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Columna de opinión
¿Enrique Trump o Donald Peñalosa?¡Nos queda la revocatoria!
Shameel Thahir Silva / Sábado 10 de diciembre de 2016
 

Últimamente quienes nos informamos de cómo va la ciudad tenemos la triste certeza de que va de culo pal estanco. Así como quienes siguieron las elecciones gringas entienden que con Trump el mundo se hace un lugar más peligroso, en Bogotá sabíamos desde la campaña electoral que Peñalosa era la peor opción para la ciudad.

Trump ganó la presidencia de los Estados Unidos de América (EUA) a partir de la movilización del odio, al igual que Peñalosa, quien en su mensaje de la “Bogotá Mejor para Todos” movilizó con toda certeza el clasismo, el racismo y el machismo de una ciudadanía que estaba convencida de que lo que necesitaba la ciudad era “un gerente” porque ese “guerrillero” de Petro lo que hizo fue darle beneficios a los pobres, llenó de grafittis la ciudad y la ensució, se le olvidó que los del norte también necesitan un alcalde, ¿donde está la gente orgullosa que en campaña mostraba sin pena el #YoVotoPeñalosa?

En estos meses se han puesto sobre la mesa para el debate el carácter público de la ETB y de la EEB y la amenaza de su privatización, de que si la Van der Hammen es o no es un potrero, de urbanizar o no urbanizar, de si el “gerente” se merece un castigo por no asistir a las citaciones que le han hecho en el Congreso o si por lo menos debería pedir disculpas a la ciudadanía por su doctorado falso. No se nos olvida también que con su títere en la Secretaria de Gobierno tuvo la bajeza de culpar a Rosa Elvira Cely de su asesinato por ser mujer.

Párrafo aparte se merece la improvisada toma del Bronx, con el paréntesis que obviamente se tenía que hacer algo pero no cualquier cosa. Los habitantes de la calle son para esta administración un problema, se le olvida que también son seres humanos y así es como Peñalosa se convirtió rápidamente también en caja de resonancia de iniciativas terroristas como la mal llamada “limpieza social”, tan asentada en nuestra sociedad enferma que además de clasista, racista y machista, ve con buenos ojos la eliminación del otro, del diferente, del que se sale de lo normal.

Por otro lado, es incomprensible cómo puede tener el descaro de condenar a Bogotá a un metro elevado y mediocre sin estudios, cuando pudo haber tenido la decencia de simplemente ejecutar el metro que dejó listo la anterior administración. Pero claro, no podían dejar que el “guerrillero” de Petro sea recordado en 100 años por ser el responsable del inicio del metro que nos merecemos. Pero como la ciudadanía no importa, lo único que importa es que los del norte sientan que son la prioridad y que el resto sea invisibilizado, apartado o simplemente ignorado, esa es su Bogotá mejor para todos, la Bogotá mejor para ellos.

¿Y esto que tiene que ver con Trump? Estarán pensando algunos, pues que en el meollo de todo este asunto la peor consecuencia del neoliberalismo es que la humanidad se ha olvidado que la única solución a sus problemas colectivos es la política.

Los de arriba han entendido que con la fragmentación de las sociedades, la destrucción de lo comunitario y la evidente rabia que todo esto genera, la gente necesita respuestas. Estas respuestas podrían ser de carácter revolucionario o por lo menos progresista si la izquierda tradicional fuera ágil al leer el momento, pero en cambio tenemos que en muchos casos, por ejemplo en Bogotá, esos sectores populares también votarón por Peñalosa ya que sus bases culturales son ese clasismo, esa misoginia y esa exclusión propia del neoliberalismo del que somos víctimas.

Eso fue lo que leyó claramente Peñalosa el año pasado, leyeron en el Centro Democrático para las elecciones del 2 de octubre y leyó Trump para ser el actual presidente de los Estados Unidos. Todo al final con el único fin de nunca cambiar lo estructural y mantenerse allá arriba, por que todo puede ser peor y ningún derecho se gana para la eternidad.

Por ahora, en Bogotá nos queda la posibilidad de la revocatoria y que ojalá en la próxima elección al Concejo todo lo que se denomine izquierda y/o progresista tenga la grandeza táctica de presentar una sola lista cerrada y no un montón de listas perdedoras. Si no lo revocamos y no nos unimos realmente y no solo para la foto, en Bogotá, así como esta pasando con el mundo, todo podrá ser peor.