Corporación Acción Humanitaria por la Convivencia y la Paz del Nordeste Antioqueño
:: Antioquia, Colombia ::
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La paz será el legado que dejamos a nuestros niños y niñas
Carlos Morales / Viernes 15 de septiembre de 2017
 

Lejanías, el nombre lo indica, es un lugar muy lejano. Es una de las veredas más apartadas del casco urbano del municipio de Remedios, Antioquia. Un caserío bordeado por el río Manila donde sus habitantes se bañan. Aquí, en medio de la ausencia estatal manifiesta en la no inversión en escuelas, vías de acceso, centros de salud y vivienda digna entre otros, hubo alto riesgo de desplazamiento forzado por el operativo militar al que llamaron Operación Atenea, dirigida desde Puerto Berrío por la XIV Brigada del Ejército Nacional sobre diferentes veredas de la región del Nordeste Antioqueño y del valle del río Cimitarra. Dicho operativo, entre 2004 y 2009, dejó como saldo 18 campesinos asesinados extrajudicialmente.
 
Aquí, en este mismo caserío, ante la zozobra e incertidumbre del campesinado de la región, más de 400 compañeros y compañeras delegadas de diferentes veredas del Nordeste Antioqueño, hermanos, hijos y amigos, nos dimos cita un 4 de diciembre del 2004 para darle vida a Cahucopana.

Nuestra organización fue fundada por líderes y lideresas reconocidos en la región: Braulio Enrique o Rayito, como le decimos de cariño, Fanny García, Gerardo Acero, Óscar William Macías, el cantor de Lejanías, Orlando y Albeiro Guerra; con el fin de denunciar la crisis humanitaria y las violaciones a los derechos humanos y el Derecho Internacional Humanitario, reivindicar el derecho a vivir en paz y, ante todo, el derecho a la permanencia en el territorio, en el lugar donde crecimos los actuales líderes del proceso y donde han nacido nuestros hijos.

Hoy, después de 8 campamentos de refugio humanitario, 4 acciones humanitarias e incontables misiones de verificación en medio de la guerra, todas las anteriores figuras que Cahucopana adoptó y construyó en la práctica para resistir al desplazamiento forzado, los delegados y delegadas de diferentes veredas nos volvemos a dar cita en Lejanías el 18 y 19 de septiembre del presente año, esta vez para realizar el acto simbólico con que socializaremos el reconocimiento de nuestra organización como sujeto de reparación colectiva por parte la Unidad Nacional de Víctimas.

Este reconocimiento implica que el Estado sabe la responsabilidad que tuvo por la violencia que en nuestra región se dio con operativos militares y ejecuciones extrajudiciales y que se configuró en una forma sistemática de persecución contra los líderes de la Corporación. 

Nos preparamos con toda la seguridad de que éste es un paso por la reivindicación colectiva en la búsqueda de garantías de no repetición, para que cesen el señalamiento, la estigmatización y las persecuciones y por el respaldo y respeto a la labor de los defensores y defensoras de derechos humanos, siempre con la convicción clara de seguir velando por el bienestar, la defensa y la permanencia de nuestras comunidades mineras, campesinas e indígenas en el territorio.

La paz será el legado que dejamos a nuestros niños y niñas.