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Colombia: Acerca del libro del comandante Fidel
Alberto Pinzón Sánchez / Lunes 29 de diciembre de 2008
 

Para hablar de la actual guerra del Plan Colombia impuesta a nuestro atormentado pueblo, nada mejor que hablar de la paz, y esa es una sugestión que surge del reciente libro de opinión publicado por el comandante Fidel Castro. El otro acicate para referirse a ello lo constituyen las diatribas que desde visiones opuestas y contradictorias ha recibido la publicación.

Por ejemplo, una conocida periodista de la casa editorial El Tiempo y de cuyo nombre no quiero ni acordarme, acosada por la ansiedad suprema de ver aparecer cierto bozo en su labio superior generado por el cambio hormonal de su inexorable menopausia, se va lanza en ristre no contra las opiniones del comandante vertidas en el libro, sino que ataca la persona y lo peor, por su edad: "Son 400 horas de senilidad", dice, y discusión concluida. El ex consejero personal del ministro de Guerra Pardo Rueda y ex embajador colombiano en Cuba Ricardo Santamaría, haciendo gala de la vacuidad oportunista que lo caracteriza, astutamente toma lo dicho allí sin beneficio de inventario como un arma de autoridad marxista, dizque para “acorralar aún más” a las FARC.

Desde el lado del marxismo revolucionario ha habido también respuestas: Quienes respetuosamente y sin que esto no haya sido un tema especifico del libro, han centrado sus observaciones y contraargumentado con seriedad las discutibles opiniones (por abstractas y generales) dadas por el comandante Fidel hace varios años, sobre la vigencia actual de la lucha armada como vía revolucionaria continental. También ha habido quienes, lavando la ropa en público, han confundido totalmente los planos de la discusión propuestas por el comandante Fidel, con críticas personales en contra del proceso revolucionario cubano, cuando precisamente es deber de cualquiera que se llame marxista la defensa a ultranza de ese heroico pueblo y su revolución antiimperialista y socialista.

En el libro del comandante Fidel se tocan múltiples temas para discutir, productos todos de una realidad histórica tan compleja como la colombiana. Y creo que a eso apunta el comandante. A hacer una cierta provocación para generar dialécticamente una fructífera discusión entre marxistas revolucionarios. Él cita algunos textos básicos para el análisis: De Marulanda, de Jacobo, de Alape, pero hay más textos y declaraciones durante sus largas vidas de los fundadores de las FARC, del Secretariado constituido por ellos, del mismo Alape, y de diversos autores tanto materialistas históricos como de otras visiones que han aportado datos reales y esclarecimientos a lo que se conoce como conflicto social y armado colombiano. Es decir que sin un amplio conocimiento de la verdadera Historia (con mayúscula) de Colombia y su contexto, resulta poco menos que aventurado ponerse a discutir sobre ello, por más buenas intenciones que se tengan.

Por ejemplo, no sé de donde saca el comandante Fidel el dato sobre la muerte del líder sindical comunista llamado verdaderamente Manuel Marulanda Vélez, literalmente despedazado durante la dictadura civil del falangista Laureano Gómez por las torturas de los detectives salvajes del SIC, en los calabozos de la “Casa de los Tormentos” del barrio La Candelaria de Bogotá y de quien Pedro Antonio Marín tomó su nombre; para afirmar que murió en la guerra de Corea.

Para no referirme al resumen que se hace en el libro de todo ese infinito y complejo hervidero social previo al surgimiento de las FARC, bastante bien descrito en el libro del historiador Medófilo Medina sobre la historia del Partido Comunista Colombiano, así como en la investigación Surcando Amaneceres (Editorial Alcaldía Local de Sumapaz -UAN. Bogotá. 2007) de Laura Varela (la hija de Teodosio) y Yuri Romero, que se remonta a la década del 30 y trata sobre las resistencias de los trabajadores agrarios a las dictaduras conservadoras y luego a la del general Rojas Pinilla en la región del Sumapaz y oriente del Tolima y Huila por luchadores comunistas, uno de ellos el indígena Isauro Yosa (Líster), torturado cruelmente en el campo de concentración de Cunday, confundido por la embajada USA con el dirigente comunista de la guerra civil española y quien después traspasaría toda su experiencia político militar al joven Pedro Antonio Marín.

Corresponde a la dirección de las FARC referirse a los temas específicos tanto tácticos como estratégicos aludidos en el libro del comandante Fidel. Por mi parte, como comentarista independiente y comprometido vitalmente con una salida política al conflicto social y armado colombiano, deseo dar tres inquietudes que me surgen de la lectura del sugestivo libro del comandante Fidel.

Una. Que el sector democrático y antiimperialista no sólo de Colombia sino de la comunidad internacional ha perdido la tremenda batalla mediática emprendida por el régimen de la "seguridad democrática" al ser convencida de que en Colombia hay una guerra sin reglas (es decir sin vigencia del derecho internacional humanitario), en donde todo vale para el Estado, y lo peor que ha sido justificada con tal de derrotar a la guerrilla terrorista y diabólica. El derecho internacional humanitario no rige para el Estado (símbolos de la Cruz Roja, fosas comunes, falsos positivos, etc.) sino para los rebeldes (ataque a los blindados de ICBF, secuestrados).

Dos, que consecuente con lo anterior, la insurgencia colombiana (ELN, EPL, FARC), a pesar de divulgar videos sobre las diversas tomas guerrilleras a bases militares en donde muestran militares rendidos en combate, no ha sabido (¿no ha podido?) esclarecer a la luz del derecho internacional humanitario, quiénes fueron capturados en combate y por tanto sujetos del derecho internacional humanitario, y quiénes no y por lo tanto su retención no tiene justificación.

Los expertos del régimen en propaganda y los intoxicadores de opinión de los medios de comunicación adictos han sabido aprovechar muy bien este error y han logrado meter en un solo saco a ambas categorías de personas, víctimas del conflicto, catalogándolos a todos como “secuestrados”. Capturados en combate y retenidos civiles injustificados a quienes no se les aplicó el derecho humanitario y se les condenó a penas exorbitantes o injustas, son todos “secuestrados” y en consecuencia surge la condición previa de que cualquier avance hacia la paz en Colombia pasa por su liberación y la renuncia a esta práctica inhumana.

Lo cual nos deriva hacia un tercer comentario: El asunto táctico de liberar a la luz del derecho internacional humanitario unos retenidos civiles injustificados, o en el caso de los capturados en combate (también a la luz del DIH) intercambiados, se amarró o mejor se subordinó (no se sabe si esto es fruto de una celada planeada por el comisionado Restrepo), a la continuación de unos “supuestos” diálogos por la paz y al ulterior avance hacia una estratégica salida política al conflicto colombiano.

Es decir, un asunto táctico (liberación de retenidos injustificados o intercambio de los rendidos en combate) a la luz de un derecho internacional humanitario, que no rige en Colombia, se convirtió en un asunto estratégico y lo verdaderamente estratégico como la salida política al conflicto se postergó, hasta llegar al punto muerto donde se encuentra hoy, prolongando no sólo el sufrimiento inútil de personas, sino el propio conflicto armado.

Y aunque el comandante Fidel no necesita que le tiren confeti y menos por mí, le doy las gracias por haberme suscitado estas reflexiones en su libro sobre la paz en Colombia.