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Senador Jorge Robledo en Suiza:
“Lo que vivimos en Colombia es un parauribismo”
Alfonso Julio / Viernes 1ro de mayo de 2009
 

El senador opositor colombiano Jorge Robledo, miembro del Polo Democrático Alternativo, anunció en Suiza el inicio de una gira internacional que lo llevará a varios países para denunciar los efectos de los tratados de libre comercio (TLC) que pretenden firmar ciertos países europeos con Colombia. El periplo que lo ha llevado a Canadá, Suiza, y que recorrerá otras capitales europeas, pretende sensibilizar a la opinión pública sobre el contenido nefasto de estos tratados para el agro colombiano y en general para los trabajadores colombianos.

“No se trata solamente de pedirle solidaridad a los ciudadanos europeos, se trata es de luchar juntos contra la política internacional de bajar los salarios, que es una política mundial”, éste problema nos afecta a todos, sostuvo el senador colombiano. Para las multinacionales los salarios son costos, y el Estado que las acoge debe garantizarles una política estatal de bajos salarios.

Invitado por las organizaciones suizas Declaración de Berna, el grupo de trabajo Suiza-Colombia, y la Alliance Sud [que aglutina a varias asociaciones religiosas y laicas suizas], el senador colombiano expuso con detalle las implicaciones de los tratados que pretende firmar el gobierno colombiano.

“Ustedes los refugiados, y los emigrantes en general, son damnificados por estos tratados que desde hace 19 años viene firmando Colombia”, dijo Robledo dirigiéndose a los asistentes. Mientras los capitales tienen libertad de movimiento en este mundo globalizado, los pobres no tienen libertad de fronteras.

¿Por qué oponernos a los tratados?

Nuestra oposición a los tratados esta basada en un análisis teórico serio de sus efectos, los tratados internacionales de libre comercio pretenden hacerle ganar a los países desarrollados, lo que no han podido por intermedio de la Organización Mundial del Comercio (OMC). Estos tratados simplemente no nos dejan desarrollar. Con estos tratados de libre comercio con los países europeos, Uribe pretende salirle al paso a las críticas que desde los Estados Unidos se han hecho al TLC por las violaciones de los derechos humanos en Colombia. Si estos tratados se firman, Europa jugará el rol de continente o de países absolvedores del uribismo. Uribe dirá “si Suiza, [el país de los derechos humanos] me firma un tratado, ¿por qué no los EU?”.

El senador colombiano recordó que el TLC entre Colombia y los EU no está bloqueado por motivos económicos, ya que éste económicamente le conviene a los EU. “Está bloqueado por motivos políticos, por la muerte de sindicalistas, por la parapolítica, más de 80 congresistas ligados al uribismo han tenido y tienen lazos con los paramilitares. Uribe no pasa el examen en derechos humanos”, Colombia es un país peligrosísimo para ejercer el sindicalismo. El senador, ante el asombro de los suizos presentes relató la práctica de los falsos positivos, sobre los cuales recae la “seguridad democrática”. “La seguridad democrática no es nada democrática”, sostuvo el senador.

“Colombia se enrumba por la vía de la tiranía, con muchas instituciones controladas por el Ejecutivo: la Contraloría, la Procuraduría, entre otras”.

Efectos perversos de los tratados de libre comercio

Uribe nos machaca todo el día y todos los días que el objetivo de su gobierno es acrecentar “la confianza inversionista”. Ésta parece ser el bus que nos conducirá al desarrollo económico.

(Recordemos que Uribe llegó hoy en bus a la quebrada España para, según él, “ganar la confianza inversionista de los españoles”).

Lo primero es que el capital nacional se quiebra ante esta competencia. El mito de que el capital internacional nos salvará es una falacia, sostuvo el senador. Entre 1994 y 2008 entraron a Colombia cien mil millones de dólares, y en ese mismo periodo han salido del país aproximadamente 164 mil millones. Entonces, ¿dónde están las bondades del capital internacional? “Los capitalistas no son la Madre Teresa de Calcuta”. Ellos llegan si se les brindan las garantías para acrecentarse sus ganancias, y para ello se deben pagar bajos salarios, se le deben bajar los aranceles, los impuestos y las regalías. En últimas, debemos regalarles nuestras materias primas. Y lo peor es el costo ecológico que todo esto tiene para el país. Robledo citó varios ejemplos de contaminación en las explotaciones a cielo abierto de carbón, por ejemplo, que han contaminado, entre otros, el puerto de Santa Marta.

