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Boletín Portavoz de ILSA: Entrevista con César Jerez, miembro de la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra, ACVC
“Un modelo agrario está vinculado a la inversión social en el campo”
Rosmarie Schoop / Lunes 25 de abril de 2011
 

¿Cuál es la mirada campesina al derecho a la tierra?

Hablaré desde la Asociación Campesina del Valle del Río Cimitarra, ACVC. La Asociación trabaja tres líneas: la lucha por la tierra, los derechos humanos y el desarrollo rural. Reivindicamos el derecho a la restitución y el derecho a la tierra por ser campesinos. Hoy en día ser campesino es un anti-valor. Nuestro trabajo consiste, entre otros, en decir que el ser colombiano tiene mucho que ver con el ser campesino. El modelo económico colombiano ha estado convirtiendo a Colombia de un país campesino a un país des-campesinado.

¿Qué es una reserva campesina?

La reserva campesina es una figura de la Ley 160 de 1994 de la reforma agriara de Colombia. A raíz de unas movilizaciones muy fuertes que hubo a mediados de 1996 de campesinos cocaleros se empezó a proponer esa figura como un elemento de negociación con el gobierno. Fundamentalmente, la historia de las zonas de reserva campesina es una reivindicación por el derecho a la tierra. La zona de reserva campesina busca mediante un plan de desarrollo sostenible atraer la inversión pública y social, busca la presencia institucional en las zonas que han sido históricamente marginadas.

¿Cuántas reservas campesinas hay en Colombia y cuál es su historia?

Actualmente existen seis zonas de reserva campesina jurídicamente constituidas: la del Valle del Río Cimitarra, Antioquia; Calamar, Guaviare; Pato-Guayabero, Huila; Cabrera, Cundinamarca; Arenal y Morales, Bolívar y Puerto Asís, Putumayo. Durante el gobierno de Uribe prácticamente se echó al olvido las zonas de reserva. Muchos dirigentes fueron encarcelados, otros asesinados y otros desplazados. Bajo el gobierno de Santos hay un plan de re-activación de las zonas que busca recuperar la organización campesina, fortalecerla e iniciar un proceso de actualización de los planes de desarrollo sostenible.

¿La creación de una zona de reserva campesina es un elemento de reparación?

No. El gobierno ha promovido la constitución de una reserva campesina en Montes de María, Sucre, con el objetivo que se convierte en una figura de reparación y restitución de tierras. Pero ese es un escenario hipotético. En Montes de María hay mucha gente desplazada, por eso se busca generar condiciones para que retornen, recuperen sus tierras con un marco jurídico y constitucional que los proteja. El gobierno dice que la protección está garantizada, pero realmente no es así.

¿De dónde la ACVC recibe apoyo financiero?

Tenemos apoyo financiero y político internacional. A nivel financiero hemos invertido dinero de la Unión Europea a través de una estrategia que llamamos laboratorios de paz. También hemos implementado proyectos de agencias de cooperación extranjeras. Es una experiencia buena que las zonas de reservas están llamando el interés de la comunidad internacional.

¿Habrá paz en Colombia solucionando el problema de tierra?

Indudablemente, la génesis del conflicto está alrededor de la tierra. En la medida como se solucione eso, se hallarán caminos hacia la paz. Aquí hay una presión histórica constante sobre la tierra. Siempre se ha expulsado a campesinos fuera de las zonas agrícolas.

Los integrantes de la ACVC han viajado a diferentes países europeos. ¿Qué hacen allí?

Hablamos sobre todos los temas colombianos: la tierra, la construcción de paz, el desarrollo, los derechos humanos en relación con los campesinos. La ACVC es un proyecto de construcción de poder popular desde la tierra y el campesinado. Fuimos por ejemplo a Sicilia al primero foro mundial de cultivadores de plantas declaradas ilícitas: la coca, marihuana, amapola. Nos invitaron porque tenemos una propuesta política frente al tema de las drogas: la legalización, salud pública y atención del Estado. En el Parlamento Europeo en Bruselas explicamos porque nos persiguen como organización social, de qué se nos acusa, por qué el Estado es responsable. Al contrario de muchas ONG’s, vamos a Europa en primera línea por asuntos políticos, lo financiero es importante, pero secundario.

¿Cuál es el papel del Estado colombiano en la problemática de la tierra - campesinos?

El Estado tiene que hacer viable la economía campesina. Para que sea rentable vender papa, plátano, yuca, frijol. Si no hay una economía rentable del campo, de la economía campesina, de los pequeños productores, la única opción es lo ilícito. Los campesinos no son narcotraficantes. El conflicto armado saca el campesino de su territorio y lo expulsa a zonas donde prácticamente se deja cultivar sólo la coca.

¿Cuál es el reto de las organizaciones campesinas?

En Colombia no hay organizaciones que representen sectores de la sociedad civil. Hay países donde hay movimientos grandes, por ejemplo el Movimiento de trabajadores sin tierras, MST, en el Brasil. El MST representa a los campesinos brasileros. Aquí no se puede hacer eso. Porque somos un país muy regionalizado, porque somos muy polarizados políticamente. Eso es un problema porque impide un nivel de lucha y de reivindicación fuerte.

