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El baile de las FARC-EP
Aiden Salgado Cassiani / Miércoles 11 de enero de 2017
 

Una vez finalizadas las festividades más grandes del país y del mundo, como lo son la navidad y el año nuevo, y yo estando en el caribe colombiano, veo con sorpresa que la principal noticia en el país la mañana del 3 de enero es la algarabía de la oligarquía racial del Centro Democrático aplaudida por los grandes medios de comunicación debido a que una delegación de verificación y monitoreo de las Naciones Unidas el 31 de diciembre en Conejo bailó con guerrilleros de las FARC.

Este hecho de censura me recuerda los años 80 cuando la élite cartagenera en compañía de algunos medios locales satanizaban y condenaban abruptamente a la gente negra de los barrios populares -buen número de ella migrantes de pueblos como Palenque- porque bailaban champeta. Coreaban que solo la escoria de la sociedad, que solo incultos o “los inmundos” bailaban ese ritmo vulgar y violento proveniente de África y que hoy se posiciona en todo Colombia como el ritmo de moda.

Otro recuerdo que me trae esta tormenta orquestada por los saboteadores de la paz fue cuando a principio del año pasado en una acción pedagógica, una delegación de las FARC en cabeza de Iván Márquez se presentó en Conejo, Guajira, con el fin de exponer a los habitantes parte de lo acordado hasta ese momento en La Habana. Entonces, escribí que era responsabilidad del Gobierno nacional hacer pedagogía de paz para que el pueblo conociera los acuerdos, en vez de oponerse a la presencia de las FARC en la comunidad. Hoy, estoy seguro que si el gobierno en ese momento hubiese hecho lo que las FARC, el resultado del plebiscito sería distinto al que conocemos.

Actualmente, a pesar de que el acuerdo ha tenido avances significativos y de haber sorteado mentiras y sabotajes de distinta índole provenientes de la burguesía rancia, el Centro Democrático, con la venia de los medios de comunicación, logra posicionar como un escándalo el baile de celebración de año nuevo, pasando a segundo plano la relación de una de sus figuras insignia, Oscar Iván Zuluaga, con la firma Oberdrecht y dejar por fuera del radar informativo el asesinato sistemático de más de 125 líderes sociales en los últimos 4 años.

Esta peligrosa señal debería poner en alerta a todo el pueblo colombiano e incitar a una reflexión profunda, pues más allá de lo apropiado o inapropiado de un baile, nos encontramos frente a otro caso de manipulación de los medios de comunicación, de imposición de una agenda informativa que disfraza los verdaderos problemas del país y que evaden la responsabilidad histórica que tienen frente a la construcción de paz.

Que el Centro Democrático condene la alegría o los avances de la paz no es raro, lo raro es el eco de los medios de comunicación para tan infames propósitos y más grave aún, que una institución que parece ser seria como la ONU suspenda o remplace a sus funcionarias por bailar, departir, compartir con una comunidad que quiere transitar a una nueva forma de vida. Sería bueno saber qué deben hacer, qué es debido e indebido para los acompañantes y la comisión de verificación, para que mañana Centro Democrático con bocina de guerra de los medios no armen otras algarabías y tormentas en vasos de agua.

Nunca un baile fue tan censurado. NI SI QUIERA EL BAILE ROJO.

Desde el Palenque de San Basilio, un cimarrón todavía.