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Medellín y el alcalde que se quedó viviendo en el pasado
Adelaida Nikolayeva / Domingo 23 de julio de 2017
 

Hace más de un mes tuve la oportunidad de asistir a una reunión convocada por “La Iniciativa Ciudadana por la paz” en el Hotel Dann Carlton. Dicho espacio fue único y de una enorme carga política si tenemos en cuenta las figuras del poder político nacional que estuvieron alli. El ex-presidente Ernesto Samper, el gobernador de Antioquia Luis Pérez y el actual vicepresidente Oscar Naranjo. El espacio resultó ser muy polémico porque los funcionarios compartieron mesa con uno de los jefes negociadores de las FARC, Pastor Alape.

Esa reunión generó el conocido rechazo de los enemigos de la paz, unos pocos esta vez, que inesperadamente gritaron a los autos de los funcionarios de la ONU, la alharaca repetitiva y falta de argumentos con que acostumbran a descalificar todo lo que no tiene la bendición de su patrón.

Esa misma semana los medios visibilizaron el desplante hecho por el alcalde de Medellín, Federico Gutiérrez, que decidió no asistir al espacio, según él porque las FARC no habían entregado las armas [1]. Argumento absurdo si tenemos en cuenta que eran altos representantes y autoridades del Estado colombiano, como el Vicepresidente, los que asistieron al encuentro para hablar acerca de cómo iba la implementación en el Departamento. El alcalde de Medellín, quien durante su campaña a este cargo se mostró como un candidato independiente, ha dado muestras muy claras de ser un uribista a ultranza y además un enemigo de los acuerdos de paz.

Semanas más tarde salió a la luz pública el escándalo del Secretario de Seguridad del municipio de Medellín, Gustavo Villegas. Noticia que confirmaba los nexos de la “Oficina de Envigado” con la Alcaldía de Medellín, a lo que hay que agregar que ya diferentes periodistas e investigadores, como Verdad Abierta, habían indagado y señalado que la cercanía entre las mafias y Villegas venía de tiempo atrás [2]. Esta noticia confirma claramente que la postura “independiente” de Fico, como lo llaman sus seguidores, era una fachada simplemente para engañar, al fin de cuenta político, a los incautos.

A mediados de julio se convocó a toda la ciudad la versión número 27 del Festival Internacional de Poesía de Medellín. Esta vez los organizadores apostaron por el eslogan “Construyendo el país soñado”. En una apuesta clara por la apertura democrática del país invitaron a una delegación de artistas miembros de las FARC. Se dieron cita en Medellín los poetas Martín Cruz y Atanasio Girardot, la artista Inty Malewya, los cantantes Martín Batalla y Black Esteban y un Grupo de música llanera.

En una participación sin precedentes, esta delegación artística fue recibida con mucha expectativa y alegría por los asistentes a los espacios en donde se hicieron presentes. Frente al pesimismo que habla de la ciudad que más en contra de los acuerdos de paz está, las expresiones artísticas de los delegados de las Farc fueron ampliamente escuchadas y acogidas por el público.

Medellín indudablemente es una ciudad de contrastes, de un lado una parte de la ciudadanía sigue expresando sin descanso, su odio contra los acuerdos de paz, del otro, los ciudadanos que aún tenemos esperanza en la construcción colectiva y la reconciliación que debemos hacer en nuestra ciudad y nuestro país. Una construcción en la que debemos caber todos los colombianos sin distinción alguna. Como dice la artista Inty Maleywa en su libro “Desenterrando Memorias”, hagamos de nuestra historia un poema cantado con lápices de colores.