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Gobierno quebró a paneleros de Güepsa
Hugo Serrano Gómez / Domingo 26 de julio de 2009
 

El tema de los paneleros lo he tratado varias veces en esta columna porque es muy importante para nuestra región y porque no queremos más miseria para nuestros coterráneos como consecuencia de la superproducción de la caña, los bajísimos precios de la panela y la indiferencia del Gobierno que los embarcó en la fabricación de etanol.

Ante el anuncio del Gobierno de producir alcohol carburante, los agricultores orientaron su producción desde hace más de cuatro años a la caña, porque el Gobierno les planteó la construcción de una planta en Güepsa con capacidad para 200 mil galones diarios, que sería la solución económica y social para la zona.

La planta que debía ya estar en plena producción, aún no existe y la empresa Alcohol S.A. se dedicó a sembrar caña en más de dos mil hectáreas de su propiedad, a comprar a menor precio la producción de los campesinos para fabricar más panela, constituyéndose en competencia desleal para los agricultores de Güepsa, Puente Nacional, Barbosa, Vélez y San Benito en Santander y Moniquirá, Toguí y San José de Pare en Boyacá.

En la zona, en donde en el 2005 se cultivaban 32 mil hectáreas de caña, suficientes para abastecer los trapiches campesinos, hoy existen más de 60 mil hectáreas, con una sobreoferta de casi el 100% y la empresa Alcohol S.A. sólo producirá escasos cinco mil litros diarios de etanol.

Lo más grave es que los parceleros están siendo engañados por la empresa Alcohol S.A., porque está reorientando las cosechas de caña para la fabricación de panela. En muchas parcelas acabaron con los cultivos alternos de pancoger y frutales, porque supuestamente se les habían garantizado mejores precios de sus cosechas para la producción de combustibles.

Sólo en la región de la hoya del río Suárez, hay 18 mil familias que viven de la producción de panela y que creyeron en las promesas del presidente Uribe cuando puso la primera piedra para la construcción de la planta en diciembre de 2004. Esto nunca se vio.

En los trapiches hace seis meses se hacía una molienda cada diez días. Hoy sólo se hace una por mes, lo cual ha generado la desaparición de unos cien mil jornales y miles de familias campesinas están destinadas a abandonar su oficio y perder sus fincas porque no disponen de dinero para pagar las deudas generadas por el aumento de la producción de caña y el mejoramiento de los trapiches.

En enero un kilo de panela costaba $1.400. Hoy apenas llega a la mitad. Nuestros campesinos, señor Presidente, requieren soluciones rápidas y de fondo para continuar haciendo patria como buenos colombianos. No los subestimemos ni los arruinemos más de lo que están. Esperamos que el Presidente y su ministro de Agricultura planteen una solución a la mayor brevedad.

Nota al margen: El Gobierno tiene que tomar en serio los problemas del sector agropecuario. Ahora peligran las exportaciones de carne y leche a Venezuela. No más referendo. Ojo al campo.