Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra
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Comisión de verificación de las organizaciones sociales
Comunidad de la vereda San Francisco denuncia violación y secuestro de menores por parte de un soldado
Agencia Prensa Rural / Martes 17 de marzo de 2009
 

El domingo 15 de marzo de 2009, las organizaciones sociales ACVC, Cahucopana, Asodesamuba y Asorvim, con el acompañamiento de Delsy Ruiz, delegada de Derechos Humanos de la Presidencia de la República y la Defensoría del Pueblo, partieron de la ciudad de Barrancabermeja de acuerdo con el llamado de la comunidad de esta vereda, con la intención de verificar la denuncia de las comunidades en el caso de violación y secuestro de dos menores de edad y tortura psicológica y física a una mujer de 25 y a otros dos menores por parte del soldado Carrera Magaña, de 19 años, perteneciente a la 14a. Brigada del Ejército.

Las organizaciones sociales, en comunicación con la comunidad y los familiares de la víctimas, pidieron que se les esperara para poder llevar a las menores a Medicina Legal y a la fiscalía de Barrancabermeja. Una vez llegada la comisión, se notifico que las menores habían sido trasladadas por el Ejército al municipio de Puerto Berrío para hacerles los exámenes y entablar la denuncia ante la fiscalía. El Ejército manifestó, según versiones de la comunidad, que a las niñas las traerían de regreso esa misma tarde, para que las organizaciones sociales, de acuerdo con el llamado de la comunidad, pudieran asistir medica y jurídicamente este caso. Alrededor de las cinco de la tarde, el Ejército comunicó que las menores no serían devueltas sino hasta el 16 de marzo. Las organizaciones y la comunidad no estuvieron de acuerdo con este hecho, ya que la información y los exámenes podrían ser manipulados y poco objetivos, poniendo en riesgo el rigor de la investigación.

Así manifestaron los familiares de las víctimas los hechos: (Alix Contreras, de 25 años):

“Estaba haciendo la comida, eran como las seis de la tarde del 14 marzo. Estaba con mi hijo de 5 años, John Alexander Camargo Contreras, esperando a mi esposo. Al ratico llegó la muchacha Jacqueline Coronado Prado, de 15 años; y Rosa García, de 15 años; y llevaban un niña de 8 años. Llegaron a buscar unas piscas que la mamá de Jacqueline mandó a traer. Estaban como a unos 20 metros, cuando llegó el soldado y les apuntó a las dos niñas. Venía con la dotación de militar: llevaba un rifle, un cuchillo, una macheta y dos granadas. Les apuntó y les dijo que hicieran una fila, y a ellas les dio risa porque pensaron que eran mentiras, pero él desaseguró el fusil y ellas empezaron a gritar, y yo me fui para la cocina. Yo me salí, nos puso a todas en hilera en frente de él, nos preguntó que cuántos vivíamos ahí, yo le dije que cuatro y él me dijo que dónde estaba el patrón. Entonces yo le dije que no sabía, y me dijo que dónde estaba él, porque él tenía un orden de captura porque él era guerrillero. Que él era de las autodefensas y que era un soldado infiltrado, que tenía orden de matar a mi marido Alexánder Camargo, un campesino que siembra yuca y cosas de campo. Yo le dije que no sabía si llegaba de día o de noche. En ese momento me golpeó en el pómulo izquierdo, me dijo que tenía amigos que estaban mirando y que si llegaba lo mataban y que no intentáramos hacer nada porque tenía gente que vigilaba, que si hacíamos algo el desactivaba la granada.

Luego nos metió a la pieza a todos tendidos y nos dijo que podíamos hablar pero pasito, y me preguntaban las niñas que si mi marido era guerrillero. Me decía que él era el diablo. Después sacó a Jacqueline y Rosa, las amarró por detrás de las manos y las sentó. Luego me amarró de las manos y a los niños y nos metió a la pieza. Dijo que dejaba una granada, que tranquilos que el Ejército sabia desactivarla, pero igual él no dejo nada ahí. Me preguntó que dónde había gasolina y yo le dije, y dijo que si alguien abría la puerta eso se estallaba. A mí me sacó mi marido y nos desató y nos fuimos con Ester a buscar a las niñas.”

Según los familiares, el soldado se llevo a las niñas, las violó y las regresó a pocos metros de las casas de la vereda. Las niñas estaban con golpes y violadas.

Entre tanto, el soldado no fue capturado y la comunidad denuncia el hecho de cómo es posible que toda una base militar no sea capaz de capturar a una persona, además de que el Ejército manifiesta que no tuvieron respuesta inmediata porque se rumoraba que era la guerrilla quien había secuestrado a las niñas y que por lo tanto ellos se replegaron al lado contrario. No se explica, según la comunidad, cómo, si el Ejército está para proteger a los ciudadanos, en vez de ir en busca de las menores y del victimario, ellos se repliegan protegiéndose ellos mismos sin importar la vida de las menores.

También la comunidad denuncia que los soldados de esta base militar, que están dentro de la vereda violando el DIH, se embriagan permanentemente y consumen sustancias alucinógenas dentro y fuera de la vereda. La comunidad pide que no se repitan estos hechos y que esta base se retire de la vereda al menos a 500 metros de distancia. Que sea capturado el victimario, que el Ejército asuma la responsabilidad frente a lo sucedido y que este crimen no quede en la impunidad.