Asociación Campesina del Catatumbo
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Misión Milagro es misión humanitaria
Carlos A. Rojas / Sábado 16 de junio de 2007
 

La Asociación Campesina del Catatumbo (Ascamcat), desarrolló del 8 al 15 de junio de 2007, en la región del Catatumbo, la primera jornada oftalmológica llamada Misión Milagro, mediante un convenio celebrado con la embajada de la hermana República Bolivariana de Venezuela.

La Misión Milagro es un programa de salud visual iniciado en el año 2004 por la República Bolivariana de Venezuela y la República de Cuba, cuya misión es incluir a un conjunto de personas que históricamente han sido apartadas de la vida social por padecer de un problema visual (pterigion y catarata) que se puede solucionar de una forma rápida y efectiva, devolviéndoles la visión, en este caso a campesinos e indígenas, reactivándolos a los procesos y dinámicas de resistencia que adelantan frente al abandono estatal.

El gesto de solidaridad bolivariano podrá solucionar las patologías de pterigion y catarata a campesinos e indígenas que inicialmente fueron diagnosticados en el Catatumbo y posteriormente serán trasladados a Venezuela para recibir atención medica adecuada interviniéndolos quirúrgicamente, priorizando a aquellos que presenten más avanzado el problema visual, de manera gratuita, brindando la posibilidad de mejorar su calidad de vida.

Esta actividad contó con la presencia de campesinos de las veredas: Las Abejas, Honduras, Costa Rica, La Ruidosa, La Libertad, La Unión, La Cotiza, El Martillo, El Suspiro, Isla del Cedro, Vista Hermosa, La Campana, Los Guaduales, La Pedregosa, Los Cedros, Marquetalia, La Madera, San José de las Pitas, Mata de Lucaica, Puente Real, La Cecilia entre otras, y de las comunidades motilón barí de Beokira, Karikachaboquira y Estota.

Además participaron cuatro estudiantes de último semestre de Medicina, un estudiante de Biología, uno de Ingeniería Civil y una Ingeniera Química de la Universidad Industrial de Santander. También colaboraron en la organización de esta noble iniciativa delegados de la Federación de Estudiantes Universitarios y del Centro Estudiantil de la Facultad de Ciencias de la misma universidad.

La Misión Milagro se desarrolló en tres puntos del Catatumbo.

El recorrido

Partimos del municipio de Convención llevándonos en nuestras mentes y corazones los rostros y gestos humanos de los habitantes de este bello pueblo.

Con el monstruo de los trópicos que alumbraba nuestro camino, pudimos observar y admirar los paisajes exuberantes que brotaban de la hermosa región del Catatumbo a nuestro paso.

Cerca del cerro Las Tetas nos encontramos con un retén del Batallón Plan Especial Energético y Vial Nº 10, adscrito a la 30a. Brigada, donde se nos registró en un “libro negro”. Pasado este incidente continuamos nuestra campaña hacia el horizonte.

El sábado 9, luego de este viaje por las majestuosas montañas del nororiente colombiano, nos instalamos en el puesto de salud del corregimiento La Trinidad, municipio de Convención, donde se realizó la primera jornada oftalmológica en la que se atendieron 396 personas, de las cuales 219 se diagnosticó presentan problema visual de pterigion y de catarata.

Terminada la jornada, la Asociación Campesina convocó a toda la comunidad a una integración en un salón del corregimiento, donde al calor de unas carrangas de Beto (miembro del grupo musical DuoDeno) y las trovas de don Chelo (junta directiva Ascamcat) pudimos compartir nuestras experiencias con los campesinos y a la vez aprender de las suyas.

Al día siguiente, atravesando caños y quebradas nos dirigimos hacia el segundo punto de nuestro recorrido. El sol caía cuando arribamos al municipio de El Tarra, allí el 11 de junio en el polideportivo saludamos a 570 personas que con ánimo y alegría esperaban ser atendidas.

Con la colaboración de la Asociación Juvenil del Catatumbo, dimos inicio a esta actividad que concluyó con un total de 384 campesinos diagnosticados con problemas visuales.

