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Termina la excusa del enemigo terrorista
Manuel Humberto Restrepo Domínguez / Domingo 27 de septiembre de 2015
 

La política ha logrado retomar su posición en el conflicto social y armado colombiano y las resistencias podrán ahora convertirse en la potencia creadora de nuevas relaciones y modos de movilización, organización y convivencia. Esta guerra termina y con ella la excusa del enemigo terrorista, con un apretón de manos a tres partes: dos adversarios y un garante. Los enemigos que levantaron sus proyectos políticos con métodos de guerra de un lado para ejercer la violencia revolucionaria en armas y de otra el aparato de estado para sostener la tiranía de doscientos años de las mismas elites en el poder, dan el esperado gesto de esperanza estrechándose las manos luego de 50 años de guerra. Lo que sigue será una confrontación de adversarios que no tienen por objeto su mutua eliminación si no la cooperada reconstrucción social y política del país.

El presidente Juan Manuel Santos y el máximo responsable político de las Farc Timoleon Jiménez sorprendieron con un encuentro que se selló con un apretón de manos afianzado por el presidente de Cuba Raúl Castro y el acompañamiento de los garantes internacionales. Falta que en próximos días se integren las manos de Nicolás Rodríguez –Gabino- del ELN para completar el marco que indique el fin del conflicto armado y abra el camino sin obstáculos a las grandes movilizaciones sociales hasta ahora contenidas con la excusa de estar empujadas por el enemigo terrorista.

Lo esperado en materia de justicia ha quedado claro, el Derecho Internacional protegido, los acuerdos globales del Estatuto de Roma a salvo y la Constitución blindada. La idea de impunidad fabricada por la casa de pensamiento del régimen Uribe fracasó, no habrá impunidad, ni tampoco más paz con menos justicia. Todos los actores y agentes que han participado en esta guerra tendrán que ser juzgados por un Tribunal Imparcial y Especial de Transición a la paz, con observancia internacional. La insurgencia abandonará las armas en 60 días luego del acuerdo final para convertirse en un partido desarmado que adelante un proyecto político nacional en procura de ejercer poder y alcanzar la aplazada transformación social, política, económica, ambiental y cultural del país, que no fue posible a través del uso de las armas.

A las fuerzas armadas, a los organismos de inteligencia y a los funcionarios de todas las instituciones y empresarios corresponde la tarea esencial inmediata de entender que no hay enemigos de guerra a eliminar si no adversarios a confrontar y derrotar con ideas, argumentos, discursos y que las agendas de lucha social con lugar común en la resistencia y conquista de la vida con dignidad tendrán que ocupar los espacios y escenarios que el fuego de la guerra mantuvo cercados. Los adversarios son contendientes desarmados y sus métodos son de paz. La resistencia a la opresión y contra las tiranías, la protesta, la movilización y la rebelión son derechos humanos que estarán presentes en las luchas ante las desigualdades y por el reconocimiento de libertades, identidades, diferencias y modos de organización social y política.

Al estado le queda ahora la disponibilidad de sus tropas para iniciar el doble proceso de desmonte y desarticulación de un lado de las estructuras paramilitares y del otro las expresiones de la delincuencia común para que la muerte no sea mas el camino al que ya no le caben mas cicatrices de dolor y muerte.

P.D. Lamentablemente mientras las manos que venían de la guerra indicaban el paso de enemigo a adversario y señalaban el fin del enemigo terrorista y al tiempo la Red de universitarios por la Paz leía su comunicado final del VI Congreso de universitarios por la Paz, en Ibagué, en mi Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia de Tunja, durante el día se iba completando la detención de doce estudiantes en manos de agentes del estado que ejecutaban a cuenta gotas la acción. El Lunes 21 apareció el rumor de la lista -como la de Schiller, o de las masacres del Aro y el Salado-, luego de calculadas acciones por tratar calificar como Terrorismo tanto a la legitima protesta por reivindicaciones y derechos como al Pensamiento Critico, con el claro propósito de crear enemigos terroristas e impedir la organización, detener la movilización, obstaculizar el debate político colectivo e interponer la acción jurídica individual amparada en falsas denuncias con resultados ya evidentes de falsos positivos judiciales y de muertes de jóvenes universitarios, profesores y defensores de derechos humanos especialmente.