvsa está ahorrando un millón de litros de gasolina al día en sus despachos al estado Táchira. Sin contar que el bachaqueo de combustible asociado al eje fronterizo tachirense tiene un alcance que se hace sentir en estaciones de servicio de los estados Mérida, Barinas y Zulia en el Sur del Lago de Maracaibo, lo cual indica que las cifras en ahorro de combustible podrían ser mucho mayores.

Básicamente la gasolina que Pdvsa está ahorrando en estos momentos sólo en el estado Táchira, significa al menos 30 millones de litros de gasolina ahorrados al mes. El precio promedio internacional de la gasolina en estos momentos puede llegar a los 1,57 dólares por litro. Si esa gasolina se colocara en exportación, los ingresos que podría obtener la República podrían alcanzar los 47’100.000 dólares, una cifra que al año significa más de 565 millones de dólares.

Tal es la magnitud del contrabando de gasolina a Colombia, que básicamente el 90% de la gasolina que circula en Cúcuta y el Norte de Santander proviene de Venezuela. Según el diario La Opinión de Cúcuta, citado por el blog La Tabla, de 11 millones de galones requeridos al mes, el estado colombiano sólo asigna un millón. Y en esto ha consistido una parte del desangre articulado de la paraeconomía colombiana contra y desde Venezuela.

El cierre fronterizo del puente internacional Simón Bolívar y de las trochas en Táchira ha significado un daño profundo al orden paraeconómico en Colombia. El diputado presidente de la AN, Diosdado Cabello, ha señalado que la ciudad de Cúcuta ha dejado de aportar 300 millones de dólares diarios y nueve mil millones de dólares mensuales a los bolsillos de las grandes mafias que controlan la paraeconomía en Colombia y que tienen sus tentáculos en Venezuela, esto producto del contrabando de alimentos y un millón de litros de combustible del contrabando. También, señala Cabello, que “otros negocios oscuros han sido golpeados, y estos prosperaban ante la mirada cómplice de las autoridades de la región”.

La reacción colombiana por el cierre ha sido consistente, intentan de alguna manera disuadir a Venezuela para evitar el cierre por el Zulia, y es que probablemente la cuestión de la gasolina es mucho más grave en ese estado. En febrero de este año, cuando el precio del dólar paralelo (principal acelerante del contrabando) no se encontraba en los supraexponenciales niveles actuales, Panorama divulgó unas importantes cifras, de la mano de estimaciones de Pável Rondón, ex embajador de Venezuela en Colombia: el 60% del combustible que sale de contrabando, sale desde el Zulia.

El titular de Pdvsa, Eulogio del Pino, en febrero de este año apuntaba que “diariamente se fugan vía contrabando cerca de cien mil barriles de combustible”. Esta estimación es nacional. Si hablamos de litros (pues el barril como unidad de medida representa 159 litros), estaríamos hablando de la extraordinaria cifra de 15’900.000 litros de gasolina desangrada al día, con estimaciones al mes de febrero. Básicamente, según esta afirmación, si del Zulia salen 60 mil barriles por día, los cálculos sugieren que las pérdidas diarias en la región oscilarían en 5,2 millones de dólares, mientras que las anuales ascenderían a 1,9 millardos de dólares aproximadamente. Esto equivale en dólares a la mitad del último tramo de pago de la deuda griega. Y en combustibles, al día, la cifra representa en dos tercios la cantidad de combustible que Venezuela suministra a los países de Petrocaribe.

Las cifras de ahorro en combustible en Táchira están por consolidarse y darán una radiografía real con respecto a la estimación que hiciera Eulogio del Pino en febrero. Sin embargo, Juan Ricardo Ortega, encargado de la Dirección de Impuestos y Aduanas Nacionales de Colombia (DIAN), aseguró durante una entrevista concedida al diario zuliano Panorama en febrero, que el 15% de la gasolina que se consume en ese país proviene de Venezuela mediante el contrabando.

Contrabando adentro

La institucionalización del gran y pequeño contrabando de gasolina venezolana a Colombia es de conocimiento público. Hablamos de consolidadas redes de “pimpineros”, expendedores informales que tienen un protagonismo importante en el suministro de combustible al Norte de Santander y el oriente colombiano.

Pero las denuncias con respecto al gran contrabando son mucho más complejas. Verónica Díaz Hung entrevistó recientemente a David Paravisini, quien afirmó que las empresas colombianas Vetra, Pacific Rubiales y Petromagdalena junto a Ecopetrol, la petrolera estatal colombiana, comercializan como propia la gasolina venezolana.

