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Los ingenios azucareros preparan despidos colectivos
 

Los ingenios azucareros del suroccidente de Colombia vienen preparando una masacre laboral en los departamentos del Cauca, Risaralda y Valle del Cauca.

Los empresarios de este sector tienen una larga historia de acciones criminales en este terreno. Sólo basta recordar el asesinato de Chalacan y Rodríguez, obreros del ingenio Riopaila, ocurrido el 14 de junio de 1959 durante una movilización en el puente del comercio de Cali, del obrero José Dolores Cardona y del niño estudiante Gustavo Hurtado durante la huelga del mismo ingenio que duró del 14 noviembre de 1975 a mayo de 1976; igualmente los despidos masivos que han ejecutado en cada uno de los complejos azucareros.

Los patronos azucareros iniciaron en 2005 la campaña para acabar con los obreros corteros, y la mejor manera de lograrlo fue engañándolos con el cuento de las cooperativas de trabajo asociado (CTA), diciéndoles que pasarían de ser obreros a dueños de sus empresas (la llamada propuesta del “país de propietarios”). Con esta imposición les acabaron de quitar la contratación directa, la que habían iniciado con la vinculación a través del sistema de contratistas.

En el 2008 escuchamos a los cuatro vientos al ministro de la Desprotección Social diciendo que el Gobierno aceptaba la entrada masiva de las máquinas de corte de caña; igual planteamiento escuchamos del presidente Uribe Vélez, quien afirmó que había que erradicar el corte manual ya que el país “no quiere nuevas generaciones de corteros de caña”. Lo que ni el uno ni el otro dijeron es ¿qué va a pasar con los miles de despidos que se avecinan? ¿De dónde sacaran dinero los corteros para sostener a sus familias? Y ¿qué pasara con el comercio de los municipios de la región azucarera cuando no haya obreros que vendan su fuerza de trabajo y adquieran con sus salarios los bienes y servicios? En el Valle del Cauca se escucha que en los próximos meses serán licenciados miles de trabajadores, lo que no se escucha es que pasará con sus vidas y las de sus familias.

Hace unos pocos días trajeron otras cuatro cortadoras de caña al Ingenio Providencia y cuatro al Mayagüez. El próximo paso de los ingenios podría ser empezar a cancelarle los contratos a las cooperativas y así liquidar a los trabajadores.

En los últimos días se han realizado reuniones entre los ingenios, las comisiones negociadoras de los acuerdos, los gerentes de las “cooperativas CTA” y el Ministerio de la Desprotección Social para analizar el estado actual de los “acuerdos”, firmando actas al final de las reuniones. Hemos encontrado con suma sorpresa que estas actas no están mencionando los acuerdos realizados en las reuniones y la realidad de los trabajadores (no se habla de máquinas cortadoras, ni de despidos, ni de reubicación de trabajadores, etc.), sino que han plasmado lo que le conviene a las empresas, siendo esto una nueva burla para los asistentes a la reunión y para los obreros. Estas mismas actas las vienen utilizando contra los trabajadores, pues las envían al Ministerio de Desprotección a Bogotá y a los medios de comunicación (radio, prensa y televisión) en todo el país para decirle al mundo que están cumpliendo con todo y además están aportando miles de millones de pesos para el bienestar de los trabajadores, en recreación, deportes, salud, vivienda y educación, desinformando de esta forma a la opinión pública. Por estos días, RCN, de propiedad de Carlos Ardilla Lülle, el dueño de los ingenios Incauca, Risaralda y Manuelita, está realizando una gigantesca campaña para hacer ver a los ingenios como los adalides de la democracia, del respeto y del bienestar de los trabajadores y del pueblo, cuando la realidad es totalmente diferente.

Con este escenario es urgente buscarle salidas rápidas a la problemática. Debemos obligar a las empresas a que le hablen claro al país, y al Estado a que responda por el bienestar de los trabajadores y por los compromisos que adquirió en las negociaciones y que fue un elemento que presionó de manera fuerte los acuerdos.

Hay que explicarle a la población y a sus organizaciones sociales todo lo que se avecina, hacer que la población participe en las decisiones y en las tareas que se requieren para salvar los puestos de trabajo y la estabilidad económica de la región. Sólo la organización, la movilización y la lucha de los obreros y los sectores populares nos podrán garantizar la permanencia de los empleos y el bienestar de nuestras familias y del pueblo en general.

Finalmente invitamos a los obreros azucareros a que continúen afiliándose a Sinaltrainal, a que nos continuemos organizando con el resto de los trabajadores del sistema agroalimentario y a que juntos defendamos la estabilidad en los puestos de trabajo, los pocos derechos conquistados y a que construyamos un país mejor para nuestros hijos.

Juntas directivas de las seccionales Pradera y Cerrito
Sindicato Nacional de Trabajadores del Sistema Agroalimentario (Sinaltrainal)