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Acerca de la designación del rector en la UIS
Estudiantes UIS / Martes 1ro de diciembre de 2015
 

El proceso de elección de rector se ha caracterizado por falta de información a la comunidad universitaria. La publicidad acerca de los diferentes candidatos y sus propuestas es inexistente, a excepción de un par de afiches colocados en la universidad. Igualmente el tiempo de discusión ha sido muy corto: el 29 de septiembre se inscribieron los candidatos a rectoría y el 26 de octubre el Consejo Académico eligió a los aspirantes que cumplían a cabalidad con los requisitos. Solo hasta el 25 de noviembre se llevó a cabo el primer foro con la comunidad universitaria en la Facultad de Salud y el 27 de noviembre en el campus central, es decir, unos días antes de elegir a los cuatro candidatos que serán elegidos por el Consejo Superior. A la carencia de información y participación, se le suma la falta de democracia que prima al interior de la universidad, que es un reflejo de la carencia de democracia participativa y real en Colombia. Los miles de votos de la comunidad universitaria solo representan un voto consultivo y no decisivo, porque el rector será elegido por el Consejo Superior, que es profundamente antidemocrático.

En los dos foros los estudiantes no tuvieron incidencia real, porque las reglas las puso la misma administración, precedida por el decano de Ciencias Humanas, Jorge Maldonado. La administración siempre pone las reglas de la vida universitaria sin consultar con el estudiantado, sin discutir y construir con la comunidad universitaria, después le dicen al estudiantado que debe cumplir la norma, porque “es la norma”, como si la norma fuese legítima por ser norma. Pero es igualmente incoherente que el estudiantado ya no se pronuncie contra este sometimiento. Durante el foro en el Luis A Calvo se vio como los estudiante han caído en el ‘aplausómetro’. Cuando algún estudiante intentaba hablar sin el consentimiento de los moderadores era callado por el mismo auditorio. Existe en el estudiantado una falta de claridad política sobre los acontecimientos, se limita solo al momento y olvidan todo lo que sigue o lo que pasó. Y esto se evidencia cuando una estudiante pide a la moderación que les dé la palabra a los estudiantes, entonces el auditorio la apoya con aplausos y silbidos, pero cuando ella sigue hablando sin el permiso de la moderación el mismo auditorio la calla. ¡Es la imagen absurda de la insensatez! Los estudiantes han asimilado acríticamente las normas y el modo de ser que la administración ha impuesto en la universidad. Este modo de ser le impide ver las cosas más allá de lo inmediato.

Igualmente es lamentable que se realice un solo foro de candidatos y que el estudiantado ya no tenga la posibilidad de hablar o cuestionar a los candidatos. En nada se parece la universidad a los momentos de efervescencia y conciencia del 2009 cuando Camacho quiso nuevamente lanzarse a la rectoría, la gente le preguntaba y lo cuestionaba abiertamente, con ímpetu y valentía. Pero un solo foro para elegir, resulta irresponsable. Esto lo que demuestra es que el estudiante cada día tiene menos incidencia en las decisiones de una universidad que parece una empresa, y estudiantes que parecen clientes. Más temprano que tarde en la UIS sucederá lo mismo que en la Universidad Popular del Cesar donde se ha decretado que el estudiantado ya no tenga carácter decisorio para elegir al rector en el Consejo Superior, sino solo de carácter consultivo. Si esto sucede en la UIS, el estudiantado habrá perdido toda incidencia en la universidad, que supuestamente “se levanta sobre pilares democráticos y pluralista, en los que el ser humano puede construir su medio y su vida a su antojo”: frase completamente alejada de la realidad.

