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Primer Congreso del Movimiento de los Sin Tierra “Nietos de Manuel Quintín Lame”
Mary Reina, Ruben Darío Reyes / Viernes 28 de mayo de 2010
 

El 30 de abril y el 1 y 2 de mayo de 2010 se congregaron cerca de mil indígenas de diferentes regiones del Cauca, incluso de otros territorios indígenas del país, además de campesinos, estudiantes y líderes de otros sectores sociales, para la realización del primer Congreso del Movimiento de los Sin Tierra Nietos de Manuel Quintín Lame en Santander de Quilichao (norte del Cauca), con el objetivo de generar un espacio de reflexión alrededor de temas sociales, políticos y económicos.

Pero, ¿cómo surge el Movimiento Sin Tierra Nietos de Manuel Quintín Lame? Aproximadamente un año después de iniciado el Proceso de Liberación de la Madre Tierra, el 6 de agosto de 2006 –vísperas de la posesión de Uribe II– aparece en Caloto (Cauca) un grupo de indígenas, jóvenes en su mayoría, provenientes de diferentes zonas del norte del Cauca, que reivindicando a Quintín Lame ocupan la hacienda Malabrigo –significativa para la burguesía caucana y valluna, ya que fue allí donde pernoctaron los paramilitares que cometieron la masacre de la hacienda El Nilo–. Los Nietos tomaban la iniciativa, y lo hacían sin el apoyo de las directivas del Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) y de la Asociación de Cabildos Indígenas del Norte del Cauca (ACIN).

Desde el comienzo plantearon un inconformismo con tales directivas. “Los Nietos” –como son conocidos hoy día– argumentan sus razones en la búsqueda de respuestas a: falta de tierras, exclusión económica, privatización de la salud y la educación, falta de representación por parte de los directivos frente a las bases, impunidad e injusticia. Denuncian también la concentración de la tierra en pocas manos y exigen una verdadera reforma agraria. Plantean que, si no se toman medidas de presión y acciones directas, el Gobierno nunca les entregará tierras a las comunidades.

Esto lleva a fuertes contradicciones con los dirigentes tradicionales, quienes siguen apostándole al diálogo y las acciones concertadas*, lo que ha sido entendido por una parte de la base del movimiento indígena –al parecer cada vez más creciente– como acomodamiento y entreguismo por parte de la dirigencia.

De esa primera acción al 2010 han trascurrido cuatro años, los mismos que han sido de aprendizaje y organización. No es casual, por tanto, que este Primer Congreso contara con una nutrida representación de diferentes sectores indígenas, campesinos, estudiantes, medios alternativos, entre otros (67 organizaciones en total), al igual que fundadores del CRIC (como Marcelino Troches) y otros líderes como Daniel Piñacué o la esporádica participación de la fórmula vicepresidencial del candidato de La Voz de la Consciencia, la señora Olga Lucía Taborda.

Las actividades

El día 1 de mayo, los asistentes participaron de una marcha en conmemoración del Día Internacional de los Trabajadores y de un sencillo pero sentido homenaje al Libertador Simón Bolívar, quien hiciera presencia en estas tierras hace dos siglos: una casa conservada de manera inadecuada y una placa recuerdan de su paso por Caloto. Luego vendría el debate en las diferentes comisiones de trabajo: situación política, crisis económica y social, papel de los movimientos sociales en la solución de la crisis, problemática de los recursos naturales y el medio ambiente.

Con el tercer día se daría lectura a las conclusiones, en las que, cabe señalar, se dio un fuerte debate, ya que el lenguaje usado en estos documentos parecía más apropiado para un contexto académico que para un congreso indígena, esto debido a que la dirección de las comisiones fue dado a los académicos y no a los líderes campesinos o indígenas. Este hecho llevó a que las conclusiones fueran primero llevadas a la base social y luego retornadas al público en general en un lenguaje mucho menos complejo. Se aplazó así el conocimiento definitivo de aquéllas, poniendo sobre la mesa la necesidad de realizar muy pronto lo que será el Segundo Congreso de “Los Nietos”.

Finalmente, podemos decir que, muy en contravía de quienes se atrevieron a señalar este congreso como una táctica divisionista del Estado [1], el certamen se realizó con la austeridad que caracteriza a este tipo de encuentros de la base social colombiana: cruzados por la austeridad. De igual manera, podemos decir que hizo falta más organización en el interior del evento, herramienta eficaz para afrontar la falta de recursos.

Inmenso interrogante

Manuel Quintín Lame fue un líder indígena de comienzos del siglo XX. Su legado se recoge en la plataforma de lucha del CRIC, eje central de la lucha indígena, que antes de 1991 trabajaba con sectores campesinos, afrodescendientes y trabajadores. A partir de 1991 –año de la masacre del Nilo–, la dirigencia del CRIC ha estado centrada exclusivamente en los sectores indígenas, lo que genera inconformidad en otros grupos de éstos, como “los Nietos”, que se definen como movimiento amplio donde participan campesinos, afrodescendientes, estudiantes y trabajadores.

