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Historia del Partido Comunista en el Tolima II: Raúl Rojas González
El Partido se desarrolla a partir de la acción sindical. Los campesinos se organizan en el sindicato campesino cuya finalidad esencial era la lucha por la tierra y contra la explotación de los gamonales en la pesa del café. Viene la toma de grandes extensiones de tierra.
Nelson Lombana Silva / Miércoles 23 de noviembre de 2016
 
Raúl Rojas González. Foto Nelosi.

La historia del Partido Comunista en el Tolima no se puede descontextualizar de la situación internacional y nacional. La teoría de Carlos Marx y Federico Engels se concreta con Lenin en Rusia en octubre de 1917. Ese acontecimiento le da la vuelta al mundo. “El fantasma del comunismo”, como dice Marx en el Manifiesto Comunista, irrumpe para esperanza de la humanidad explotada por la burguesía.

Surgen y se desarrollan en el mundo los partidos comunistas. En Colombia ocurrió el 17 de julio de 1930, después de una asamblea del Partido Socialista. Muchos de los que hacían parte de este partido entran a hacer parte del Partido Comunista. Es la dinámica de la historia que hay que entender con todos sus recovecos.

En el Tolima se comienzan a fundar en poblaciones, caso de Chaparral, el corregimiento de La Marina de este municipio, proceso liderado por el camarada Jenaro Useche, Marco Aurelio Restrepo; en Chicalá, también Chaparral y la Glorieta, donde el camarada Isauro Yosa pasa a la historia como unos de los fundadores del Partido en la región.

El Partido se desarrolla a partir de la acción sindical. Los campesinos se organizan en el sindicato campesino cuya finalidad esencial era la lucha por la tierra y contra la explotación de los gamonales en la pesa del café. Viene la toma de grandes extensiones de tierra.

El compañero Álvaro Vásquez del Real era uno de los cuadros políticos que acudía a ayudar a la orientación en el corregimiento del Limón (Chaparral).

La lucha también se dio en otras veredas de este municipio como La Sonrisa y El Horizonte, donde los camaradas familiares de Luis Rosendo Cruz como Agapito Cruz, Pedro Ramos y Pedro Rumique contribuyeron con su esfuerzo a desarrollar el programa de los comunistas.

En el municipio de Natagaima se destacó el camarada Luis Felipe González; en la parte norte del Tolima, el compañero Alonso Núñez en Armero y Honorio Moreno en Mariquita, que fue asesinado por militares adscritos al batallón de Honda.

La avalancha de la violencia promocionada por Estado acabó con cerca de 40 camaradas, lo mismo la avalancha de 1985 que acabó con Armero, la considerada “ciudad blanca del Tolima” por la producción de algodón.

En Ibagué, hay que recordar a los camaradas Raúl Valbuena y Pedro Ignacio Villamarín. Los comunistas resistieron la violencia que se genera a partir de la muerte de Gaitán en el 48, lo mismo que los horrendos crímenes de Laureano Gómez y Mariano Ospina Pérez, quienes al decretarle la muerte al Partido Liberal, el Partido Comunista se ve afectado.

Muchas masacres han ocurrido en el Tolima. Recuerdo ahora la masacre de Chaparral, donde 70 campesinos que fueron decapitados y lanzados a fosa común, masacre que dirigió el coronel Villate.

Mi padre fue torturado por la chulavita. Todo el que caía en manos de estos bandidos le hacían “la peluca en cruz” y lo sacaban así a la calle, casi desnudos. Mi papá se libró de la matanza: el Ejército lo llevó para el batallón y lo amarró en un botalón, mi mamá con un cristo grande se arrodilló ante un capitán pidiéndole que no le matara el marido. Eso al parecer condolió al militar y no lo mató.

Fue mucha la gente asesinada en esa época. En el camino era común encontrar cabezas incrustadas en estacas de madera. El campesino subía y bajaba y le tocaba pasar por un ladito sin chistar nada.

Todos estos centros comunistas fueron los que ayudaron a organizar la lucha armada que al principio se llamó autodefensa. A los campesinos no les quedó otra alternativa que organizarse con palos, machetes y escopetas para defender sus pertenencias, pero sobre todo la vida.

