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“Es hora de ponerle fin a la guerra”, dice guerrillera
Rechaza las calumnias e intrigas del ex senador Carlos Armando García Orjuela y convoca a toda la comunidad para que asista y personalmente se dé cuenta del compromiso sincero que tienen las FARC con la paz y con los cambios que necesita Colombia.
Nelson Lombana Silva / Miércoles 25 de enero de 2017
 
Paula Sáenz. Foto Nelosi.

La joven guerrillera Paula Sáenz, encargada de las comunicaciones, ubicada en la zona veredal La Fila, de Icononzo (Tolima), recibe con felicidad desbordante el momento histórico que vive Colombia con el acuerdo suscrito en La Habana entre las FARC-EP y el Gobierno nacional. Señala sin ambages que es hora de ponerle fin a la guerra, de dejar de matarnos entre hermanos y construir entre todos un nuevo país.

Rechaza las calumnias e intrigas del ex senador Carlos Armando García Orjuela y convoca a toda la comunidad para que asista y personalmente se dé cuenta del compromiso sincero que tienen las FARC con la paz y con los cambios que necesita Colombia. Asume la metamorfosis del movimiento con esperanza, habla del papel de la mujer en la lucha y de la sociedad a la cual se va a reintegrar sin armas, en la medida de que el Gobierno nacional y en sí la oligarquía colombiana cumplan cabalmente el acuerdo suscrito en la isla de Cuba y firmado en el teatro Colón de la ciudad de Bogotá.

Hay en la joven guerrillera compromiso y optimismo en el futuro colombiano a pesar de los grandes desafíos que subsisten y que parten de los enemigos acérrimos del pueblo que persisten criminalmente en la idea de que el pueblo se siga matando, pues es de conocimiento público que los hijos de la oligarquía y los terratenientes no van al campo de batalla, van los hijos de los pobres y de los campesinos.

Insiste la líder guerrillera en la necesidad de que el pueblo se organice y asuma su papel decisivo en la defensa del acuerdo para que éste se materialice a través de su implementación. El pueblo debe asumirlo como suyo, valorarlo y hacerlo respetar. No puede asumir una postura contemplativa como si no fuera de su incumbencia, sino más bien un pleito entre las FARC y el Gobierno. El comandante Timoleón Jiménez dijo que el acuerdo ya no le pertenece ni a ellos, ni a Santos, le pertenece al pueblo. Por su parte, el comandante Donald Ferreira, miembro de la dirección del XXI Frente de las FARC-EP, ha señalado: “En adelante, le queda al pueblo defender el acuerdo en la calle” [1].

En este reportaje se puede dimensionar perfectamente la capacidad política de la guerrillera, su vocación de paz, la alegría que le embarga este nuevo momento del movimiento insurgente y el ferviente llamado al pueblo a asumir una postura consecuente con el momento histórico que vive Colombia. Llama a la juventud a romper las trampas del régimen y a participar decididamente a construir su propio destino. De igual manera, se muestra el papel heroico de la mujer en todo este proceso. El reportaje es el siguiente:

—¿Cómo viene recibiendo usted este momento histórico de las FARC-EP?

—Lo recibo con felicidad. Con felicidad porque es hora de ponerle fin a la guerra, es hora de dejar de matar entre hermanos.

—¿Cómo analiza el proceso de paz en Colombia?

—Todo proceso tiene sus altibajos, sus ires y sus venires, sus cosas buenas y sus cosas que causan algunos inconvenientes. Pero creo que tratándose de la paz todo es bienvenido, porque realmente todo el mundo quiere vivir en paz, con alegría. No podemos seguir matándonos otros cincuenta años.

—¿Qué papel debe jugar la población civil en este proceso?

—Los acuerdos firmados en La Habana, entre las FARC y el Gobierno, no son un acuerdo aislado. Es el pueblo el que tiene que meterle fuerza, fibra, ánimo, pues la implementación dependerá fundamentalmente del pueblo colombiano. Es más: Los acuerdos no son para nosotros los guerrilleros. Si tú ves los puntos de la agenda, el tema de la reforma agraria, todo va relacionado con el campo. Nosotros nunca hemos peleado por defender posiciones. Al contrario. La pelea que hemos librado durante todos estos años es porque el campesino tenga su derecho a su pedazo de tierra, porque la tierra sea de quien la trabaja y porque haya una equidad social y económica en el pueblo. Por lo tanto, es el pueblo el que tiene que aunarse y hacer parte activa de este proceso de implementación.

—¿Cómo hacer que el pueblo asuma cuando está desinformado, alienado, atemorizado y engañado por la clase dominante?

—El acuerdo dice que el Gobierno tiene que hacer pedagogía con las comunidades. Realmente lo que ha hecho hasta ahora es muy mínimo. Pero, igual, esa tarea nos corresponde a nosotros los guerrilleros, actividad que se irá a hacer dentro del mecanismo tripartito. Se trata de hablar con todo el mundo. No podemos estar distantes de la población civil. La idea es aclarar qué es el acuerdo, cuál es el debate político que ha suscitado el hecho y qué es lo que realmente se necesita para su implementación.

