Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra
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Río Cimitarra
Adriana Llano Restrepo / Miércoles 9 de febrero de 2011
 

“Todos los que se dedicaban a pensar están en el cementerio o vendiendo mandarinas en la ciudad”, me dice él, a quien he vuelto a ver después de tantos años en este semáforo de Emaús, el mismo día en que el Gobierno de Santos anuncia en Montes de María que “la estrategia de desarrollo rural integral llegará a diferentes territorios del país (…) y reactivará las seis zonas de reserva campesina existentes, incluida la del Valle del Río Cimitarra”.

“Usted sabe que nos hemos adecuado a vivir en una zona de conflicto y aunque el hábito de uno es no ser enemigo ni amigo ni de unos ni de otros, continúa la persecución a los dirigentes de la Asociación (Campesina del Valle del Río Cimitarra, ACVC); mire que amedrentaron al dirigente Miguel Cifuentes en plena zona céntrica del puerto (Barrancabermeja); yo hablé con el Coronel, es lo que nos puso el Estado para conversar, porque el temor no es mío, es de muchos”, me cuenta este hombre a quien conocí en un viaje oficial en febrero de 2003, cuando yo me ganaba el pan como Secretaria Privada de la Primera Dama.

“Los que hablamos de vida, vivimos asustados; nos ven como sapos, por la ayuda internacional que recibimos”, expresa este miembro de la ACVC, a la que pertenecen otros 25 mil campesinos a través de 120 Juntas de Acción Comunal de las zonas rurales de los municipios de Yondó, Cantagallo, San Pablo, Remedios y del corregimiento Ciénaga del Opón del puerto petrolero.

Le cuento que se ve con muy buenos ojos la política agraria de Santos, que parece una auténtica reforma agraria basada en el bien común, y mientras saboreo casquitos de mandarina, él asegura que el 70% de las tierras no tienen título, que se necesita la permanencia en la tierra, el desarrollo rural con justicia social e invertirle a la paz.

Y a mi pesar pienso en José Obdulio Gaviria, que se arrogó la vocería oficial de Uribe, siendo desde 2002 una creación mediática de quienes asignados a cubrir Presidencia, estaban constreñidos a las cuatro paredes de la salita Diana Turbay, y vieron en ese funcionario ávido de pantalla, la manera expedita de conocer lo que ocurría pisos arriba.

Dejemos a José Obdulio Gaviria hablando solo en su trinchera semanal dedicada a decir pavadas, como la última en la que sindica a la Asociación de Campesinos del Valle del Río Cimitarra, hombres y mujeres que desde el silencio construyen región, de ser de las Farc.