Paravisini explica que en Colombia se promulgaron unas leyes según las cuales la gasolina que entra por la frontera no tiene banderas y se reconoce como producto colombiano, en otras palabras, nacionalizan el contrabando, porque no hay que declarar el origen de la mercancía.

Afirma Paravisini que en 2004, ante la declinación en la producción de crudo en Colombia (por debajo de 400.000 BDP), Ecopetrol determinó que Colombia dejaría de autoabastecerse de combustibles a partir de ese año. Bajo esta presión, el entonces presidente Álvaro Uribe desconoció los acuerdos firmados con el Comandante Chávez y emitió los decretos 2337, 2338, 2339 y 2340, claves para legalizar el ilícito fiscal y apropiarse sin pagar de cuantiosos volúmenes de gasolina y diésel venezolanos. Con esa medida se colombianizaban los combustibles contrabandeados desde Venezuela, sin requisitos de importación. También se crearon los denominados centros de acopio de combustibles a lo largo de la frontera con Venezuela, autorizando a “empresarios fronterizos” a manejar esos centros de acopio con capacidad para suministrar gasolinas y diésel al mercado interno y exportarlo a través de Ecopetrol.

“Nos han inducido a pensar que es un problema de pimpineros, o de unos cuantos wayúu, quienes son los que están contrabandeando, pero las magnitudes que se manejan sugieren que se trata de organizaciones que tienen capacidad de almacenamiento de combustible y la infraestructura para despachar a los sistemas de distribución oficiales de Colombia, porque Ecopetrol vende la gasolina venezolana que entra por contrabando”, señaló Paravisini.

Hay denuncias concretas sobre el funcionamiento del contrabando desde Venezuela a Colombia. Básicamente, camiones con toneles repletos de gasolina pagan a funcionarios corruptos en Venezuela y atraviesan trochas por Coloncito (Táchira) rumbo a Colombia. Estos camiones con placa venezolana atraviesan parte del territorio colombiano, siendo en ocasiones hasta escoltados por militares colombianos, rumbo a la refinería de Barrancabermeja, en Santander, más al sur de Cúcuta, donde se encuentra la principal refinería de Colombia. La práctica es idéntica desde la Guajira venezolana y colombiana, donde las condiciones del terreno permiten una mayor movilidad de los camiones desde Venezuela, hasta el río Limón, donde son despachados los toneles de gasolina a camiones colombianos que, sin pudor, atraviesan a Colombia desde el noreste rumbo a Barrancabermeja.

Una situación a largo plazo

El cierre fronterizo ha desnudado la cualidad estructural de Colombia. Un país que se ha paradesarrollado parcialmente en el centro, relegando a su periferia y al oriente colombiano al ostracismo económico, a la pobreza y a la dependencia de Venezuela, bien sea por las actividades lícitas como también de las ilícitas.

Pero la cuestión energética es mucho más profunda. El contrabando no es una cuestión estructurada alrededor de los “pimpineros” o pequeños contrabandistas. Aunque estas rémoras de la economía malsana hacen mucho daño, son sólo eso: rémoras. Las verdaderas mafias son aquellas que estructuran corruptelas, que compran a funcionarios venezolanos o que, en muchos casos, les amenazan a ellos y a sus familias en territorio venezolano para colocarlos al servicio de estos flagelos.

La estruendosa reacción de Colombia al cierre fronterizo tiene otras razones mucho más complejas. El carbón que sale por el Norte de Santander sale rumbo a Europa vía Venezuela, pues Colombia se ha servido de la infraestructura venezolana para tales fines. El Norte de Santander produce cerca de 200 mil toneladas de carbón al mes, el cual es exportado a Europa desde puertos venezolanos y tiene un precio de 52 dólares la tonelada, por lo que las pérdidas diarias se estiman en 400 mil dólares. El sector emplea a unas 15 mil personas.

Otra cuestión a saber es que el precio mundial del petróleo toca el piso, y Colombia no escapa de esa realidad. Colombia también depende en buena parte del precio petrolero, y ya Ecopetrol es una empresa bastante frágil. El cierre del grifo de la gasolina venezolana podría, al cabo de unos meses, poner a tambalear a Ecopetrol.

Colombia recurrirá al fracking para sacar el máximo provecho a sus pozos petroleros en declive. En 2014 se estimó que Colombia tendrá petróleo para sólo seis años, a menos que aparezcan nuevos yacimientos. El país invierte la exorbitante cifra de casi 12 mil millones de dólares en sísmica (búsqueda de reservas), sin hallar nuevos grandes reservorios. En gas, sus cifras son también desoladoras, las estimaciones son hasta apenas 10 años. Con la segunda gasolina más cara del mundo, Colombia tienen una inercia estructural que la hace depender de ilícitos y extracción de combustibles y energía desde Venezuela.