¿A cuáles campesinos representa la ACVC?

La ACVC representa a aproximadamente 25.000 campesinos del Magdalena Medio. Nuestro proyecto busca brindar mejores condiciones de vida desde la exigibilidad de los derechos económicos, sociales y sobre todo en un proyecto que dice “Aquí los campesinos tienen el derecho a participar políticamente”. En Colombia, se quiere meter el mundo rural en un solo saco porque así se torna fácil atacarlo. Nosotros luchamos contra esa estigmatización.

¿Qué opina sobre los modelos agrarios en Europa?

Los modelos agrarios europeos son muy industrializados. Son modelos de soberanía alimentaria, de economía agraria capitalista y las economías campesinas europeas son subsidiadas por los gobiernos. En sus países funciona ese modelo; lo complicado es cuando lo quieren imponer a todo el mundo a través de tratados comerciales. En el caso de la Unión Europea y de los Estados Unidos, los gobiernos imponen condiciones de intercambio: usted produce sólo aceite y agrocombustibles y el resto lo proveemos nosotros. Eso genera un modelo de dependencia brutal.

¿Qué opina de los modelos agrarios en otros países latinoamericanos?

México, por ejemplo, es un país importador de alimentos. La cosmovisión mexicana indígena es entorno al maíz: ahora los mexicanos importan maíz transgénico de los gringos. El maíz mexicano no puede competir con ese maíz porque viene subsidiado. Eso ha quebrado la economía mexicana. México ahora es un país de carteles como Colombia donde hay un Estado permeado como el colombiano, una configuración de un Estado mafioso. La economía de los países del Cono Sur, por otro lado, está muy globalizada. Los países son dependientes en gran parte como Colombia que ya importa ocho millones de toneladas de comida.

¿Existe un modelo agrario ejemplar?

Difícil decir, porque en el capitalismo desarrollado prima el agro-negocio subsidiado. Y en los países del sur se está viviendo la imposición del modelo de intercambio con los países del norte. A pesar de todos los problemas del bloqueo, Cuba pudiera ser un referente porque es el primer país agro-ecológico del mundo. Por el bloqueo no importa ni pesticidas ni fertilizantes químicos. Eso indica que sí es practicable un modelo diferente al agroindustrial.

¿Qué es el agro-negocio?

El agro-negocio es totalmente eco-destructor. Se siembra por ejemplo caña de azúcar, palma aceitera o soya en grandes cantidades para cumplir con las cuotas de producción para la exportación. Se practica por ejemplo en el Brasil y diría que se está empezando a exportar ese modelo a Colombia. Pero a diferencia de Colombia, en Brasil existe también la pequeña economía campesina. El modelo a seguir quizás no lo tiene ningún país: pero lo tiene un movimiento de campesinos como el MST. Ese movimiento posee un modelo de economía campesina a pequeña e incluso a mediana escala, totalmente basada en agro-ecología y en el mercado local.

¿Cuál sería un modelo agrario viable para los campesinos colombianos?

Sería un modelo agrícola vinculado a un modelo económico que priviliega el consumo interno. Si los alimentos generan renta en el circuito local, regional y nacional, el modelo funciona. Un modelo agrario viable está vinculado a la inversión social en el campo: a la educación, salud, las vías, la infraestructura. Si hay inversión en el campo, se vuelve todo viable. También hace falta que la economía campesina y su dimensión cultural se relacione con el resto de la sociedad. Eso es una reivindicación muy importante porque en Colombia siempre se ha asociado al campesino con el violento. Un modelo de economía campesina hace que el campesino pueda ser un pequeño productor de madera, que tenga ganadería a pequeña escala, que practique agricultura agro-ecológica. Eso suena muy sencillo, pero muchos están en contra.

¿Y el problema del narcotráfico?

A finales de los años 70, a principios de los años 80 fue la apertura neoliberal y se hicieron reformas. Eso hacía que la economía campesina en Colombia fuera menos viable. Las reformas hacían muy dura la posibilidad de vivir de la economía campesina. La única alternativa de la gente que se desplazó hacia la Amazonía, era plantar coca. Ese hecho estaba influenciado por factores externos: la “política de cero coca” en Bolivia y en el Perú impulsada por EE.UU que implicaba represión y disminución de los cultivos en esos países. Por otro lado, la demanda de cocaína en EE.UU y en Europa crecía.

¿Cómo fue posible que el narcotráfico en Colombia se convirtiera en tan buen negocio?

Colombia ha tenido una cultura de contrabando. Nuestro país tenía una práctica de traer de manera ilegal whiskey, cigarrillos, ropa, electrodomésticos. En los años 70 vino el boom de la marihuana. En los años 80, empezó el boom de la cocaína. La red ya estaba armada: era la misma del contrabando inicial.

¿Cómo califica la movilización de los campesinos colombianos?

Hay un periodo de auge principalmente en el sector indígena y en algunas regiones como el Magdalena Medio, en el Catatumbo. En Montes de María pudiera gestarse algo significativo. La marcha patriótica que se hizo en Bogotá el 20 de julio de 2010 para el Bicentenario es un índice del auge del movimiento.