Agencia Prensa Rural
Mapa del sitio
Suscríbete a servicioprensarural

La gente grita "viva el barcino"
Sebastián Guamán / Martes 24 de enero de 2017
 
Foto: María Alejandra Llano

La fiesta brava en boca de sus defensores es un monumento a la cultura, a la elegancia, a la destreza de los movimientos, a la perfección de los trajes, al brío de los toros; la tauromaquia como espectáculo tuvo origen en España en el siglo XII, la nobleza y la realeza se reservaban la exclusividad a su asistencia, la misma España que siglos más tarde asesinaba en el mayor de los genocidios a 60 millones de seres humanos, para saquear la riqueza del continente Americano e imponer la cruz católica, naturalmente con el apoyo de los Papas de turno.

Bogotá, 22 de enero de 2017, no existen ya ni la nobleza ni la realeza, al menos en términos formales, en términos jurídicos este es un estado social de derecho, pese a aquello la élite actual heredera de la nobleza y la realeza coloniales continúa asistiendo con entusiasmo a corear el ¡Olé! a la Santamaría, es un desfile de ostentación y lujo, a lo mejor la mayoría de ellos ha dejado su 4x4 en algún parqueadero cercano y lucen con algo de soberbia -como quien se sabe superior a los demás- sus impecables zapatos, chaquetas, camisas, ponchos, sombreros y sus mujeres, como una suerte de objetos que le adornan su paso, caminan derechos, sin sonrojarse, algunos hacen oído sordo a los adjetivos que lanzan los manifestantes, unos contestan a veces con miradas, otros con palabras pero siempre unas y otras cargadas de desprecio.

Son las 2:00 de la tarde y aquellos que miraron y hablaron con despotismo a los miles de ciudadanos que expresaban su rechazo a la feria de la muerte, los ignorantes que “no entienden de artes extranjeras”, ni de culturas importadas y secularmente sangrientas, toman de manera legítima ponchos, sombreros y les recuerdan algunas veces a los amantes del “olé” cuáles son las palabras que les corresponden, algunos recibieron uno que otro empujón o golpe de aquellos que a diario les dan con su poder a sus subalternos.

Frente al planetario distrital se ubican alrededor de quince policías que se conocen como "fuerza disponible", es decir, aquellos que su especialidad no es el “control de multitudes” (como lo llaman ellos) o la “represión a la protesta social” (como les decimos nosotros) y que su tarea es apoyar a los que si poseen esa especialidad, destaca entre ellos un policía que mide no menos de 180 cm, a todas luces intimidante, imponente físicamente, se encuentra pertrechado de un chaleco con capacidad de 40 cargas de proyectiles de gas o aturdidoras, frente a éste grupo está el ESMAD, que son policías con armadura que tienen la misión de hacer lo que el torero con los toros, pero con los ciudadanos a diferencia de la tauromaquia que siempre termina con la muerte del animal, en esta persecución no todos terminan muertos, algunos resultan heridos o en la cárcel; los oficiales, capitanes, mayores y coroneles, observan desde cómodas posiciones orientando a los patrulleros, suboficiales y auxiliares naturalmente, muchachos de 18, 19 o 20 años que son los primeros que están frente a las vallas que los separan de las 12.000 personas que asistieron a la manifestación. Algo similar ocurrió a lo largo del conflicto armado, soldados, campesinos, bachilleres y pobres todos fueron la carne de cañón en esos lugares en donde los oficiales les aterraba ir, hay una reflexión que es reiterada, pero que nunca está de más ¿la fuerza pública, es pública o privada? un coronel la respondió de la siguiente manera dirigiéndose a los patrulleros y auxiliares que estaban bajo su mando.

- ¿Ya vieron ese man que ésta ahí de camiseta negra?, ese man está tomando fotos hace rato. ¿Qué hace tomando fotos? debe estar haciendo inteligencia para saber dónde son las entradas, si vuelve por aquí lo cogen, le quitan la cámara y lo mandan para la UPJ un ratico.

- Sí, mi coronel. Respondió la patrullera que vigilaba ese punto.

La doctrina del enemigo interno nunca ha dejado de hacer carrera en la fuerzas militares y de policía, el "man" al que se refería el coronel era un estudiante, con una cámara digital corriente que además de cubrir el eventos estaba haciendo uso de su derecho a la protesta, la conclusión sencilla es que no estaban garantizando el derecho de la ciudadanía a la protesta, ni su seguridad como argumentan en los medios de comunicación su mandos, estaban de manera abierta defendiendo la tortura y la muerte, un espectáculo que no nos corresponde, para el disfrute de una élite que nos desprecia.

Foto: María Alejandra Llano

Además de lo habitual, hoy el plantón contó con la participación de policías de civil y algunos otros identificados con chaquetas de la Sijín, con cámaras en mano apuntando sus lentes justo a la cara de los manifestantes, a lo mejor para acusarlos de porte ilegal de pancartas en rechazo al toreo y concierto para protestar; no sorprende pero fue una curiosidad, el hecho de que el camarógrafo de RCN le señalaba cada tanto a los policías algunos “conatos de desorden” para que estos dirigieran hacia allí sus inquisidoras cámaras; mientras esto ocurría apareció en la escena un helicóptero verde y blanco, con una estruendosa sirena, que dio vueltas en el cielo durante una hora, las personas alrededor con curiosidad preguntaron: "¿Es necesario un helicóptero, cuánto cuesta la hora de vuelo de éste? Sin cifras concretas, tal vez mucho más de lo que representa un salario mínimo y eso sí, mucho menos que la plata perdida producto de Odebrecht y Reficar. Son las 3:30 de la tarde y ya se empiezan a escuchar las aturdidoras, algunos corren, otros llaman a la calma y otros resisten en sus puestos, ante la mirada de muchos niños que estaban en el lugar y que empiezan a reconocer lo arbitrario de la autoridad ante una legítima y justa petición.

Justo a las 3:45 pm, una mujer logra pasar por entre los manifestantes, junto con su hijo que no tiene más de 10 años se dirige a la Plaza, la mujer secándose el agua de la que había sido víctima, lanza en un gesto de victoria “pírrica” una señal de pistola con su mano, la gente la abuchea, no es nada nuevo, la élite siempre ha respondido con pistolas, no de dedos sino de fuego a los que se atreven a disentir; sale el primer camión con los detenidos de la jornada, más abajo el ESMAD continúa “Controlando multitudes” con sus inofensivas aturdidoras y sus no letales armas de Paint ball y gases, en la plaza los curiosos no dejan de mirar por sus balcones, parece que el espectáculo de fuera está más interesante que el toreo, no importa, en todo caso ellos fueron a ver agresiones, a toros o humanos, da lo mismo, lo de fuera no tiene elegancia, ni espadas, ni banderillas, ni muletas, pero si un toro brioso que nos recuerda un clásico de la música colombiana “Arre torito bravo que tienes alma de acero, que llevas en la mirada pudor de torito fiero, que llevas en el hocico el aroma del torero… Contra la muerte lucha el Barcino, lleva en el morro las cicatrices de fieras garras del canaguaro”.

Son las 9:42 pm cuando se termina de escribir esta crónica, los toros yacen muertos en la arena o a lo mejor la logística ya se habrá encargado de ellos de otra manera, muchos ciudadanos aguantan frío en la UPJ, los medios denuncian desmanes y los que más seguimos indignados y con un insoportable sabor de impotencia esperando que la tauromaquia en el futuro no sea más que un mal recuerdo en los anaqueles de la nueva Colombia.