Romper con el analfabetismo político y responder esas inquietudes que la comunidad tuvo con el plebiscito al votar no, pensando que si votaba sí, la guerrilla se iba a quedar con la mitad de su finca. Nosotros no estamos hablando de eso, nosotros estamos hablando de una reforma agraria integral. La guerrilla no está pidiendo ni fincas, ni tierra para nosotros.

—¿Qué es la reforma rural integral?

—La reforma rural integral es prácticamente el planteamiento que hizo el camarada Manuel Marulanda Vélez desde Marquetalia. Es el programa agrario, la bandera de lucha de nosotros. La tierra debe ser para quien la trabaja. No podemos tener terratenientes con inmensidad de tierra sin hacerla producir. Decía el camarada Manuel que las vacas más cómodas del mundo eran las colombianas. El campesino además de tener su pedazo de tierra, se le debe garantizar precios justos, comercialización, organización a manera de cooperativismo. El campesino no puede seguir produciendo a pulso para que vaya a abastos y le digan: Le compro el bulto de yuca a $2000, si lo quiere bien y si no lléveselo. De lo que se trata es de darle vida al campo, porque el campo colombiano está muerto.

—¿Cómo se siente al hacer parte de la guerrilla de las FARC-EP?

—Personalmente me siento orgullosa de pertenecer al heroico ejército de Manuel Marulanda Vélez, de ser guerrillera de las FARC y de ser integrante del Bloque Jorge Briceño. No solamente en la lucha guerrillera la mujer ha hecho presencia. La presencia de la mujer en la lucha se remonta a la conquista. Manuelita, Manuela Beltrán, La Pola, Policarpa Salavarrieta. Más ahora, que somos el 35 por ciento en las FARC. Es un orgullo y, a su vez, es muy bonito poder combatir al lado de un hombre, en las mismas condiciones económicas, las mismas dificultades e inclemencias de la guerra, diciéndonos: Vamos, de esta salimos, esta lucha tiene su razón de ser.

—¿Cómo analiza el tema de mujer y género?

—Creo que estamos en una sociedad machista. Pero, más que eso, estamos en una sociedad conservadora. Si tú te pones a mirar prensa, si escuchas radio, te das cuenta que al Gobierno y el Congreso les tocó decretar una ley para que ciertos cargos públicos fueran ocupados por mujeres. De no haber sido así, todos los cargos seguirían siendo ocupados por hombres. La delegación de paz con Victoria Sandino, Camila Cienfuegos y una cantidad de camaradas libraron una lucha heroica sacando avante estos temas en la mesa de diálogo.

—¿Cómo analiza a la mujer que no es guerrillera?

—El tema es complejo, porque si volvemos un poquito la película, la religión ha cumplido su papel y es básicamente idiotizar a la gente, con el respeto que se merecen todas las sectas religiosas que hay en Colombia. Por el otro lado, los medios masivos de comunicación han cumplido muy bien su papel como la quinta arma de la confrontación y es desinformar. Las mujeres que no son guerrilleras, muchas no luchan, mantienen pendientes es de la estética, de la moda, cuánto vale la lipo, cuántos valen dos siliconas para mis pechos. Se interesan más por la parte física de cómo me van a ver los demás y no piensan desde lo profundo de la dignidad.

Claro, hay mujeres que no son guerrilleras, pero hay una barricada y ahí están, son las que lideran. Hay mujeres que son unas verracas. Les hacen frente al Esmad en una pelea de tigre con burro amarrado. Son guapas. Muchas han marcado verdaderos hitos en la historia. Las mujeres adormecidas han sido víctimas del neoliberalismo. Hay que despertarlas. Las guerrilleras de las Farc rompimos ese esquema del capitalismo: 90-60-90.

—El ex senador Carlos Armando García Orjuela dijo que los guerrilleros estaban buscando menores de edad. ¿Usted cree que sus compañeros hacen eso?

—Como integrante de esta compañía, la José María Carbonell, puedo decir que no hay ninguna coherencia en lo dice García Orjuela. Nosotros tenemos muy claro a qué vinimos aquí, no vinimos a armar problemas. De aquí nadie ha salido, la población es testigo. El abastecimiento lo hacemos por intermedio de la población civil. Son acusaciones sin fundamento. Busca dañar el proceso. Aprovecho para decirle a la comunidad que no nos conoce: No se deje perturbar por tanta mentira e infamia. No somos máquinas de guerra, somos seres humanos de carne y hueso, amamos, sentimos, lloramos, nos reímos, sufrimos como cualquier ser humano. Si quiere venir a conocernos y despejar dudas, con gusto será atendido y atendida.

—¿Cómo ve esa sociedad a la cual usted va a entrar próximamente?

—Cada guerrillero como individuo tiene su proyección. La mayoría a seguir siendo Partido. El Partido Comunista como tal está integrado por personas selectas. Trataremos de ayudar a salir a ciertas personas que lo permitan de ciertos círculos viciosos. Igual, nos toca asumir el reto de enfrentar esta sociedad, de vivir en ella, con su neoliberalismo, con su consumismo. Dijo el camarada Timo: Nadie dijo que la pelea en la sociedad va a ser fácil, va a ser doblemente difícil que ir con el arma a buscar al enemigo. Nos estamos preparando para asumir este reto. Nuestra arma de ahora en adelante será la palabra, también lo dijo el comandante Timo.

[1La otra versión acerca de las FARC-EP. Reportajes. Lombana Silva, Nelson. Página consultada 10.