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2016, el año de la paz: De los jóvenes de Colombia depende la reconciliación
El futuro de Colombia depende de comprender, como decía Luis de Góngora, que "la tierra no nos fue heredada por nuestros padres, nos fue prestada por nuestros hijos". De nosotros depende legarle un futuro de vida a un país que no conoce nada distinto a la muerte.
Juventud Rebelde / Jueves 31 de diciembre de 2015
 
Foto: Vigía del Fuerte - Evento Cierre Territorio de Sueños via photopin (license)

Finalizamos un año agridulce para Colombia. Avanza La Paz, que es la esperanza de vida de un país acostumbrado a la muerte en todas las facetas de su vida. Pero a la par se incrementa la desigualdad, el despojo y la pobreza.

2015 será recordado como el año en el que Colombia tuvo que empezar a perdonar. A entender su propia guerra, y ver en ella el espejo de su vida. La vida campesina cargada de dolor, pero también de lucha y resistencia agraria. La vida de las ciudades edificadas con migraciones causadas por la violencia, y síntoma inequívoco de la desigualdad en nuestro país.

Pero nuestra sociedad vivió el tiempo en el que los guerreros se sentaron en la mesa de conversaciones, y convinieron el fin del conflicto armado más largo del continente. Un orgullo. Los jóvenes estamos siendo testigos de un pedazo de historia.

Sin embargo, a la que parece imposible la llegada de la paz como la más importante de las natividades, el más profundo de los nacimientos, nos debe asaltar a los Colombianos y Colombianas, sobretodo los más jóvenes, una preocupación: ¿Cuál es el país que estamos construyendo alrededor de la paz?

Todo parece indicar que el año 2016 será el año en que las FARC-EP y el gobierno colombiano firmarán un histórico acuerdo de paz.

La expectativa de muchos colombianos es que este acuerdo contribuya a construir una democracia plena, incluyente, y sólida, que impida que en Colombia se vuelva a asesinar de nuevo por pensar distinto. Que signifique la emergencia de la verdad, para que conozcamos las voces silenciadas de esta guerra, donde las víctimas sepan que sucedió, los victimarios pidan perdón y contribuyan a la reparación, y nunca más se vuelva a repetir la barbarie de la guerra.

Absolutamente todos loas actores políticos deben ser partícipes de este pacto ético por la verdad y la no repetición: esas son semillas para la reconciliación. El estado colombiano, quien auspicio la guerra en sus diferentes etapas tiene que fortalecerse en la perspectiva real del Estado Social de Derecho, la promesa incumplida para que emerja en serio la paz.

Muchos aún aguardan el advenimiento de la guerra, la buscan, la cultivan a través de los medios de comunicación y las mentiras. La guerra es su capital político, y en su finalización no encuentran espacio aquellos que han traducido votos en muerte, y muerte en votos. Álvaro Uribe es la figura de un proyecto político que hizo de la barbarie la principal moneda de intercambio político en Colombia.

Es un panorama donde persisten tantas dificultades, tensiones y disputas alrededor de la paz, el principal reto que tiene el año que llega es parir la reconciliación. La tarea de los jóvenes colombianos.

El destino de Colombia no puede ser la guerra y la juventud que acompaña este pedazo de nuestra historia le toca decidirse por hacer parte de su escritura para que el rojo de la bandera deje de manchar el resto de los colores.

2016 será el año donde pongamos la reconciliación sobre la mesa más importante: la de una sociedad a veces impávida, indiferente e indolente frente a su propia realidad. Contra esta idea estarán los sentimientos de odio, venganza y muerte...llenos del difícil dolor que deja la guerra.

Para la reconciliación se necesita grandeza de corazón y perspectiva de futuro. Por esto es imprescindible que construyamos un gran movimiento juvenil por la reconciliación de nuestro país.

Que logre edificar una democracia sólida, en cultura de la participación y en procedimiento, y que se vuelva el principal suelo para que camine un proceso constituyente por la paz como proyecto político.

El futuro de Colombia depende de comprender, como decía Luis de Góngora, que "la tierra no nos fue heredada por nuestros padres, nos fue prestada por nuestros hijos". De nosotros depende legarle un futuro de vida a un país que no conoce nada distinto a la muerte.

Por un 2016 para la reconciliación, llamamos a todos los jóvenes colombianos a sembrar la paz!

Secretaria Política
Juventud Rebelde de Colombia