El movimiento indígena tiene una serie de fragmentaciones que se han dado por diversas razones: búsqueda de un ambiente más amplio de participación, sin obediencia vertical y con jóvenes críticos, e inconformismo que gana espacios en sectores como las asociaciones Lorenzo Ramos, Avelino Ul, la Asociación para el Desarrollo Económico Indígena (Asdecoin), la Asociación Regional Indígena por la Soberanía Alimentaria (Arisa) y ahora “los Nietos”, inconformismos considerados por la dirigencia como estrategias para dividir el movimiento indígena.

Pero realmente la discusión va más allá, ya que, para un buen sector indígena, el CRIC y la ACIN no son sólo su dirigencia, con la cual hay radicales diferencias, ni sus prácticas son las de todo el movimiento indígena. Por tanto, la pregunta es: ¿Cuál es el paso por seguir, salirse y construir de manera paralela, o seguir haciendo parte para desde adentro transformar lo que ha llevado casi 40 años cimentar?

Acción conjunta

Al final del Congreso –que retoma la idea de Minga como reunión para el (re)conocimiento y la integración de las distintas organizaciones populares, tanto campesinos como de la ciudad- se proponen, entre otras cosas, tres muy relevantes, a saber:

1) Convocar a todas las organizaciones y sectores populares a construir o fortalecer espacios amplios de unidad de acción y articulación política que nos permitan superar el estado de inmovilidad y la falta de reacción frente a los problemas que generan las políticas de estado.

2) Hacer un llamado a la reflexión sobre las propuestas que hoy se vienen exponiendo por parte de los candidatos presidenciales, los cuales ignoran el clamor nacional de cambio del modelo económico, de una real participación popular en las decisiones del estado y de la necesidad de lograr un acuerdo humanitario y alcanzar la paz con justicia social.

3) Consolidar un movimiento nacional que sea capaz de lograr los cambios económicos, políticos y sociales que la sociedad reclama, para lo cual llamamos a participar en la marcha patriótica nacional convocada para los días 19, 20 y 21 de julio de 2010; a hacer parte del congreso alternativo de los pueblos y participar en el frente popular antiimperialista [2].

Bolívar en el norte del Cauca

“El 15 de agosto de 1805, Simón Bolívar juró en el monte Aventino, ante su profesor Simón Rodríguez, que no daría descanso a su brazo, hasta no ver su patria libre de la opresión.

Bolívar es, sin duda, la personalidad más destacada la lucha libertadora, en su pensamiento y en sus acciones; basta recordar la riqueza del Manifiesto de Cartagena, de la Carta de Jamaica, del Discurso ante el Congreso de Angostura, obras en las cuales expone sus ideas de lo que sueña para América y de cómo debería ser un buen gobierno.

Recorrió triunfante con su ejército patriota vastos territorios de nuestros países; estuvo también en Santander de Quilichao trayendo los conceptos de libertad y de patria. En Japio, hoy Caloto, recibió donaciones en 1822 como apoyo a su gesta libertadora; pero esta hacienda tiene historia de esclavitud; como dicen los escritores, toda la cal que se use para pintar sus paredes nunca podrá ocultar la sangre derramada por los esclavos; en los años recientes, también ha sido testigo de la vigencia de la lucha ancestral de los indígenas por la libertad de la Madre Tierra, por sus derechos naturales y por la dignidad.

Bolívar fue traicionado y perseguido; el carácter democrático-popular que quiso darle a sus luchas sucumbió ante el mercantilismo, el TLC de la época, que abría las puertas al imperio británico para que explotara el trabajo de las personas y los recursos de la nación; el proyecto bolivariano fue desmontado y combatido hasta tal punto que a 1850, sus compañeros de combate habían casi desaparecido de la escena política. La república oligárquica se fue afianzando sobre la usurpación. Tenemos que rescatar para nuestro pueblo el conocimiento de la historia real.

Que este congreso que se reúne ahora, sea la confirmación de la legítima, histórica y necesaria lucha de los indígenas y sirva de juramento, como en el monte Aventino, por la emancipación económica, política, social, cultural y personal de la población.Compañeros, Bolívar cabalga de nuevo con su ejército de criollos, pobres, campesinos, libertos, oprimidos; continuemos sus luchas”.

[1“Estrategias para dividir el movimiento indígena”.
En: Http://www.nasaacin.org/noticias.shtml?x=11398. Consultado: mayo 8 de 2010, h: 10:30 a.m.