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Apoyo de sindicalistas a proceso de paz en La Habana
Saludo a los acuerdos entre Gobierno colombiano e insurgencia de las Farc– EP
 

La Federación Sindical Mundial – Colombia y el Consejo Sindical Clasista saludan los Acuerdos alcanzados en La Habana entre el Gobierno Nacional y las FARC-EP, como un avance para lograr un acuerdo definitivo, el cese el fuego bilateral y terminar el conflicto social y armado que padece el país desde hace cerca de 60 años.

El último acuerdo suscrito sobre la creación de un Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición, tiene un significado de vital importancia y genera confianza entre las partes y el pueblo colombiano que de una u otra forma ha venido movilizándose en apoyo a este proceso de diálogos y negociación hacia una salida política y la apertura democrática que sentará las bases de equidad y garantías para las víctimas y también le coloca condiciones a los victimarios que generalmente ha sido el Estado en cabeza de sus fuerzas armadas y sus paramilitares, las transnacionales y algunos empresarios tanto del campo como de la ciudad y varios dirigentes políticos de los partidos oligárquicos, quienes tendrán que responder ante la justicia por la violación masiva de los derechos humanos, económicos y culturales del pueblo colombiano y que se denomina terrorismo de Estado.

Los trabajadores por principio se oponen a la guerra del capital contra el trabajo, por ser los que ponen los muertos y demás víctimas, pues son centenares de dirigentes y activistas sindicales y populares los masacrados para que se impusiera en Colombia la destrucción del aparato industrial y se regresara masivamente a la reprimarización de la economía, con la explotación minera a gran escala, que ha producido la destrucción de la nación, de las fuentes de agua, despojo, contaminación ambiental, destrucción de la producción agrícola nacional, de la cultura ancestral, dejando una estela de muertos, desplazados, encarcelados y perseguidos por el solo hecho de defender el derecho a la vida, al trabajo, a la salud, a la educación, a la vivienda y al buen vivir. Este acuerdo es un reconocimiento de la rebelión como fenómeno político, histórico y ético frente a la injusticia, las desigualdades, la exclusión y la persecución contra opositores legítimos desde la lucha popular, tal y como lo ha afirmado el Partido Comunista Colombiano: no es una responsabilidad exclusivamente de la insurgencia como lo han querido hacer ver, el régimen capitalista nacional y trasnacional también tiene su responsabilidad.

Esta guerra que fue impuesta desde los gobiernos de las grandes potencias capitalistas, en general y en particular del Tío Sam, quienes tienen su gran cuota de responsabilidad en la degradación del conflicto nacional, regional y mundial, que han impuesto las guerras de rapiña y generado la gran crisis que padece el mundo con la migración tanto externa como interna; pero resulta que ahora no quieren asumir su enorme responsabilidad y por el contrario siguen armando a los terroristas para que ataquen a uno y otro pueblo, como viene sucediendo con la hermana República Bolivariana de Venezuela y demás países de la región y del medio oriente. En Colombia y América Latina impusieron los planes de guerra del mal llamado Plan Colombia, Plan Puebla Panamá, Iniciativa Andina, Plan Cóndor, Plan Laso, como brazos armados de los TLC y del despojo de las inmensas riquezas naturales por parte de las trasnacionales.

Al saludar estos acuerdos y el plazo para firmar un acuerdo definitivo en marzo del año entrante, también se exige la salida de las tropas de ocupación norteamericanas del territorio colombiano, el desmonte de las estructuras paramilitares, el freno a la explotación destructiva de las riquezas naturales, la industrialización del país, la soberanía alimentaria y plenas garantías para el ejercicio de la acción política de los partidos democráticos y progresistas y garantías para el ejercicio de la actividad sindical de los trabajadores y el cese de la ilegalización de las huelgas, el reintegro de miles de trabajadores despedidos y la reparación a sus organizaciones con un estatuto del trabajo que garanticen los derechos laborales, un trabajo con salarios, prestaciones y seguridad social dignas, una nueva ley de riquezas naturales alternativa, al Código Minero de las trasnacionales, por un cese de fuego bilateral y la libertad de todos los presos políticos injustamente encarcelados tanto en Colombia como en otros países.

La FSM y el CSC hacen un llamado a persistir en la unidad obrera y la movilización social en respaldo al proceso de diálogo y negociación y a continuar la lucha por profundizar las reformas sociales, económicas, políticas y culturales que tanto necesita el pueblo para vivir en una nueva Colombia en paz con justicia social.