Algunas cláusulas de estos tratados le otorgan a los europeos privilegios en la propiedad intelectual, en las telecomunicaciones, en las patentes de medicamentos. La Unión Europea nos está exigiendo patentes a 25 años. El senador recordó que Colombia tiene una producción importante de genéricos que cuestan una quinta parte del precio de un medicamento patentado. Esta producción se pone en peligro, en beneficio de las farmacéuticas multinacionales.

Otras cláusulas a nivel financiero son más perversas: el tratamiento preferencial que reciben los inversores extranjeros pone en peligro nuestra soberanía económica. Con los tratados se perdieron los contratos de asociación, por ejemplo, de Ecopetrol y otras empresas; se derogaron impuestos a la repatriación de utilidades, lo cual no garantiza que se reinvierta en Colombia la ganancia generada en suelo colombiano. El Estado, que es un gran comprador, cede el lugar de oferentes preferentes que tenían los productores colombianos para otorgárselo a los extranjeros. El Estado le deja el mercado interno al capital transnacional. Se restringen algunas operaciones de los bancos nacionales y las transnacionales se quedan con el crédito de la banca colombiana.

Un ejemplo que el senador ilustró a los asistentes fue la situación de Ecopetrol. “Esta empresa de buena salud financiera, con una buena cartera, sin deudas, le otorgó la refinación de petróleo a la empresa suiza Glencore, mediante unos acuerdos donde el país perdió la refinería. Pero como a las multinacionales nadie las controla, la Glencore, ante la crisis económica, le dejo tirada la refinería al país incumpliendo el acuerdo”. Ahora Ecopetrol se hace cargo de la refinería, demostrando que si podía hacerlo, pues tenía capacidad técnica y financiera.

“En Colombia no tenemos quién defienda nuestros intereses, ni el Presidente, ni el ministro, cómo va a defender nuestros intereses un ministro que trabajó por más de 30 años con la Oxy. El ministro pertenece a estas bien tejidas redes de capitales. Contrasta con esto que el sindicato USO ha sido prácticamente acabado por las políticas del Estado. Para completar el cuadro, el estado colombiano le rebajo el 15% los impuestos a la multinacional Glencore, el peor contrato en la historia de Colombia.

Los capitales internacionales están tras nuestras empresas más competitivas, vendidas baratas, por debajo de sus precios reales. Estamos perdiendo nuestras materias primas en detrimento del país y en beneficio de las multinacionales.

Los trabajadores de la minería colombiana están trabajando hasta 12 horas diarias. Sus condiciones de trabajo son indignas y no tienen ninguna protección del Estado. Contratos inestables y condiciones precarias de salud ocupacional.

Esto es grave si tenemos en cuenta que nuestro modelo económico esta basado en el comercio exterior, sobre todo de la minería. Recordemos que nuestro parque industrial es enclenque para competir en las condiciones de estos tratados. Si perdemos nuestras fuentes de recursos con que pagamos la deuda externa, después sigue el campo”.

El primer efecto perverso de los tratados de libre comercio es el agro. ¿Cómo es posible que nosotros, con las tierras fértiles que tenemos, con las fuentes de agua y con la mano de obra campesina con que contamos, estemos importando más de ocho millones de toneladas de alimentos?

El senador citó los ejemplos de comercializaron de la leche cruda, la carne, la panela. Estos productos son sometidos a todas seria de presiones, todas ellas encaminadas a facilitar los monopolios de las empresas de lácteos. Recordemos que la leche cruda es cinco veces menos cara que la pasteurizada. Las medidas fitosanitarias exigidas a los pequeños productores de carne y de gallinas pretenden proteger proyectos monopólicos, ya que los pequeños productores jamás podrán cumplirlas.

