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Análisis de la situación en las ciudades: Vivienda (parte 3)
Colectivo La Trocha / Sábado 13 de agosto de 2016
 

El sector de la construcción creció más que los otros sectores de la economía nacional en 2012, especialmente por el boom inmobiliario de 2010. Ese año muchos capitalistas invirtieron en vivienda con fines de negocio. Viviendas para revender o para arrendar, y se presentó (aún se presenta) el fenómeno de compra de casas por parte de extranjeros para vivir o para vacaciones. Las casas que compran los extranjeros son las casas que se construyen en los mejores terrenos, especialmente en la zona central de las ciudades. Así lo plantea Engels (Véase, Contribución al problema de la vivienda), “la extensión de las grandes ciudades modernas da a los terrenos, sobre todo en los barrios del centro, un valor artificial, a veces desmesuradamente elevado”.

Es sabido que las firmas constructoras son las que compran y adquieren los mejores terrenos de las ciudades. Terrenos sin problemas de deslizamiento o inundaciones, con facilidades para alcantarillado o electricidad, que están cerca a los centros comerciales, colegios, clínicas y centros culturales o recreativos. Terrenos donde las casas se sobrevaluan por la especulación, haciendo difícil la compra de la misma para las familias de trabajadores que ganan menos, o un salario mínimo.

No obstante, así como creció el sector de la construcción, cayó. En 2013 hubo una caída en las estadísticas concernientes al sector de la construcción. Fenómeno que se dio por la dificultad para las familias trabajadoras de poder comprar vivienda (entendiendo que son más las familias trabajadoras que aquellas que poseen industrias, fabricas, grandes extensiones de tierra, y que no entran en esta categoría social). Las casas que construyen las firmas de la construcción están pensadas para personas que ganen más de cuatro salarios mínimos mensuales aproximadamente, e incluso con un sueldo de estos es complicado adquirir un hogar. En el país hay cientos de miles de casas vacías, así como edificios nuevos con decenas de apartamentos vacíos ¡No hay presupuesto para arrendar o comprar! Algunas personas prefieren arrendar una casa grande entre dos o más familia, presentándose los problemas descritos antes.

Adquirir vivienda a través de créditos hipotecarios también es difícil. Los bancos ponen trabas para prestar dinero a personas que no tienen sueldo fijo. Esto resulta paradójico, porque más del 52% de los colombianos trabajan en la informalidad, es decir, en el rebusque, “ganándose el pan de cada día”. Existe la traba del sobrecosto, la especulación, la usura, así como la carencia de programas para adquirir vivienda. A más del 40% de las familias en Medellín no les alcanza para adquirir casa a través del crédito hipotecario, esta cifra se extiende a toda Colombia, y en muchos lugares es superada.

En 2013, año en que comenzó a caer el motor de la construcción, se pasó de un área de 14,6% (2012) a 14,2% (2013) millones de metros cuadrados – espacio destinado a la construcción de viviendas. Esta crisis de ventas y compras, de construcción y licencias, ha generado estrategias por parte del gobierno de Juan Manuel Santos, de Camacol (Cámara Colombiana de la Construcción) y de la banca privada para incentivar la construcción y compra de vivienda. Se han inventado cosas como el Fondo Nacional del Ahorro, 100.000 viviendas gratis, las preventas.

Las preventas es la venta de apartamentos sobre planos: el comprador compra la vivienda y luego se construye; las constructoras quieren evitar las pérdidas. La forma de la preventa se extiende por todo el país, ciudades como Cali, Medellín y Bogotá repuntan en esta manera de compra. También se han inventado el subsidio a la “clase media” [1]. Este subsidio para la “clase media” se mide a través del costo de la vivienda. El subsidio funciona de la siguiente manera: las tasas de interés para casas de entre 79 y 197 millones de pesos es de 12%, el gobierno subsidia por 7 años el 2,5% de la tasa de interés, entonces el “beneficiado” paga el 9.5%. La fórmula de la preventa o el subsidio para la “clase media”, se da para grandes edificios con apartamentos, lo que se conoce como propiedad horizontal. Como las constructoras han disminuido su potencial de venta, el gobierno les ayuda incentivando la compra de vivienda a las familias que ganan un salario superior al mínimo, pero que no obstante no dejan de pertenecer a los millones de asalariados que pululan por el país.

La propiedad horizontal tiene la cualidad de romper cualquier tejido social, ya que en estas casas la relación humana es distinta al tipo de diálogo o amistad que impera en las barriadas, comunas o veredas. La vivienda debe garantizar el techo necesario a las familias, y garantizar la perentoria relación humana. El pago virtual de servicios, la amistad virtual y la felicidad virtual, es pensado y organizado para que las personas no salgan de la casa. Según las estadísticas en 2011, 30,6% de familias vivían en apartamentos, para 2013 la cifra fue de 38,4%. Estas cifras seguirán subiendo ya que lo más conveniente es encerrar el pueblo en cajas de fósforos.

El capitalismo que genera miedo y temor, también crea a los delincuentes que producen el miedo y que son utilizados como imagen publicitaria para generar pánico social. La imagen del delincuente justifica el convencimiento de no salir del apartamento, la lógica es: “las calles son inseguras, confínese en su casa que desde allí puede pagar las deudas, pedir a domicilio, ver películas, la televisión o vivir en el computador donde se puede percibir todo lo que pasa en el mundo y tener una amistad sin riesgos”.

Los conjuntos residenciales (cerrados) funcionan como límite de la vida, de esta manera se impiden la comunicación y el diálogo. Cada familia queda confinado a un espacio, del cual no deben salir, a menos que sea en extremo necesario, o que lo sea para comprar mercancías y de nuevo retirarse a su lugar predeterminado. Los conjuntos residenciales en las ciudades están pensados para confinar en un reducido espacio a las personas, de manera que facilitan el funcionamiento del sistema capitalista. Miles de familias viven en estos conjuntos cerrados que ha terminado por aislar más al hombre de la realidad. Algunas familias en arriendo, otras son dueñas del lugar, otras lo tienen en calidad de préstamo, pero todos tienen la certeza de sentirse más seguros del peligroso “mundo exterior”.

Análisis de la situación en las ciudades: Vivienda (parte 1)
Análisis de la situación en las ciudades: Vivienda (parte 2)

[1Como ya se expresó el término clase media no tiene relación objetiva y real con el verdadero carácter de las clases sociales que integran el modo de producción capitalista, a saber: clase obrera, campesina y clase burguesa.