Empero, a la ilegitimidad del proceso de elección se suma la carencia de candidatos coherentes, con propuestas que renueven la universidad. Por allí y por allá se escucha la misma lista de palabras de la verborrea neoliberal: moderna, competitiva, eficiencia, liderazgo, saber ser, equidad: palabras que son solo sonidos que se pierden en el espacio… no hay un solo candidato con una propuesta para construir un universidad democrática, científica, creativa y al servicio del pueblo, es decir, que le abra las puertas a las personas. Sin embargo, entre los candidatos hay algunos que son completamente detestables y mentirosos. Con esto quiero señalar que hay entre los candidatos algunos que por nada en el mundo se les debe votar -en caso de que el estudiantado vote masivamente- y señalo esto no legitimando el proceso de elección, sino señalando al público lo que nos espera con cada uno de ellos.

Hernán Porras ha estado ligado al grupo de investigadores que diseñó el plan de movilidad de la ciudad en relación a Metrolínea. Proyecto que dejó a la universidad muy mal parada con relación a la investigación, perdiendo legitimidad. No obstante, y a pesar del fracaso, Porras estuvo diseñando el plan de movilidad y asesorando al exalcalde Bohorques en cuestiones de movilidad, incluyendo al candidato –ahora gobernador- Didier Tavera.

Cristian Blanco siempre ha estado vinculado a las administraciones de la universidad, apoyando a la administración de Camacho Pico. Colaboró con el grupo Quiere la UIS, que se lanzaba de manera arbitraria contra el movimiento estudiantil. Además tiene amplia relación con el profesor Alonso Silva de la Escuela de Filosofía que fue uno de los promotores del nefasto PIVU y de los reglamentos académicos de la universidad. No es un personaje de fiar.

Álvaro Gómez Torrado estuvo al frente de la dirección de deportes sin hacer nada para evitar que el gimnasio se convirtiera en la propiedad de pocos, igualmente no ha hecho nada por evitar la crisis del Hospital Universitario de Santander, y en distintas ocasiones se ha opuesto abiertamente a la movilización estudiantil de Salud; además habla permanentemente de detener la corrupción al interior de la universidad, pero no hizo nada para detener la corrupción de la administración saliente.
Germán Moreno fue uno de los promotores del reglamento disciplinario que establece las faltas graves y gravísimas, que incluyen dentro de las faltas el colocar un cartel o hablar en público. Es un personaje que se coloca una máscara en determinado momento y otra en otro momento. Cuando quiere algo apoya a los estudiantes, cuando no quiere nada simplemente se aleja, como sucede ahora en la Facultad de Ciencias con la problemática de los centros de estudios y el CEFAC. Igualmente plantea ampliar la cobertura sin más recursos, manteniendo el modelo de financiar la demanda y no la oferta, lo que ha producido el deterioro de la educación.

Elsa Beatriz viene de una universidad privada completamente confesional (Universidad Pontificia Bolivariana), donde se enseña ética cristiana obligatoriamente y en donde las libertades para realizar actividades extracurriculares son nulas. Es del todo sensato pensar que ha sido una administradora de empresas, más que una rectora, y en la UIS no queremos más gerentes, sino académicos que se dediquen a pensar la universidad de manera humana y no como una empresa.

Jackeline Granados no participó en el foro de candidatos en la Facultad de Salud ni en el Campus Central, por lo tanto no sabemos a qué se va a dedicar, ni cuáles son sus propuestas.

Ricardo Lozano Pinzón no tiene propuestas claras y claramente no conoce lo que sucede en la universidad. Fue director del IDEAM (El Instituto de Hidrología, Meteorología y Estudios Ambientales), institución que se ha hecho de la vista gorda con los problemas ambientales derivados de la gran minería o las hidroeléctricas. Igualmente nunca organizo un plan de minimización de los riesgos causados por el fenómeno del niño.

Gilberto Carrillo, aunque se ha portado bien con los estudiantes y apoyado la realización de eventos, como el encuentro de la MANE del 2012, es un liberal de vieja data. No representa un cambio en grandes proporciones, quizás apoye en algo al movimiento estudiantil, pero no veremos cambios sustanciales al interior de la universidad.