“Con los subsidios que ofrecen los países desarrollados a su agricultura, nadie nos prohíbe que sembremos, pero ¿quién siembra con esa competencia? El que siembre trigo o cebada en Colombia, se quiebra, ya que no se puede competir con el trigo y la cebada subsidiada”.

“El TLC es una verdadera recolonización imperialista”. El senador le cuenta a los asistentes que durante la Colonia, España prohibió ciertos sectores de la economía para evitar la competencia con la metrópoli. Los tratados son exactamente lo mismo, sólo que no nos prohíben nada, pero frente a ellos no podemos competir y cumplir las reglas que nos imponen.

Después del G-20, leyendo su declaración, uno constata -relata el senador- que las medidas previstas para salir de las crisis son las mismas que la han provocado. La lógica parece ser que así no se salve el mundo, pero salvemos el libre comercio. Frente a la magnitud de la crisis, para el senador colombiano, la lucha por los mercados puede traducirse en guerras: “definir mercado a punta de bala”.

Los países europeos han protegido su industria en los últimos 200 años, y ahora nos piden a nosotros que no protejamos las nuestras.

Nuestra tarea

La movilización de la sociedad civil es importante, según el senador, para luchar contra la firma de estos tratados.

Nuestra lucha vale la pena, porque necesitamos construir una Colombia y un mundo mejor. El país que soñamos debe defender sus trabajadores, sus salarios. Se olvidan que con los salarios compramos lo que se produce.

El senador invita a todos los colombianos en el extranjero y a los europeos a luchar contra los tratados de libre comercio, pues a largo plazo, los trabajadores europeos vivirán las mismas consecuencias. El caso del desempleo en España es un buen ejemplo. El senador sostiene que sólo el año pasado subió el salario en los EU, después de diez años de congelación de salarios.

Preguntado sobre la labor de la mediación suiza en el conflicto colombiano, el senador la considera importante, pero expresa que el gobierno de Uribe quiere excluir todo tipo de mediación extranjera para aislar políticamente a la insurgencia. Él cree que las posibilidades de salir de ahí son remotas: “Uribe gira su agenda política en torno a la guerra, mientras que oculta otros problemas igual de graves que la guerra misma”.

Carlo Sommaruga

Carlo Sommaruga, parlamentario suizo por el Partido Socialista

El parlamentario nacional suizo Carlo Sommaruga, participante del evento, invocó la necesidad de que ante un tal tratado, Suiza debe exigir ante el gobierno colombiano condiciones ambientales y de derechos para los trabajadores comparables a las que se gozan en Suiza.

Para el parlamentario, Suiza no puede caer en la contradicción de que, por un lado, Calmy-Rey defiende los derechos humanos en diferentes instancias, mientras que la encargada de la economía suiza habla de firmar tratados de libre comercio con países violadores de derechos humanos.

El interés de Suiza en Colombia, prioridad del SECO [departamento de la economía suizo] se basa, según documentos en poder del parlamentario, en que Colombia es buen alumno de la teoría neoliberal, pues le garantiza a Suiza ciertas cláusulas atractivas para sus intereses.

El parlamentario suizo denunció que la diplomacia colombiana envía comunicaciones a todos los parlamentarios para hacer lobby por Colombia. Él mismo recibe invitaciones para recibir información de la embajada.

El parlamentario llamó a los sindicatos suizos a pronunciarse sobre este tratado, y a todas las asociaciones y ciudadanos en general a abrir la interlocución con los diferentes partidos suizos para informar sobre los efectos de estos tratados. “Los falsos positivos son insoportables”, manifestó el parlamentario suizo. El gobierno suizo está detrás de la protección intelectual, y considera un éxito este tratado con Colombia, por considerarlo positivo por las garantías que ofrece el gobierno colombiano. “Pero Suiza no puede participar en una firma de un tratado que va a fortalecer un gobierno que viola los derechos humanos, donde se mata a los sindicalistas”, sostuvo el parlamentario. La pelea hay que darla aquí, para presionar al gobierno colombiano, y esa pelea debemos hacerla todos, concluyó.