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Caucannabis: “legalizando el narcotráfico”
Corinto hospeda la presentación de la primera cooperativa que trabajará con medicamentos derivados del cannabis y la coca en el marco del llamado postacuerdo
Noa Katari / Miércoles 20 de julio de 2016
 

El pasado 6 de julio en el municipio de Corinto, Cauca, se presentaba la nueva cooperativa Caucannabis, un emprendimiento de 52 socios que buscará cultivar, producir y comercializar productos medicinales derivados de la coca y la marihuana. El helicóptero aterrizó a media mañana; los Ministros de Salud y de Justicia, el Presidente del Senado, el rector de la Universidad Nacional y los alcaldes de varios municipios del norte de Cauca encabezaron el encuentro al que acudieron 300 personas de distintas regiones interesadas en este nuevo mercado que queda abierto a partir de la aprobación del decreto 2467 de 2015.

Este decreto fue aprobado el año pasado respondiendo en parte a la lógica de los acuerdos a los que se está llegando en La Habana entre las FARC y el gobierno de Juan Manuel Santos en materia de cultivos ilícitos. Regula la legalización del cannabis para usos medicinales y establece las licencias y protocolos necesarios para cultivar, producir y comercializar sus productos derivados. El Ministerio de Justicia calcula que aproximadamente el 50% de la marihuana ilícita producida en Colombia se cultiva en el norte de Cauca de modo que a primera vista parece una buena solución encontrar en esta región maneras de, en lugar de sustituir o eliminar los cultivos ilegales que alimentan al narcotráfico y la violencia, poder sustituir el uso de estos cultivos.

Pueblos indígenas no se suman a Caucannabis

A pesar de que Cauca es el departamento con más población indígena de Colombia, y a pesar de ser éstos grandes sabedores ancestrales del uso medicinal de plantas sagradas como la coca, ninguno de los 20 cabildos indígenas –organizaciones de gobierno propio indígena- del norte de Cauca se ha sumado a Caucannabis. En primer lugar los pueblos indígenas no suelen caminar en función de la lógica del desarrollo y el crecimiento económico, de modo que hacer parte de una gran iniciativa de negocio con presencia gubernamental e institucional con perspectivas de abrirse al mercado global de las multinacionales no entra dentro de sus llamados Planes de Vida. En segundo lugar, como indica un mayor del Cabildo Indígena de Corinto que prefiere mantenerse en el anonimato, “detrás de Caucannabis está el negocio de patentar semillas. Van a desplazar las semillas comunes que se siembran aquí y van a obligar a comprar las certificadas, seguramente importadas”.

Otro fenómeno que esta fuente perteneciente a las organizaciones indígenas del Cauca hipotetiza es que pueda darse la posibilidad de que a través de estas licencias de uso medicinal se pueda estar “legalizando el narcotráfico”, usando la legalidad del cultivo de marihuana con ese uso como una “fachada” para seguir produciendo para la elaboración de cocaína y marihuana destinada al narcotráfico. “Para poner un ejemplo, de cinco hectáreas que pueda tener uno sembradas, venderán una pequeña porción a la cooperativa y el resto seguirá alimentando el narcotráfico”, comenta. En este sentido el nuevo sector debe preguntarse cómo conseguirá ser competitivo ante el narcotráfico. “A mi ahorita me están comprando la libra de marihuana a 180.000 pesos ¿Cómo harán los que van a hacer pomadas para pagarme eso mismo o más?”, se pregunta un campesino del pueblo nasa de la vereda de Las Cruces, Corinto.

Mercado internacional y antecedentes

Durante el evento se habló de “paz, justicia y marihuana”, como comentó irónicamente el Ministro de Salud, Alejandro Gaviria, que aseguró que la creación de esta cooperativa era un gran paso hacia la paz en Colombia. Hablando de las posibilidades de distribución de Caucannabis, el alcalde de Corinto Edward García, que recientemente ha abierto las puertas a las grandes multinacionales otorgando a este municipio la categoría de “territorio moderno”, afirmó que “no hay que tenerle miedo al mercado internacional, de hecho ya hemos hablado con algunas empresas canadienses”.

Por otro lado, miembros de las comunidades indígenas del municipio de Toribío recordaron a los representantes del gobierno que en esta región hay muchos presos por ley 30, tráfico de estupefacientes, y sentenció que “nosotros no somos narcotraficantes, somos víctimas del narcotráfico”. En el norte de Cauca, a pesar de la lucha por parte de los cabildos contra estas circunstancias, el campesinado se ha visto obligado a plantar y vender cultivos ilícitos por la precariedad que significa vivir de otros productos tradicionales como el café, la yuca o el fríjol y por la presión de grupos paramilitares y guerrilleros que viven –y mueren- de esta actividad. Según el decreto 2467 quién tenga antecedentes por tráfico de drogas no podrá acceder a ninguna de las licencias de cultivo o producción, de manera que muchos comuneros y comuneras quedaran excluidos del “nuevo escenario del postacuerdo que aporta a la paz y a la transformación”, según García.

Acceso a licencias y semillas

Una empresa extranjera, la multinacional canadiense PharmaCielo, ha sido la primera en obtener la licencia para producir y transformar los derivados del cannabis. Caucannabis busca ser la primera en conseguir la licencia de obtención de semillas y de cultivo. Lo desconocido por los habitantes de las veredas de Corinto es si ellos saldrán beneficiados de este emprendimiento, es decir si lograran superar todas las burocracias y barreras económicas para acceder a estas licencias. Debido a que, de entrada, el decreto 2467 de 2015 no lo facilitaba, la resolución 1816 de 2016 creó condiciones diferenciadas para el acceso a las licencias por parte del campesinado. Sin embargo, el campesino indígena de Corinto afirma que “a nosotros no nos han contado nada de todo esto. Y, digo yo, si yo ya tengo mis semillas de marihuana que hace más de 10 años que planto ¿Por qué tengo que comprar semillas nuevas de los gringos?”, se pregunta.

El postconflicto -o la etapa posterior al fin del conflicto armado entre dos actores principales, pero no únicos, del contexto bélico colombiano- se acerca con muchas incógnitas y incertidumbres. Este es el momento de que las comunidades y el pueblo en general formule propuestas, especifique sus necesidades y se haga escuchar, tarea difícil para a quien poco tiempo le resta después de trabajar y poco acceso ha tenido a educación y herramientas de participación. Caucannabis es una iniciativa que camina hacia esta nueva etapa desde las instituciones nacionales y municipales. Una de las incertidumbres es precisamente si estas instituciones están diseñando un postconflicto que beneficie a las comunidades o, al contrario, que beneficie a las grandes multinacionales y el mercado liberal. El desarrollo de iniciativas como Caucannabis serán algunas de las claves para ir entendiendo cual será la dinámica.