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Entrevistas comandantes de las FARC-EP (II)
"La revolución nosotros tenemos que hacerla por dentro"
Diálogo con Federico Nariño, Comandante en el Bloque Oriental.
 

Después del fallido plebiscito del pasado 2 de octubre, la renegociación de algunos puntos del acuerdo entre la delegación de las FARC-EP y el Gobierno Nacional y su posterior refrendación por el Congreso de la República el 1° de diciembre del mismo año; se inicia el camino de la implementación con la aprobación de la Ley de Amnistía, Indulto y Tratamientos Penales Especiales. Se abre así la posibilidad de concretar la paz en el país.

El inicio de la implementación del Acuerdo General para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera, ahora conocido como el Acuerdo de Colón, evidencia nuevos conflictos surgidos de las diferentes interpretaciones sobre el mismo y la demora en su ejecución. En el marco de dicha implementación surge el nuevo movimiento político que estará integrado por los guerrilleros reincorporados a la vida civil y que tendrá que entrar en la dinámica de la política y la democracia actual, tendrá el reto de generar espacios de participación amplios para la ciudadanía con el fin de propiciar nuevas dinámicas desde la política que logren incluir las necesidades locales y regionales dentro del centralismo colombiano para lograr la efectiva implementación de los puntos acordados.

Es así que, con la iniciativa de develar las perspectivas de diferentes comandantes de las FARC-EP frente a diferentes temas de la coyuntura nacional, el Equipo Colombiano de Investigación en Conflicto y Paz saca la segunda parte de esta serie de entrevistas que se ciernen entorno a la participación política y los retos que tiene esta guerrilla en el nuevo momento político de su organización, junto a las interpretaciones frente a los obstáculos y proyecciones en la implementación del acuerdo de paz. Para ello se dialogó con Federico Nariño, Comandante en el Bloque Oriental.

Entrevista No. 4
Comandante Federico Nariño
Tema central: participación política

Luego de la declaración política del pleno del Estado Mayor de las FARC-EP el pasado 21 de enero desde las sabanas de Yarí, se dio a conocer a la opinión pública el comienzo de la transición de la estructura guerrillera a un partido político legal. Pero no se dieron mayores detalles de los lineamientos generales y el contenido programático de la propuesta de su gobierno de transición, lo que abrió una interpretación amplia sobre las posibles alianzas que se harán entre los diferentes sectores y lo innovador del mismo.

En días anteriores a dicha declaración el ECICP entrevistó a Federico Nariño, Comandante en el Bloque Oriental, con el objetivo de conocer detalles sobre la manera en la que el nuevo movimiento político empezaría a hacer política, los retos a los que se enfrentan y su relación con las ciudades. Es sabido que esta guerrilla ha tenido un contacto constante con las comunidades en el campo, sin embargo las ciudades son un espacio diferente en los cuales no cuentan con un apoyo generalizado, lo que genera un reto extra dentro del ejercicio político.

Teniendo en cuenta que Colombia históricamente ha sido un país centralista por la forma en que se crean políticas nacionales alejadas de las realidades locales y regionales, el ECICP considera importante conocer la manera en la que este nuevo movimiento político pretende cambiar dichas dinámicas centralistas y, como lo han venido diciendo, construir política desde las necesidades locales.

ECICP: Gracias por recibirnos comandante Federico, para comenzar nos gustaría saber ¿Cuáles son las oportunidades que se le abren a las FARC para participar en política en el marco del acuerdo?

Federico Nariño: Según los acuerdos que están firmados las oportunidades son muchas si se cumplen tal como se acordaron, si el Estado cumple y se hace la implementación en debida forma con garantías, no sólo para las FARC sino también para las organizaciones de izquierda y a los defensores de derechos humanos. Vamos a tener la posibilidad de competir en igualdad de condiciones con todos los demás grupos políticos colombianos para disputar el favor de las mayorías.

ECICP: ¿Cuáles son los retos a los que se enfrenta las FARC en la conformación de su nuevo movimiento político?

F.N: Los retos son muchos: el mismo hecho de cambiar de operatividad en cuanto a lo militar imprime unos retos muy importantes para nosotros que en materia concreta no son difíciles tampoco, porque nosotros somos una organización político-militar; entonces, por encima de lo militar está primero lo político. Lo que vamos a hacer es transformarnos en el mismo partido que somos, únicamente dejamos las armas y los uniformes continuando con nuestra ideología y lanzando una plataforma de un proyecto muy amplio donde converja totalmente todo el pueblo colombiano en torno a un programa que debe ser concertado por las mayorías.

ECICP: ¿Y estos retos a nivel de las ciudades cómo van a ser? Porque se sabe que en la ruralidad históricamente tienen mayor presencia y por tanto incidencia.

F.N: Hay que romper la matriz mediática que nos habían fabricado. En las ciudades hay mucho desconocimiento de lo que realmente son las FARC, en todos estos años del gobierno de Uribe, los primeros años del gobierno Santos y los años anteriores, la política mediática había sido siempre aislar a las FARC. Los medios de comunicación hicieron una matriz para vender una imagen totalmente distorsionada de nosotros y eso cala mucho más en las ciudades porque allí tenemos poca presencia; mientras que en el campo el contacto es diario, es real, en las ciudades no. Lo que vamos a hacer es llegar con nuestra propuesta programática y hacer pedagogía de paz en las universidades y en todos los espacios, todo el que nos invite a nivel nacional contará con nosotros.

