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La Esperanza de paz, vigilias en el Catatumbo
Agencia Prensa Rural / Jueves 3 de noviembre de 2016
 

En la vereda La Esperanza del municipio San Calixto, en la región del Catatumbo, Norte de Santander, se hizo una masiva vigilia por la paz. En ella participaron organizaciones sociales, comunidades religiosas, fundaciones, líderes comunales y municipales, y el frente 33 de las FARC-EP. El evento contó con la asistencia de casi tresmil personas provenientes de toda la región, con presentaciones culturales y de carácter ecuménico, todas para exigir el acuerdo y la implementación ya.

La jornada nacional de Vigilias por la Paz se programó a raíz de que el 4 de octubre, el presidente Juan Manuel Santos, dos días después del plebiscito, anunciara que el 31 de octubre sería la fecha de fin al cese al fuego bilateral y como respuesta a esto, varias personas manifestaran su deseo de ir a los campamentos de las FARC-EP, con el fin de evitar que fueran bombardeados y la guerra volviera a sentirse. Los diferentes comandantes y guerrilleros de la insurgencia decidieron apostarle a esta propuesta y llevaron a cabo decenas de estas jornadas en todos los territorios donde la insurgencia tiene presencia, a lo largo y ancho del país.

En el Catatumbo hubo tres y La Esperanza fue una de ellas. A poco más de una hora de recorrido desde el casco urbano del municipio El Tarra, o más si se llega por San Calixto, los diferentes caminos que conducen a la vereda eran masivamente transcurridos. En los pueblos, la gente se preparaba para recibir y asistir al evento, la mayoría, con su mejor atuendo para la ocasión. Durante el trayecto, diferentes pancartas y esténciles indicaban la ruta y la programación de éste, siempre con una invitación a todos los interesados, sin discriminación alguna.

A lo largo de las semanas se fueron sumando las organizaciones campesinas de la región, las juntas de acción comunal, las comunidades religiosas, diferentes organizaciones y partidos políticos, fundaciones, medios de comunicación, gremios y sindicatos, entre otros. Éstas no sólo asistieron, sino convocaron y trabajaron en la preparación del evento. Desde el perifoneo cuadra por cuadra y vereda por vereda en los diferentes municipios, hasta la preparación del lugar construyendo el auditorio provisional, la tarima y los lugares de alojamiento, como también prestando sillas, mesas y herramientas que la realización del evento requiriera.

El desarrollo de la vigilia se llevó a cabo sin complicaciones. Las presentaciones culturales fueron tres bailes folclóricos, dos agrupaciones de carranga y dos vallenatas. La integración entre guerrilleros y la comunidad, en la cual no hubo el menor asomo de miedo y por el contrario, muchos de confianza, donde ambas comieron, bailaron, celebraron, oraron, cantaron y convivieron juntas. También contó con los saludos de diferentes líderes de la región y aplausos a la voluntad de paz del grupo guerrillero, además de actos ecuménicos, elevando oraciones pidiendo paz por fin para la región del Catatumbo y la Colombia profunda.

En palabras de Toledo, comandante de la Columna Móvil Antonia Santos del Frente 33: “La población se volcó, vinculó a todo lo que se necesitara, a todas las horas del día y la noche, estamos muy agradecidos y gracias a ellos esto fue posible… Esto lo que demuestra es que no estamos solos en esta briega, que las masas nos respaldan y se sienten seguras con nosotros y nos apoyan en todo lo que tenga que ver con la paz”.

Casi tres mil personas asistieron a la vigilia, superando las expectativas de quienes lideraron el evento y que en el transcurso de éste les tocó preparar más comida y adicionarle un espacio al auditorio. Un emotivo acto de paz hecho por la comunidad y las FARC-EP, en el cual hubo decenas de reencuentros entre los guerrilleros y sus familiares, y además demuestra los avances de la paz en la región, donde campesinos manifiestan por fin sentir tranquilidad luego de los embates de la guerra militar y paramilitar en años pasados. Sumando casi dos años de cese al fuego por parte de la insurgencia y el respeto a éste por parte de las Fuerzas Armadas, los cambios son evidentes, la gente sale tranquila de su casa, segura de regresar y los niños ya no juegan a la guerra, sino a ser guardias campesinos, agentes de paz y promotores del respeto.

Es por ello que todas las voces se unieron en clamor de la implementación inmediata, exigiendo participación política, reforma agraria integral, reparación a las víctimas por parte de todos los actores y cumplimiento de la sustitución concertada a los cultivos de uso ilícito. Hubo palabras, no pocas, de agradecimiento por el evento y muchas de esperanza, manifestando la voluntad de seguir por diferentes vías, legales todas, la lucha por la paz con justicia social una vez se empiecen a materializar los acuerdos de La Habana.