Hacia el oriente del Tolima hay que recordar la agresión del dictador Gustavo Rojas Pinilla contra toda esta zona, especialmente Villarrica, una vez se da el golpe de estado autorizado por la misma derecha.

En un proceso de paz, el dictador llama las guerrillas de los Llanos Orientales, del sur del Tolima y de Boyacá a una amnistía y logra desarmar a la inmensa mayoría. Una vez desarmados comienza a asesinar a las principales cabezas de la resistencia armada, caso Guadalupe Salcedo en Bogotá.

Muchos comunistas llegaron a Villarrica con el ánimo de labrar la tierra, hacerla producir, pero no fue posible porque Gustavo Rojas Pinilla, con su espíritu anticomunista, desata brutal agresión que incluyó bombardeos indiscriminados. Cientos de campesinos fueron asesinados y cientos desplazados por el horror del terrorismo de estado del Batallón Colombia.

El Partido tuvo mucho que ver en la defensa de las comunidades, sobre todo en la cordillera central del Tolima y también en el norte del departamento.

Esta lucha del Partido es una experiencia muy grande. De esa lucha surge la resistencia armada y política de las FARC. Se creó el Frente Nacional que duró 16 años; los dos partidos tradicionales se apoderaron abusivamente del poder en Colombia y se lo repartieron entre sí, dejando por fuera a los demás partidos, entre ellos al Partido Comunista.

Viene la agresión contra Marquetalia a raíz de las mentiras inventadas por Álvaro Gómez Hurtado de “repúblicas independientes” durante la presidencia conservadora de Guillermo León Valencia. Decretaron 101 municipios como “repúblicas independientes”.

Con 16 mil hombres asaltaron a Marquetalia y las demás regiones aledañas en el plan llamado LASO, plan confeccionado en los Estados Unidos, utilizaron productos químicos de napalm, de fósforo blanco, que les afectaba los tobillos a los campesinos.

Todo ello originó el surgimiento de la resistencia armada. En principio se llamó Bloque Sur y en el 65 surgen las FARC como ejército del pueblo. Se comienzan a organizar los frentes en los departamentos.

Por eso, cuando se reúne el comandante Manuel Marulanda Vélez en Casa Verde, en 1984, 1985, siendo presidente Belisario Betancur, hace el acuerdo de paz allí. Al encuentro asisten todos los partidos: Liberal, Conservador y el Partido Comunista. Surge la Unión Patriótica, movimiento encaminado a impulsar la paz y movimiento al cual llegarían las FARC una vez entregara las armas. El último punto era la entrega de las armas, una vez dadas las plenas garantías por parte del Gobierno.

Proceso que fue traicionado por la burguesía liberal-conservadora con el apoyo de los Estados Unidos. Todo eso fue planeado allá.

El Partido Comunista hoy tiene una tarea muy grande, la cual consiste en explicar el origen del conflicto en Colombia, develando las principales causas. Es la forma de comprender que no son los campesinos, los indígenas ni los obreros los creadores de la violencia. Los responsables son los Estados Unidos y la burguesía. Los Estados Unidos lo hacen ante todo con el fin de apoderarse de nuestras riquezas como efectivamente lo viene haciendo a través de las multinacionales y transnacionales.

La tierra es como el centro del conflicto desde el asalto a Marquetalia. Pero mucho antes con la invasión de los españoles en 1492. Con los bombardeos quemaron las viviendas, mataron los animales y destruyeron los caminos, obligando a los campesinos a salir de sus tierras sin nada encima. Esas tierras abandonadas así fueron apropiándose los grandes terratenientes y latifundistas de hoy.

El penal de Ibagué de la calle 10 fue abarrotado de campesinos inocentes acusados injustamente de ser revoltosos y antisociales; muchos asesinados y muchos desaparecidos. Esa es la historia que permanece oculta o minimizada por los dueños del país, como diría Julio Silva Colmenares, ex comunista.