ECICP: ¿Cómo se pretende generar unidad de los diferentes grupos sectoriales y gremiales en el espectro del nuevo movimiento político?

F.N: La plataforma que tendrá el nuevo movimiento amplio, que debe ser un movimiento de convergencia, debe generar la unidad en torno al programa. Si nosotros logramos que todas las fuerzas políticas de izquierda, e incluso algunas fuerzas políticas de centro, que quieran unirse para construir una Colombia en paz, se unan para generar las bases de una Colombia con justicia social; entonces habremos logrado generar una plataforma que reúna el conjunto de la población colombiana.

ECICP: Bueno, pero ¿cómo hacerlo cuando históricamente se han generado rupturas de los sujetos políticos? Por ejemplo, hablamos del caso de los indígenas, los campesinos y los afros que han tenido fuertes conflictos étnicos y territoriales.

F.N: Sí, lo que han hecho es aplicar la idea de divide y reinaras, es decir han dividido al pueblo con segmentaciones vendiendo la idea de que luchar por separado es mejor, cuando es todo lo contrario. Lo que tenemos que hacer es unirnos en un solo movimiento y si nosotros logramos nuclear todas esas reivindicaciones, desde lo negro, lo obrero, las amas de casa, las comunidades LGBTI, en una sola propuesta programática de las grandes mayorías; podríamos pensar en acabar con ese problema.

ECICP: Como veníamos diciendo, en la ciudad hay un desconocimiento muy grande del proceso de las FARC, ¿Cómo piensan acercarse a las personas que no se sienten identificados con ustedes y que por el contrario tienen una posición distante?

F.N: La gente a medida que nos va conociendo va cambiando su percepción. Nosotros hemos tenido una experiencia grandísima en los campamentos, en las salidas y en las entrevistas con diferentes sectores. Cuando la gente ha tenido la oportunidad de vernos, sentirnos, hablar con nosotros y escucharnos, ha cambiado totalmente su percepción y hoy en día tenemos amigos que han sido uribistas, gente del conservatismo y el mismo partido liberal que son muy buenos amigos nuestros; que han entendido y comprendido en la práctica y estando en nuestros campamentos, que nosotros lo único que queremos es un cambio social para el país, que haya justicia social.

ECICP: Es claro y público que el proyecto político de las FARC siempre ha sido el socialismo, ¿Cómo piensan desarrollar esta postura después de la implementación de los acuerdos?

F.N: Pues nosotros jamás vamos a renunciar a nuestro ideal que es el socialismo, nosotros somos un partido comunista y vamos a seguir luchando. Lo estábamos haciendo por la vía armada y llegamos a un proceso de negociación con el gobierno porque no tuvimos la capacidad militar de tomar el poder y el Estado tampoco tuvo la capacidad militar de derrotarnos, entonces tocó dialogar y así se llegó a un acuerdo. Producto de esos acuerdos vamos a seguir haciendo política, pero por la vía no violenta; pero el objetivo es ese: lograr tomar el poder y hacer transformaciones que nos impulsen hacía el socialismo.

En lo concreto, todo tiene que ver con las prácticas que se hagan, si nosotros logramos llegar a algunas alcaldías, gobernaciones, consejos municipales y asambleas departamentales e incluso en las mismas Juntas de Acción Comunal, desde allí vamos a empezar a hacer trabajo práctico. En el momento en que podamos legislar lo vamos a hacer a favor de las grandes mayorías y entonces eso tiene que convertirse en obras concretas. Si nosotros estamos en un municipio y somos alcaldes pues la construcción de la escuela va a ser una obra concreta, de la cual la gente va a decir la transformación social sí es posible; si nosotros brindamos unos comedores para los niños, los útiles escolares, montamos las escuelas con computadores y con Internet... Pero fuera de eso traemos los agrónomos al campo y ayudamos a construir las vías; es decir, si comenzamos a ejecutar realmente el presupuesto que tiene la nación para el bienestar de las comunidades y lo hacemos en obras concretas que se vean, que no se pierda la plata con buen manejo.

Ese ejemplo ahí en la práctica es lo que va a hacer que nosotros nos potencialicemos como fuerza, y eso va a ser la semilla incipiente del socialismo, llámese como se llame, yo no me caso con los términos, puedes ponerle el nombre que quieras, pero sí es una reivindicación concreta para los pobres. Eso es lo que vamos a hacer nosotros.

ECICP: ¿Y cómo hacer esa posibilidad concreta en las ciudades?

F.N: También. Bogotá por ejemplo maneja 20 localidades y cada localidad tiene una junta administradora local, esas juntas manejan unos presupuestos muy grandes y además está la alcaldía mayor de Bogotá que maneja el segundo presupuesto más grande después del nacional. Entonces a través de la ejecución de esos recursos en el bienestar de la población bogotana, pues se aterrizará ese discurso del socialismo, porque cuando uno habla de socialismo lo ve como algo por allá lejos, abstracto, hay que aterrizarlo en cosas concretas desde el mismo poder.

