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Enfoque
"Uribito" al bate
Álvaro Vásquez del Real / Miércoles 18 de febrero de 2009
 

La renuncia al Ministerio de Agricultura del titular Andrés Felipe Arias, más conocido como “Uribito”, es el disparo de salida de los áulicos del gobiernismo en la carrera por la Presidencia de la República. Se ha roto así el congelamiento en que estaban las filas del uribismo ante la posición tramposa del Presidente, de mantener la ambigüedad sobre su ambición de lograr la segunda reelección.

Esta primera precandidatura -que más parece un chiste- marca la ansiedad de los sectores oficiales sobre cómo resolver el problema que tiene la derecha militarista para lograr prolongarse en el poder y asegurar su dominación política, con toda su carga de autoritarismo, de elitismo explotador y de mantenimiento del conflicto armado.

La perspectiva nacional e internacional no es favorable a este proyecto de prolongación del sector más retrógrado de la sociedad colombiana en la dirección del Estado.

Los cambios producidos en América Latina, donde las fuerzas democráticas y autonomistas ganan terreno cada día; el vergonzoso final del gobierno Bush y el fracaso de su política de guerra y rapiña; el avance de las corrientes que están por el intercambio humanitario y la aparición de nuevas exigencias de una salida democrática y negociada de la larga confrontación armada; son el ambiente en que se procesa la lucha política colombiana. Ambiente favorable a las fuerzas democráticas y progresistas del país, que rechazan la prolongación de un gobierno de derecha en Colombia.

Pero, sobre todo, la base económica de la actual situación, cuando termina la etapa expansiva del ciclo y explota la crisis capitalista, está minando el apoyo con que ha contado el gobierno de Uribe, especialmente por parte de los grandes monopolios, que han visto aumentar en flechas sus ganancias.

De donde seguramente resultará un proceso de ampliación de la lucha y la movilización popular contra las consecuencias de esta crisis sobre el nivel de vida y de trabajo del pueblo, que es en fin de cuentas quien paga sus efectos.

Por lo demás, “Uribito” no tiene ningún atributo como para aspirar a la más alta posición del Estado. Su único rasgo característico es ser incondicional de Uribe, lo cual, a la larga va a ser su más pesado lastre.

En el Ministerio de Agricultura se mostró como un ciego instrumento de los grandes terratenientes y como un enemigo de los pobres del campo. En la pugna por las candidaturas presidenciales oficialistas, concluirá, como él mismo lo anota, apoyando a Uribe o a quien éste le señale.