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Minería y migración
/ Lunes 11 de julio de 2016
 

En Colombia hay más de cinco millones de desplazados, de diferentes regiones del país. Pero observando más detenidamente, la gran mayoría viene de las zonas mineras: el 80% de las violaciones a los derechos humanos se presentan en los municipios minero-petroleros, que son el 35% del total nacional, el 87% del desplazamiento forzado, el 78% de los crímenes contra sindicalistas, el 89% contra indígenas y el 90% contra afro-descendientes.

En estas áreas se han concentrado: violencia paramilitar, desplazamiento, desaparecidos, muertos y torturados. El delito que han cometido estos ciudadanos es vivir en zonas donde hay muchas riquezas.

La extracción masiva de los recursos minerales, por parte de las multinacionales, ha sido un proyecto estratégico de los gobiernos de turno. Como consecuencia de esta política de Estado, se han desplazado millones de pobladores de estas zonas. Y los pequeños mineros que han ejercido durante cientos de años esta profesión, son tratados como criminales.

En la actualidad esta política de entrega de los recursos al mayor postor se ha ampliado en el proyecto de la “locomotora económica” del gobierno de Juan Manuel Santos. A través de las Áreas Estratégicas Mineras (AEM) le está entregando más de 20 millones de hectáreas en concesión a las multinacionales de la minería.

Los datos demuestran que nunca las multinacionales han traído beneficios económicos y sociales para los pueblos de las zonas de explotación. Todo lo contrario, la pobreza y la miseria llegan de la mano de las empresas extractoras de minerales.

¿Será que como consecuencia de la “gran” minería, como ya está ocurriendo en Colombia y en varias partes del mundo, un día nos toque migrar hacia otros países a mendigar un pedazo de pan?

En el continente africano sucede algo muy parecido: millones de migrantes salen de los países que paradójicamente son ricos en recursos naturales, sobre todo petróleo, gas natural, diamantes, tierras raras y coltán.

Allí se están dando guerras, pero no étnicas como dice la gran prensa, son guerras impuestas por los imperios y las multinacionales para apoderarse de sus riquezas.

La República Democrática del Congo con las más grandes reservas del mundo de coltán; Iraq, Libia y Siria con petróleo y gas natural entre otras, son un ejemplo. Hoy miles de libios, sirios, iraquíes y congoleses se juegan la vida al salirse de sus países en cualquier barcaza.

Las multinacionales y los gobiernos europeos culpables del desplazamiento los rechazan y estos se encuentran mendigando un trabajo en cualquier país de Europa, sometidos a la más brutal discriminación por ser árabes (moros), o latinoamericanos (sudacas).

Juan Leonel Pérez.

Antonio López Vélez.