Después de navegar durante dos horas por al bravo río Catatumbo que ha sido testigo de la cruenta y brutal guerra generada por el estado colombiano junto con los paramilitares, arrimamos a la entrada de un camino que escondía diversos secretos. Caminamos mezclando nuestros pasos con el sudor rebelde impregnado en la tierra derramado por aquellos luchadores que con su piel moteada por el sol trabajan día a día para llevar la panela a casa. Súbitamente apareció ante nuestros ojos el místico y combativo mundo de los motilón barí.

Era miércoles 13 cuando al puesto de salud de La Misión, Karikachaboquira, municipio de Tibú, acudieron 212 personas, diagnosticándose 110 indígenas y campesinos con problemas visuales.

Al atardecer nos congregamos bajo la luna y las estrellas con los bari en un espacio lúdico amenizado por el canto mágico de un indígena y el son de un par de guitarras que al unísono gritaban con valentía repudiando y condenando el recrudecimiento del conflicto que ha padecido el pueblo catatumbero en su territorio.

De regreso a casa atendimos a unos campesinos en la vereda La Angalia terminando con un total de 1.199 personas registradas de las cuales 725 padecen de pterigion y catarata.

Aunque no contamos con acompañamiento internacional, ni de instituciones gubernamentales, esta misión oftalmológica se desarrolló con éxito y sin ningún inconveniente.

A pesar que la Misión Milagro ha mostrado resultados positivos en nuestro país y demás países de Latinoamérica, este tipo de iniciativas solidarias de nuestras hermanas repúblicas no son suficientes para suplir las necesidades básicas de salud que tienen los habitantes de nuestras zonas rurales, y que es deber del estado colombiano cubrir y satisfacer.

En primer instancia si queremos construir una nueva Colombia donde se pueda vivir dignamente, debemos emancipar nuestra mente y no continuar siendo indiferentes a esta realidad asfixiante que nos lleva al abismo por medio de las acciones devastadoras de los retrógrados gobernantes de turno.

Este problema, que no es sólo en el sector salud y que ha estado siempre presente, obedece a políticas ajenas a nuestro país, como las que imponen el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, en la dinámica del sistema capitalista actual, al que no le interesa un verdadero bienestar social y por el contrario impone leyes antidemocráticas (como la Ley 30 de desarrollo rural), haciendo cada vez más lejana la posibilidad de una verdadera reforma agraria, la cual debe tener en cuenta la cosmovisión de territorio de los campesinos, indígenas y demás habitantes de estas hermosas y ricas tierras colombianas.

Los colombianos cada vez más ignoramos los problemas sociales nacionales por la amnesia inducida fruto de la alineación de los medios de comunicación al servicio de los intereses de los ambiciosos que vuelven añicos la dignidad del pueblo con el fin de obtener lucro y por mantenerse en el poder perpetúan la violencia dejando ver dos caras de una misma moneda: un lado deja ver a los señores dueños de las industrias disfrutando junto con su familia y amigos las ganancias producidas por la explotación de nuestros recursos naturales; el otro, nos muestra a los campesinos convertidos en víctimas de la opresión y miseria que cada día les genera diversas enfermedades.

Este panorama, que se vive en toda la nación, se siente con gran ferocidad en el Catatumbo y para cambiarlo es necesario que defensores de derechos humanos, sindicalistas, organizaciones sociales, colectivos, estudiantes y pueblo en general cabalguemos por la senda de la unidad que nos legó Bolívar como principio fundamental en la construcción de un gobierno incluyente y democrático.

“La Misión Milagro es misión humanitaria”, afirmó un campesino del Catatumbo ante la alegría de soñar con el día de la operación que hará mejorar sus condiciones de vida humanamente digna. La Asociación Campesina del Catatumbo continuará adelantando esta iniciativa que enarbola las banderas solidarias que ofrecen las hermanas repúblicas y la cual atiende a personas que padecen problemas del área visual, aportando significativamente en la recuperación de la dignidad y de un derecho fundamental, en este caso la salud, creando caminos de solución al problema social por el cual atraviesa la región del Catatumbo, y en ese tipo de iniciativas estaremos siempre los estudiantes, hombro a hombro, junto al campesinado.