Hay que recordar al abogado Humberto Oviedo. Estuvo al frente defendiendo los intereses de los campesinos. Gracias a él muchos recuperaron su libertad, fueron exonerados de las calumnias del régimen. Era miembro del Partido Comunista. Consecuente. Era de Chaparral.

La persecución fue monstruosa. Delirante. Yo fui víctima de dos consejos verbales de guerra. Me ofrecían un cerro de billetes para que yo hiciera lo que ellos decían, me daban los libretos de lo que debería decir y hacer. Esa era la dinámica militar: comprar, asesinar o encarcelar.

Es una experiencia que hay que investigar en profundidad. Mientras no se conozca realmente el pasado, resulta muy complejo comprender el presente y mirar el futuro.

Siempre he sostenido la necesidad de reorganizar la Unión Patriótica, aunque encontramos el temor de la gente y con razón. Pero es urgente recoger la historia, los testimonios que están ahí a la orden del día. Es posible que este genocidio no se repita. Sin embargo, hay que tener claro que la burguesía no nos va a perdonar nada, ni nos va a regalar nada.

Hoy el enfrentamiento es contra las multinacionales y transnacionales, son ellas las que vienen expropiando a los campesinos y apoderándose de todo. Caso concreto lo que viene sucediendo con La Colosa, en el municipio de Cajamarca (Tolima) con la rapacidad de Anglogold Ashanti, pero también están los diez megaproyectos hidroeléctricos en la Cordillera Central del Tolima. La protesta ha servido porque no ha dejado avanzar libremente estas depredadoras iniciativas. Sin embargo, el Cañón de las Hermosas en Chaparral, ya construyeron estas iniciativas antiambientalistas. Hoy tenemos que el agua se está secando en estas veredas y los campesinos vienen saliendo porque ven que su futuro les resulta incierto.

Tenemos muchos compañeros del Partido que vienen siendo víctimas de esta agresión. Compañeros que han sido asesinados y prácticamente en la más terrible impunidad. Estas investigaciones prácticamente están “muertas”, porque hay impunidad. Reiniciar ha tomado apenas una parte. Hay familias que no vienen denunciando por temor a ser asesinados. No es temor propiamente, es cierto: quien declara y denuncia, es asesinado, generalmente.

Hay que tener en cuenta los cuadros del Partido Comunista que han estado en esta pelea. Ellos murieron, pero sus ideas no han muerto. Nosotros somos los continuadores de la lucha de esos compañeros como Demetrio Aldana, Alberto Márquez, Jacobo Tique de Ortega, Alonso Núñez que murió de muerte natural, pero fue un camarada que fue torturado por el Ejército Nacional, Honorio Moreno que fue asesinado en Mariquita, era dirigente sindical de Telecom, me parece, Oliverio que era compañero de Sintrainagro que nos lo mataron en Urabá, la compañera Eunice Gutiérrez que le asesinaron casi todos los hijos, hoy se encuentra abandonada.

Creo que al levantar nuevamente las banderas de la Unión Patriótica, que es como el pensamiento de Casa Verde, de Manuel Marulanda Vélez, Jacobo Arenas, Alfonso Cano, Ciro Trujillo Castaño y tantos compañeros más que ni siquiera los nombramos. María Inés Pacheco de Dolores, ella vive, fue secuestrada por paramilitares y los compañeros de Coyaima: Federico Loaiza, José Nelson Tovar Rojas, que murió de muerte natural pero él frenteó en la parte administrativa lo concreto de la administración de la oposición del Partido Comunista; Benigno Capera fue uno de los grandes dirigentes, y muchos más. Fue mucha la gente que ha contribuido al proceso revolucionario, lo cual indica que los comunistas no estamos solos. Nos hace falta más trabajo.

Hacer actividades pedagógicas e históricas es la forma de conocer el pasado de lucha del Partido y proyectar acciones con más profundidad y decisión. Hacer talleres resulta fundamental con nuevos amigos, simpatizantes y gente que en el fondo se quiere organizar a luchar por sus derechos desconocidos por el Estado. La juventud debe tomar la iniciativa de recoger el legado histórico del Partido Comunista. Conocer la lucha del Partido. Nadie se enamora de algo que no conoce.