ECICP: En cuanto a eso, ¿Qué temas se deben priorizar para tener garantías de vida digna?

F.N: Todos. El tema de la salud es un caos completo, la educación ni se diga y la vivienda. Es decir, todo lo que es el tema social está abandonado por el Estado colombiano por la misma concepción que tiene el Estado. Parte de los acuerdos es eso. El primer punto es la Reforma Rural Integral, que es entregarle a los campesinos la tierra, algo que debió haber hecho la burguesía colombiana hace un siglo, los europeos lo hicieron hace siglo y medio y en América Latina se hizo después de ese periodo de liberaciones, en Colombia ha sido completamente imposible.

El secreto está en dar a conocer los acuerdos, que la gente los interiorice, los sienta suyos como una conquista del pueblo colombiano para que sean ellos quienes los defiendan y exijan que se cumplan. Sino es así, ahí no hay nada; porque en la burguesía son unos magos para incumplir.

A nosotros nos toca hacer un trabajo con las comunidades desde las bases. El problema es que a nosotros -nos incluimos porque somos parte de la izquierda colombiana- se nos olvidó que hay que hablar con la gente, que hay que ponerse las botas y que hay que trabajar con ellos y entonces nos dedicamos al discurso y a la figura, es decir a tomarnos las fotos y quedar bien bonitos y figurar en todo lado y copar todas las organizaciones; pero el trabajo práctico no lo hace nadie.

Es muy complicado, por ejemplo, que uno hablando con gente de las organizaciones de todo tipo se dé cuenta que en las mismas bases de la organización hay desconocimiento de ellos mismos. No saben ni siquiera qué son las organizaciones a las que pertenecen, no saben cuándo se han fundado ni sus objetivos, ni siquiera los mismos líderes se dedican a socializar qué es la organización en la cual ellos militan. A nosotros, a la izquierda colombiana, nos toca empezar a hacer un trabajo de base, de hormiguita desde abajo, e ir limpiando el camino y dirigente que no sirva: chao, que no estorbe. Hay que potencializar todos esos dirigentes innatos que hay ahí, esos son los dirigentes reales del pueblo. No hay que buscar a nadie, ahí están los dirigentes ¡hombre! ¿Para qué nos inventamos el agua tibia? Simplemente hay que ayudarlos a formar, llevarlos a una escuela para formarlos y darles las herramientas políticas e ideológicas para que ellos salgan y puedan organizar las comunidades; así como darles cursos y talleres a esas comunidades para que ellos entiendan la necesidad de la lucha y la organización. Nosotros nos tiramos la gente cuando empezamos a aplicar el culto a la personalidad, si hay un compañero muy prepotente que demuestre su papel con trabajo y que organice un barrio, sino que salga porque nos van a hacer un daño enorme en el futuro.

Nuestros dirigentes tienen que cambiar la forma de hablar con la gente, no todos por su puesto. Eso no es culpa de los dirigentes, es una malformación, porque hay muchos dirigentes que tienen muchas ganas de trabajar, pero se enfrascan en una cosa muy verraca: todos los días en reunión y el trabajo práctico no lo hace nadie y casi siempre quedan mal en dos o tres reuniones. En las ciudades eso es muy complicado, hay mucho discurso y la gente se pone roja, morada, y citan a Marx y a Lenin y se han leído lo que quieran, pero su práctica no es concreta.

ECICP: En este nuevo momento ¿Tienen ustedes como prioridad el trabajo político en las ciudades?

F.N: Claro, toca intervenirlo inmediatamente. En la ciudad hay buen trabajo y mucha organización pero, por ser la ciudad el centro de discusión ideológico, hay mucha dispersión y todo el mundo quiere figurar y tener el cartel y tomarse la foto. Toca mirar cómo logramos unir todos esos sectores de la misma izquierda porque nosotros somos expertos en romper procesos. El nuevo movimiento político no puede caer en esa segmentación y la forma de lograrlo es por medio de las personas que van a hacer parte de éste. Somos los guerrilleros quienes vamos a hacer política, nosotros tenemos una cualidad y es que somos muy buenos para obedecer: uno le dice párese a las 3:00 de la mañana y él lo hace, un guerrillero bien formado que se hace matar por su partido y bien formado en la cuestión ideológica y política, nos va a dar muy buenos resultados. Obviamente sin desechar a la gente que ya existe, lo que hay que empezar a hacer es una escuela de cuadros y de formación. Hay muchos sectores, pero ninguno tiene una escuela de formación de cuadros y no se va dando ese relevo generacional que se debe hacer con las dinámicas propias y la interpretación de las nuevas realidades. La revolución nosotros tenemos que hacerla por dentro, cambiar muchas cosas, revolucionar muchas otras para llegar a transformar y revolucionar afuera. Nosotros ahora tenemos todo, el escenario es muy bueno, pero va a llegar un punto en el que no va a dar más y va a empezar su declive. Si no podemos navegar en la cresta de la ola, nos ahogamos.