Andrés Carrasco, profesor de embriología de la Universidad de Buenos Aires, investigador del Conicet, denunciante de los efectos del glifosato. Foto: Página /12

Tras un informe del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet), en el cual se advierte que el herbicida glifosato produciría “malformaciones celulares”, la Asociación Argentina de Abogados Ambientalistas (AAdeAA) inició una acción de amparo ante la Corte Suprema de Justicia contra ese agroquímico clave para el cultivo de soya.

Andrés Carrasco, director del Laboratorio de Embriología Molecular del Conicet y la Facultad de Medicina de Buenos Aires, es el autor de la investigación.

En la misma advierte sobre el potencial tóxico para los humanos de los herbicidas con glifosato “el mismo puede provocar trastornos intestinales y cardíacos, malformaciones y alteraciones neuronales en las personas”, afirmó.

El trabajo fue realizado con experimentos en los que se utilizaron dosis hasta 1.500 veces inferiores a las usadas por productores de soya para fumigar sus plantaciones, que ya cubren 18 millones de hectáreas en la Argentina.

La AAdeAA denunció que el glifosato produce “gravísimas y generalizadas consecuencias en los ecosistemas y la población” y dijeron que algo similar ocurre con el endosulfam, otro herbicida que se mezcla para potenciar el uso de ambos agroquímicos.

Por tales motivos, los abogados pidieron que en el transcurso de la investigación “como medida cautelar innovadora, se ordene la suspensión de la comercialización, venta y aplicación del glifosato y del endosulfam en todo el territorio nacional para cualquier tipo de sembrado”.

Cuando la investigación se hizo pública y los abogados presentaron el recurso de amparo, se desataron una serie de campañas de desprestigio mediáticas contra Carrasco y una polémica con las multinacionales encargadas de utilizar el químico para fabricar herbicidas.

La Cámara de Sanidad Agropecuaria y Fertilizantes (Casafe) que agrupa a varias empresas del sector de insumos agropecuarios, labró en el organismo científico un acta con el escribano en la que consta que el centro de investigación no tiene conocimiento de la existencia de ese estudio.

El científico reconoció que el Conicet no suscribió su investigación, pero advirtió que no lo hizo porque él no se lo pidió y aclaró: el Consejo “no tiene responsabilidad sobre mis decisiones”.

Carrasco denuncia que los abogados de Casafe llegaron a su laboratorio a “exigir los informes”, “realizaron interrogatorios y tuvieron una actitud intimidatoria para con sus colaboradores” y agregó que “creen que pueden ensuciar fácilmente 30 años de carrera. Son hipócritas, cipayos de las corporaciones, pero tienen miedo. Saben que no pueden tapar el sol con la mano. Es cosa de locos pensar que no pasa nada. Hay pruebas científicas y, sobre todo, hay centenares de pueblos que son la prueba viva de la emergencia sanitaria”.

Hace tiempo que diferentes organizaciones ambientales y barriales denunciaron el uso de glifosato en el cultivo de soya ante la sospecha de contaminación ambiental y daños en la salud.

Por su parte, el Grupo de Reflexión Rural (GRR) presentó a principios de mayo el informe Paren de Fumigar, en el cual se esbozan los impactos causados por el uso de agrotóxicos en las principales provincias sojeras de la Argentina.

El trabajo se sustenta en los informes suministrados por los pobladores de algunas de las muchísimas localidades afectadas, entre ellas Córdoba y Santa Fe. El mismo se refiere al daño irreparable que producen los agrotóxicos, como ser, enfermedades de carácter terminal, muertes que ya ha ocasionado y una biodiversidad devastada sin vuelta atrás.

Escuchen la entrevista con Andrés Carrasco, profesor de embriología, investigador principal del Conicet realizada en el programa de radio Espejos Todavía.