Después de más de ocho días de paro agrario, en el cual de nuevo se ha puesto a prueba lavalentía, la capacidad de lucha, la firmeza de principios y la entereza del movimiento social y popular en el departamento de Cauca, y al reflexionar sobre los muchos años que pasé junto a estos aguerridos luchadores; he encontrado una respuesta, para aquellos que en muchísimas cartas me han elogiado por la forma como he asumido la prisión a que me ha sometido el régimen burgués. Sin el ánimo de subvalorar los luchadores de otras regiones, debo decir en honor a la verdad, que mi espíritu de luchador revolucionario lo temple al lado de los mejores.

Desde al año 1988, cuando llegué al departamento de Cauca, me vinculé a todas las actividades de protesta y movilización que se realizaron; tuve la oportunidad de formarme al lado de las comunidades campesinas, indígenas, de afrodescendientes, de los estudiantes y de los líderes sindicales y barriales de esta región. No pudo ser mejor mi escuela. Gracias caucanos, me siento uno de ustedes y aun en la prisión, no seré inferior a sus enseñanzas y a su ejemplo.